Capitulo 41

El procedimiento tardaría unas cuantas horas, tiempo en que ella esperaría viéndolo como una eternidad pues ya quería estar afuera. Aunque después de haber estado en esa prisión varios meses, unas horas no eran nada.

Aprovechó perfectamente para respirar, relajarse, y compartir los últimos comentarios con aquellos que se habían convertido no solo en compañeras sino en amigas, personas que iba a recordar ya las cuales les había prometido que les ayudaría a salir de ahí.

Principalmente a su última compañera de celda quien fue todo lo contrario a Estela. Ella la trataba bien, compartieron cosas juntas, se protegían mutuamente y sobre todo, estuvo al pendiente de su embarazo.

Pero había otra persona muy importante a la cual tenía que ver y agradecerle todo lo que había hecho. Esa persona era su mejor amiga, una confidente y la persona a la que le debía prácticamente haber conocido a Luis y por ende, su libertad.

Se dirigió con Laura, quien no había podido estar presente en su juicio porque necesitaba cumplir las horas de trabajo, pero en cuanto la vio entrar a su consultorio con esa gran sonrisa en el rostro, se alegró por ella sin preguntarle cómo le había ido. Las dos se abrazaron, festejaron y Laura le dio un abrazo sincero a quien también consideraba una amiga.

La invitamos a sentarse, le dió agua y platicaron un buen rato acerca de todo lo que había vivido en el juicio. La doctora escuchó con mucha atención la redacción, principalmente la parte en la que Ulises llegó al juzgado y su comportamiento.

Con gran regocijo festejaron aquella mirada de arrepentimiento y de terror en sus ojos al finalizar el juicio.

Del mismo modo le contó la inesperada intervención de la ahora novia de Ulises, se lo dijo muy agradecida y sorprendida, incluso Laura compartió estas dos emociones, pues nunca se imaginaron que algo así pasaría. Hablaron un poco del futuro y de lo que Esperanza pensaba hacer. Ella indicó que su tarea principal sería darle una vida digna a su hijo, por ende, necesitaba conseguir un trabajo, además de un hogar estable. Tenía la intención de cambiar de domicilio pues no deseaba qué Ulises a su familia supiera en donde estaba.

Pero había una incógnita a un mayor que seducía la mente de Esperanza y que Laura la trajo a la conversación.

"Ahora que sabe que es el padre, ¿No cree que intente buscarte para hacerse responsable?

Una duda muy importante pues conociéndolo era seguro haría todo lo posible por estar ahí. Aunque Esperanza hubiera preferido que no y de cualquier modo se lo iba a negar, pues le había dado ella sus dos apellidos proclamando así que Ulises no tenía responsabilidad. Quiza esto no lo iba a detener o tal vez si. El tiempo sería el encargado de revelarle esa respuesta.

Afortunadamente para ella, lo del trabajo ya estaba resuelto. Fue el mismo Luis quien le hizo favor de recomendarla en un despacho. Ella ejercería como secretaria mientras estudiaba una carrera para poder ascender.

Curiosamente la carrera que ella había elegido era la de abogado. Quería hacer lo mismo que Luis hizo por ella; luchar hasta el final por las personas que caen injustamente en estos lugares y que no tiene quien las defienda, siendo sometidas por las personas que se creen que tienen el poder para controlar la vida y el destino de los demás.

Una intención noble, pero faltaba mucho camino por recorrer. Lo primero que tenía que hacer era salir de ahí y rehacer su vida poco a poco.

La noble Esperanza había desaparecido casi en su totalidad o al menos la había guardado en el interior de su alma. Ahora se había transformado en alguien más fría y capaz de vengarse y eso era justamente en lo que pensaba.

Su mayor enemigo era la señora Benz y no deseaba luchar contra ella solo por maldad.

Sabía perfectamente que esa mujer no se detendría hasta destruirla por completo y no quería caer de nuevo en una prisión, por eso, pretendía adelantarse y continuar con el proceso para demandarla y así regresarle lo que le hizo.

Su mente había trabajado tanto que incluso no se iba a detener en un proceso legal. Lo haría en su totalidad destrozandola por completo, una venganza fría que le serviría para detener a alguien que sólo quería hacerle daño.

Esperanza podía perdonar e irse para siempre, pero sabía que eso no sería suficiente. Aquella mujer fue capaz de hacerle todo eso pensando por Esperanza la noble, pero ahora que conocía sus alcances y de lo que era capaz, se prometió a ella misma que no se lo volvería a permitir.

Se había convertido en una dura situación de "comer o ser comido", y ella, con un pequeño y con todo lo que vivió, no quería ser la comida nuevamente, así que tenía que anticiparse y atacar primero.

Las horas avanzaron rápidamente, Esperanza pudo cumplir todos sus pendientes y cuando menos lo pensó ya estaba firmando las últimas partes del papeleo.

Ahora solo faltaba que la dejaran salir y así tomar aire puro de nuevo.

Firmó la última parte y las custodias la guiaron hacia la salida. Su corazón palpitaba rápidamente al saber que por fin podría regresar a su casa y que toda la tragedia había terminado.

Cuando salió, vió a su leal amante Luis quien ya la esperaba con su carro estacionado muy cerca de la salida, pero él no estaba solo. Lo acompañaba la madre de Esperanza, su tío quien también había estado al pendiente todos esos meses, su esposa y por supuesto su pequeño hijo quien sin conocer la situación, la recibió con una sonrisa.

Esperanza se acercó, abrazó a todos sin excepción. Miró el cielo, el sol que pegaba en sus ojos, respiró profundamente y después cargó a su hijo.

Estuvieron ahí cerca de 5 minutos, tiempo suficiente en el que la alegría y los festejos estaban muy presentes, pero justo cuando disponían a irse algo llamó la atención de todos e interrumpieron su recorrido.