Prisionera del amor

Capitulo 38

—¿Usted sostuvo una relación con la acusada?—Preguntó el abogado con un poco de burla.

—Así es.—Dijo muy serio.

—¿Desde cuándo?—Se mantuvo de pie mirándolo.

—Llevamos cerca de tres años de relación.—Respondió muy seguro de sí mismo.

Esperanza se molestó mucho con aquel espectáculo que la culpaba. Tanto fue su enojo que por primera vez en el juicio se atrevió a interrumpir gritando.

—¡Eres un mentiroso!—Todos la miraron en cuanto dijo eso.—¡Yo no te conozco, nunca fuimos novios ni tenemos una relación!

El juez intervino para tranquilizarla. Le advirtió que no podía intervenir así pues sería castigada por aquello.

Esperanza no se detuvo y continuó con los reclamos hasta que su abogado intervino para calmarla.

Literalmente tuvo que poner su mano en su boca para que ella ya no dijera nada. Estaba descontrolada, tanto que impresionó a su propio abogado.

—Por ese tipo de reacciones es que terminamos.—Se atrevió a improvisar el actor al ver su reacción.—No ha cambiado nada.

Esperanza intentó contradecir aquello pero su abogado le dijo que no era bueno hacerlo. Todo lo que ella dijera sería usada en su contra.

Ella entendió lo que se le comunicó y con todo el coraje del mundo, se detuvo para permitir que el juicio siguiera.

Ulises se impactó de aquello, nunca había visto a Esperanza tomar esa actitud. Eso solo le podía indicar que había algo de verdad en su versión.

—Vamos a continuar por favor.—Dijo el abogado de los Benz, retomando el interrogatorio.—Usted sabía del robo, ¿Cierto?, ¿fué su cómplice?

—De cierto modo lo fuí.—Respondió agachando la cabeza.

—A qué se refiere?, Sea más claro por favor.

—Yo estaba en una relación con ella y un día me contó qué había entrado a trabajar a una casa de ricos, sí esas fueron sus palabras de aquel día.—Lo redactó con tanga fluidez que parecía uno de sus diálogos en el teatro.—Yo no le dije nada, aunque se me hizo muy sospechoso su manera en la que empezó a comportarse. Cada vez nos veíamos menos y le prestaba menos atención a su rutina del día a día.—Hizo pausa intentando hacer como que recordaba.—Un día llegó con las joyas confesando que se las había robado y que se sentía mal por ello. Pero no sintió remordimiento pues argumentó que necesitaban el dinero. Yo no supe cómo reaccionar. La quería demasiado y aunque sabía que ella estaba haciendo mal, no la denuncié a las autoridades correspondientes. Después llegó nuevamente con más joyas y en esa ocasión sí hablé con ella, le pedí que por favor las devolviera antes de que se metiera en problemas, pero ella se mantuvo firme e incluso me pidió que le ayudara a venderlas, pues era muy difícil obtener dinero por su cuenta. Yo me quedé sorprendido por esa actitud jamás me imaginé que ella fuera así, sí me negaba ella me amenazaba y simplemente deja de hablarme, ante eso yo tenía que hacer algo pues no iba a permitir que echara a perder su vida así. —La voz era tan fluida y la cargó con sentimientos como si tuviera tristeza mientras redactaba.—intenté de todo pero a ella seguía con esa intención de robar coma opté por ir a la casa donde trabajaba investigar un poco quiénes eran los dueños afectados por sus acciones ahí fue que descubrí que estaba engañando al joven Benz como seguramente lo hacía conmigo y con muchos más. calle totalmente desilusionado por lo que ella había hecho easy lo que tenía que hacer.—Miró a la señora Benz quien le observaba fijamente.—Un día pedí hablar con la señora de la casa y le llevé las joyas, le confesé todo lo que Esperanza me había dicho y él como las había tomado. Ella dijo que esas acciones me pudieron haber hecho su cómplice, y si, de alguna manera lo fuí, pero quería solucionar la situación. Fue que ellos que ella decidió poner más atención en su próxima visita y bueno la descubrieron robando.

–Esa historia es muy conmovedora. –Dijo el abogado metiéndose en el papel. –No se preocupe que usted no cometió ningún delito. No hay cargos en su contra.

Esperanza no dejaba de apretar los puños. Se contuvo bastante para no explotar de nueva forma y eso le agradeció su defensa.

–¿Sabía usted del nacimiento del bebé? –Cambió de tema el abogado para continuar el interrogatorio. –¿Usted cree ser el padre?

–Yo sustuve relaciones con ella poco antes de que la apresaran. –Dijo con voz engreída. –Asi que es posible.

–¿Desconocia qué ella estaba embarazada?

–¡Por supuesto! –Exclamó moviendo las manos. –Recién me acabo de enterar como los aquí presentes.

El abogado indicó que había terminado con aquel interrogatorio. Lo hizo de una manera inusual, como si solo hubiera deseado que su testigo dijera aquellas palabras.

Tocó el turno para el abogado de Esperanza quien ya estaba ansioso por comenzar las preguntas.

–Usted asegura ser ex novio de mi cliente.–Lo miró fijamente para intimidarlo. –¿Tiene alguna prueba de lo que dice?

–¿Cómo puedo tener una prueba de algo así? –Preguntó indignado por aquello.

–Puede tener una foto con ella, conversaciones por teléfono, algo sencillo.

Ahora el defensor era quien comenzaba de una manera inusual aquel juicio. Nadie se esperaba que fuera tan insistente con el tema de las pruebas.

Lo más sencillo para los Benz era qu el juez le diera la victoria y después ellos implantarian la evidencia para los expedientes como la última vez. Pero esto no era posible gracias a todas y cada una de las defensas bien pensadas del abogado.

–Debo tener algo, no venía preparado. –Dijo el testigo intentando mantener la calma. –Pero se que algo debió quedar.

–No se preocupe, estoy seguro de que no tiene más que los montajes.–Le dijo con gracia.

–¿Por qué nunca vino a ver a su novia? –Le preguntó mirándolo nuevamente a los ojos. –Si la quería tanto, por lo menos debió visitarla, ¿No?

–Protesto señor juez. –interrumpió de nueva cuenta el abogado de los Benz. –Está hostigando sin sentido.

El juez le diô la razón nuevamente y pidió que se controlara en las preguntas, pero esta vez, no le hizo caso decidiendo continuar con su estilo.



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En el texto hay: #drama, #tragedia, #romace

Editado: 15.04.2025

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