Esperanza y Luis continuaron viéndose. Ella le había tomado mucho cariño aunque no sentía atracción sexual por él. Caso contrario, él la seguía deseando como desde el primer día que la vio en prisión.
Esperanza se había hecho un cambio de look, ahora su cabello era pelirrojo. También aprovechó para ir al estilista a ponerse un sinfín de mascarillas y exfoliantes que la ayudaron a resaltar aún más la belleza en su rostro. La ropa le ayudó a un verso muy diferente a como se había acostumbrado en la prisión. Había aumentado una talla desde que tuvo al bebé, pero no se veía para nada con un mal cuerpo.
Además aprovechó para hacer dieta y un poco de ejercicio para sentirse en viva y en condiciones óptimas con ella misma.
Luis vio muy bien esta situación, la disfrutaba más cada vez que la tenía y eso le ayudó a subir su moral. Esperanza se sentía atractiva y bonita aunque ella no sentía lo mismo por Luis. Ayudaba en ocasiones a relajarse ya sentirse deseado, su moral había bajado mucho desde que Ulises la había dejado en la prisión, esta había sido una muy buena terapia.
El joven abogado pretendía formalizar su relación con ella, no había hablado de planos de casarse pero si de hacerla su novia formal. La madre de Esperanza lo sabía y por ningún motivo se negaría, pues era el hombre que había ayudado a su hija en todo momento y que gracias a él la tenía. Así que cuando la iba a visitar se comportaba muy amable e incluso se sometió un poco con él. Eran tareas fáciles; ofrecerle más comida, bebida, ofrecerle en la casa para dormir, situaciones cotidianas para ella pero que sin duda reflejaban un gran interés y cariño.
También estaba dispuesto a hacerse cargo del pequeño, aunque Esperanza no se lo permitió. Dió la misma respuesta que con Ulises, el pequeño solo tendría madre y ella haría lo mejor por él.
No tardó en incorporarse al trabajo, eso le ayudaba a sentirse útil y económicamente estable para realizar la vida que deseaba. Su madre le ayudó a cuidar al pequeño y está recibiendo una compensación monetaria gracias a que a Esperanza le estaba yendo muy bien con su sueldo.
Entró a trabajar en el mismo despacho que Luis, aunque no directamente con él.
La había recomendado y ella aprovechaba para estudiar y poco a poco ir subiendo de nivel.
El abogado era un celoso así que fue un plan perfecto para tenerla vigilada mientras ambos trabajaban. Esperanza lo notó pero al no ser tan perjudicial para ella lo dejó pasar. Así que pudo establecerse muy bien en cuestión de días.
Al comenzar a ganar no solo se sintió útil y buena ciudadana, sino que logró desarrollar una capacidad que jamás hubiese imaginado que tenía. Las leyes le fascinaron y las entendía muy bien, sin duda había elegido un camino correcto para su vida.
Además sentía la presión por aprender rápido pues no se le olvidaba el compromiso que había adquirido con sus compañeras en prisión. Esa promesa de ayudarlas pretendía cumplirla y aunque Luis se había ofrecido a ayudarles, Esperanza quería hacerlo por su cuenta.
Claro estaba que su pareja no daría todo como él hizo por ella pero una asesoría o algún contacto con gusto se lo ofrecería.
En cuanto a Ulises, se llevó la peor parte. No solo se había peleado con su madre y con su padre, también se había quedado sin novia, sin amigos, batallaba al saber que tenía un hijo con la mujer que aún amaba y que esta simplemente no le dejaba verlo y además lo odiaba.
Se refugió en el alcohol, se puso aún peor de lo que había estado en aquel juicio. Tanto dolor era muy difícil de cargar y no podía encontrar una solución para ello. Lo peor fue que en la soledad, los recuerdos llegaban y sus acciones los juzgaban. Intentó en algunas ocasiones buscar a Esperanza y a su pequeño pero recibió las mismas negativas e incluso una orden de alejamiento.
Ulises podía meter un juicio para corroborar que era el padre e irse a un pleito muy largo, pero él no conocía de leyes y no quería meterse en eso ni con todos los abogados que conocían, simplemente se dejó sumergir en la depresión.
Su ex novia por obvias razones también lo abandonó. La joven modelo se deprimió un tiempo pero al retomar su carrera pudo salir adelante.
El golpe más certero no fue terminar su relación la cual no había disfrutado por vivir a la sombra del antiguo amor de Ulises. Lo peor fue soportar las amenazas de la señora Benz quien la seguía tratando de controlar y le daba reproche siempre que podía. Afortunadamente ella supo marcar distancia, se cambió de ciudad e intento rehacer su vida como era lo ideal.
Por su parte ella también visitó a Esperanza un par de veces. Lo hizo para volver a pedir disculpas por todo lo que le había pasado, aún sentía remordimiento en las noches y creía que al verla y recibir su perdón se quitarían.
La joven fue muy noble con ella, no le guardaba ningún rencor pues entendía que la señora Benz la había amenazado.
No quedaron como las mejores amigas pero si como dos mujeres que se comprendian y sobre todo que entendían que el destino las había cruzado por alguna razón.
El final feliz estaba muy lejos de aparecer, a pesar de que todos habían seguido sus vidas con buenos o malos destinos, Esperanza no se iba a detener ahí.
Ella había jurado vengarse y eliminar a sus enemigos quiénes aún la seguían acosando, así que inició su plan con el que pretendía ponerle fin a todo eso de una vez por todas. Ahora tenía muchas más ventajas que cuando le hicieron ese complot.