Prisionera del amor

Capitulo 54

Ulises lo acababa de despertar todo... literalmente hablando, no encontraba a su madre, su padre acababa de fallecer, así que ahora había perdido cualquier oportunidad de rehacer lo suyo con el amor de su vida.

Se había tumbado en la parte de atrás del carro, solo para llorar y maldecir su existencia. Todo eso debido al profundo dolor de sus acciones.

Tras esto, su guardia decidió llevarlo a su casa. No creyó prudente que él siguiera así por las calles.

Su abogado se reportó diciendo que él se haría cargo de todo.

Una profunda depresión era lo que se había apoderado del cuerpo del joven Benz y esta misma situación fue lo que le dejó dormido hasta el atardecer del día siguiente.

Abró los ojos aún con mucha pesadez. Le dolía la cabeza y cada parte de su cuerpo. La sensación era una peor a una resaca.

Se trató de levantar pero el mareo se lo impidió. Se quedó tumbado en la cama sin ganas de reaccionar ni de tratar de recordar lo vivido. Era como si deseara que el mundo quedara detenido en ese instante.

El ruido parecía muy tranquilizador. Podían escucharse las aves cantar, no había voces, ni tampoco gritos. Era muy similar a todas sus mañanas, solo que esta vez puso atención a todos esos detalles.

Todos los demás días se levantaba de una forma monótona, dispuesto a ir a su trabajo y cumplir con todas sus actividades. Nunca se había dado el tiempo de contemplar los ruidos tan naturales que se escuchaban en su habitación.

Cuando salía de viaje, los lujosos hoteles en donde se hospedaba, las millas de personas haciendo ruido, todo eso había quedado en su mente.

Se quedó en silencio un momento disfrutando de aquellos ruidos, unos que eran muy tranquilizantes e incluso terapéuticos para su mente.

La tranquilidad terminó cuando su abogado entró en la habitación.

Era el antiguo, aquel que había participado en el juicio en contra de Esperanza.

Entró en la habitación con la intención de conocer la situación de Ulises. Este aún parecía dormido así que se mantenía en silencio.

"¿Cómo lo despierto?" Decía en voz baja mientras se mantenia a unos metros de distancia de él. "Ya es muy tarde, tendré que hacerlo y ya."

Se acercó a la zona y ahí se percató de que su compañero estaba despierto. Lo vió con sus ojos abiertos y la boca seca, parecía un zombie.

—¿Estás bien?—Le preguntó al percatarse de su situación.

—No, ¿Qué necesitas?—Le respondió muy seco.

—Las llamadas de tus empresas no se detuvieron.—Le dijo entrando en el tema.—Todos necesitan dirección, algunos incluso ya se enteraron de lo de tu padre.

—Puedes ir tú y resolverlo.—Seguía sin mover los ojos para mirarlo.—¿Quieres más dinero? Tómalo, pero sacamos de esa situación.

—No es por dinero Ulises.—Dijo un poco indignado.—Es por dar la cara, tus empresas, tus negocios, tu vida.

—No quiero saber nada de esto.—Le respondió al girarse para que su rostro quedara hacia el colchón.

Su abogado se sentó a su lado, respiró profundamente para sacar fuerzas para lo que tenía que resolver.

—Espero que lo que te voy a decir si amerite tu atención.—Lo tomó del hombre para apoyarse.—Tengo noticias de tu madre.

Ulises se incorporó pues esa noticia si era de su interés. Lo miró a los ojos esperando que le contara sobre las noticias.

Gracias a su suspenso esperó lo peor.

—Dime ¿Qué sucede?

La desesperación se apoderaba del joven Benz quien luchaba contra el suspenso de su abogado.

—Su mamá, la señora Benz, está en prisión. —Dijo con un tono de preocupación.—No sé muy bien los cargos ni cómo llegó ahi. Apenas se me notificó de esto y tengo que ir al juzgado.

—¿Cómo es eso posible?—Preguntó enojado como si fuese la culpa del abogado.—Ella había desaparecido y ahora me dices que está en prisión y ué es el primer día que te enteras.

—Así es Ulises, yo no sabía nada de esto hasta el día de hoy.—Le respondió apenado pero aferrándose al orgullo.

—Y ¿Qué haces aquí?, ¿Por qué no me avisaste antes? y ¿por qué no saliste hacia allá inmediatamente?

—Porque tú mismo me encargaste que dirigiera la empresa.—Le respondió igual con gritos.—Eso estaba haciendo, mientras tú has estado ahí tirado en tu depresión.

El joven Benz no dijo nada. Sabía que de cierto modo él tenía razón. Ahora había una luz en su camino y tenía que aferrarse a ella. Pelar sería malgastar. Se había llenado de madurez gracias a la dura situación que había pasado.

Ulises se levantó y le pidió que por favor fuera a resolver el asunto de su madre. Mientras tanto él hablaría a la empresa para notificar las cosas y lo alcanzaría inmediatamente.

Dirigir un imperio de negocios no era para nada sencillo, era algo de lo que se encargaba su padre y Ulises solo era el soporte. Ahora que él no estaba, se tenía que hacer cargo totalmente de todo y quizá no estaba preparado para ello. Entrarían en un mundo donde los cuervos sacaban los ojos apenas con una distracción.

Bastó con hacer algunas llamadas, las hizo principalmente a sus socios quienes eran los que estaban ansiosos por conocer una respuesta a la incógnita de la muerte del señor Benz.

Para ellos significaba una pérdida muy elevada pues él era el director general de las empresas. Su hijo representaba un peligro para sus negocios así que muchos deseaban convertirse en los líderes de la industria.

Ulises trató de calmarlos en las llamadas, pidió un tiempo para solucionar los asuntos de su familia y después él mismo se encargaría de darles una respuesta.

A muchos de ellos no les pareció aquello y comenzaron a conspirar en su contra. Una cosa era sacar sus inversiones de ahí e intentar en otro lado, y otra muy diferente era quedarse con todo. Esto último era lo que planeaban la gran mayoría de los socios.

Ulises estaba en peligro de perder su patrimonio sin saberlo. No tenía el tiempo ni la cabeza para luchar contra eso, así que se dirigió hacia la prisión para conocer la situación de su madre.



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En el texto hay: #drama, #tragedia, #romace

Editado: 15.04.2025

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