Casi podría jurar que sus aviones se habían venido abajo, en particular, no quería mirar a su hijo pues un reproche suyo la destrozaría, además que él sería el único con el poder para ponerla en su lugar.
Se imaginó por un momento a su esposo enterándose de la situación y de las repercusiones que esto traería para ella, para su matrimonio y para su vida.
El que quedó más devastado por todo aquello fue Ulises quien aún no entendia al cien por ciento la situación.
Lo único que podía ver era a su novia llorando enfrente de Esperanza pidiéndole perdón. Eso significaba que ella nunca le dañó, no le fue infiel y que probablemente habían tenido un hijo juntos del cual, apenas se había enterado.
Lo peor es que le había dado la espalda en el momento más difícil e incluso participó para mantenerla en la cárcel.
Culpa, dolor, remordimiento, tristeza, enojo y muchas emociones se apoderaron de él tras esto.
—¡Madre! ¿Qué has hecho?—Gritó mientras se levantaba para buscar la cara de su madre.—¿Por qué hiciste todo esto?
La señora Benz no le respondió nada. Tampoco tuvo el valor de mirarlo a los ojos, ni mostrar algún síntoma de reacción. Dolo se quedó con la cabeza abajo mientras rogaba que alguien resolviera la situación que ahí se había presentado. Estaba pasando la vergüenza más grande y su hijo se acaba de convertir en su verdugo.
El juez se percató de todo esto e intentó rescatar la situación ayudando a la señora.
—¿Está usted seguro de lo que está diciendo?—Se dirigió a la modelo quien seguía en lágrimas.—Esas acusaciones son muy graves.
—Si, estoy completamente seguro de lo que estoy diciendo.—Respondió con voz fuerte aún entre llanto.
—Es muy tarde señorita.—Dijo el abogado de los Benz.—Está claro que alguien la amenazó para decir eso pero ya estamos en la etapa del veredicto.
—Durante esta etapa se pueden retirar los testimonios.—Luis intervino a favor de la modelo.—Si quiere tener un debate sobre la ley ahora mismo.
El abogado de los Benz no dijo nada más, sabía que no podía hacer nada en ese momento para contrarrestar aquel suceso que les tumbaba los aviones. Ahora solo sería decisión del juez y del jurado el prestarles ayuda.
Sabía que era una decisión difícil pues lo harían de una manera muy desascarada y probablemente les pedirían a un más dinero. Guardó silencio y espero el veredicto.
El juez pidió calma, pidió a sus compañeros del jurado que se reunieron y llegaron a una conclusión. Con su mirada les dio a entender que había mucho dinero de por medio y que no se podía echar para atrás, así que tenían que encontrar una solución.
El jurado se reunió brevemente todos, esperandoon ansiosos a que dieran su veredicto.
Ulises deseaba bajar al estrado para pedirle perdón a Esperanza por todo lo que le había hecho, pero el orgullo y sobre todo la vergüenza le hicieron permanecer ahí, quedándose con las ganas.
La joven modelo no retrocedió para tomar asiento, no quería acercarse a aquella zona en la que seguro habría problemas y reclamos. Se quedó a un lado de Esperanza para escuchar con atención.
—El jurado me informa que ya habían llegado a una conclusión y que esta no se puede cambiar. Pero se les puede dar una prórroga para que en un tiempo el juicio se pueda realizar nuevamente y esta vez se pueden rectificar los testimonios. Mientras tanto daremos paso a una sentencia.
—Permitame un momento señor juez.—Dijo el abogado de Esperanza interrumpiendo la continuidad del veredicto.—Usted y todos los jurados están rompiendo muchas normas y leyes. Ustedes lo saben, yo lo sé y el dinero que recibieron es prueba de ello.
—Por favor abogado.—Interrumpió el juez muy enojado por aquellos comentarios.—Deje de inventar cosas que le puede ir mal a usted. Tiene que aprender a perder.
—Señor juez espero que usted sienta lo mismo y lo sostenga una vez que las autoridades se enteren.—El abogado dió una señal hacia las personas que estaban atrás y que habían permanecido en silencio durante todo el juicio. —Esas personas pertenecen a la prensa. Son representantes de fuentes de información para todo el país muy importantes, me atrevo a decir. Ellos han escrito y han grabado todo el juicio y lo sacaran a la luz como prueba de la corrupción y de la injusticia que se está llevando a cabo.
El juez giró su cabeza para corroborar que las personas que el abogado mencionaba habían estado grabando y que comunicarían todo lo ocurrido ahí.
Intentó defenderse argumentando que aquello estaba prohibido pues era una institución federal y no se permiten las grabaciones, pero rápidamente entendió que por más que lo dijera, la forma en la que se comunican hoy en día en redes sociales donde la información se expande tan rápido, eran un enemigo poderoso para lo que estaba ocurriendo, así qué declino sus reclamos.
Con horror corroboró que era verdad y que no solo su carrera su trabajo e incluso su libertad podrían estar en riesgo después de aquello, así que no le quedó más remedio que ponerse de acuerdo con el jurado de manera visual para cambiar el veredicto y la sentencia.
—Muy bien, dada la presencia de pruebas y los testimonios presentados.—Hablaba muy rápido, deseaba terminar para irse de ahí.—El jurado ha determinado que la señorita Esperanza Mendoza es inocente de los delitos que se le inculpan, por ello queda en libertad desde este momento.
El juez se levantó para irse de ahí lo más rápido posible, no quería darle la cara ni a la prensa ni mucho menos a los Benz que seguro le reclamarían.
El abogado Luis, protector de Esperanza, lo alcanzó y con una sonrisa sarcástica le dió las gracias, después de eso regresó con su defendida y festejaron euforicamente la victoria en aquel día.