Prisionera del amor

Final

La fiesta se llevó a cabo en la playa. Pudieron pagar para cerrar un sector alquilando todo un hotel que les ofreció este servicio.

Era un lugar de mucho prestigio y el más caro de aquella zona. Ellos se sintieron muy halagados por haber sido elegidos.

Sería una fiesta grandiosa en la que acogerían a sus huéspedes durante tres días, tiempos que duraría el evento.

El día viernes se trataría para recibir a todos y ajustar cosas. El sábado era el evento principal, mientras que el domingo seguiría la fiesta para concluirla por la tarde.

El lugar se había preparado bien para recibir a esta gran cantidad de invitados y atenderlos de la mejor manera posible.

El juez había llegado, curiosamente nunca se había enterado del caso cuando Esperanza estuvo en prisión, lo hizo hasta el momento que le ofrecieron ir a la boda.

Era conocido del socio principal de la empresa así que no pudo negarse. Muchos de sus colegas lo hicieron al saber de quiénes se trataba. En ocasiones, el prestigio valía mucho más que el dinero y ellos así lo externaron.

Fue uno de los primeros en llegar, quería disfrutar de los placeres lo más que se pudiera.

En cuanto a la iglesia, muchos dudaban que se prestaran a eso. Pero fue mucho más fácil conseguir que un cardenal accediera a un juez.

El cardenal de la ciudad había aceptado gustoso y prometió que llegaría el sábado a primera hora para efectuar la ceremonia.

Gracias a que accedió, fue más fácil que la gente en general aceptara el evento. Su influencia fue tanta que cambió la mentalidad de muchas personas quienes comenzaron a ver con buenos ojos ese hecho.

La prensa no podía faltar. Llovieron propuestas de todos los que querían tener esa exclusividad para transmitir o para hablar del evento.

Ninguna llegó a un acuerdo con Esperanza y su equipo quienes fueron los encargados de llevar esas reuniones. Habían acordado que lo mejor sería que todos pudieran tener una parte del evento.

La realidad es que eran muy buenas ofertas, el espectáculo paga bastante bien e incluso ofrecieron buenos regalos, pero ella no se quería vender a una sola marca o televisora, así que estas cadenas respetaron la decisión y llegaron a un acuerdo para hacer entrevistas y transmisiones esos días.

Había empresas menores que se dedicaban a hacer postres y arreglos. Ellos decidieron regalarlos para que su nombre pudiera ser conocido por los invitados. Una estrategia de venta que podría funcionarles.

Todo estaba listo para que el evento comenzara. Era viernes y las novias se iban a presentar durante varios lapsos del día para ir recibiendo a los invitados. El resto de su día lo ocuparían en seguir con los preparativos, ensayos, etc.

Ambas se dieron una escapada al amanecer de ese día. Se querían dar un beso y así desear un lindo día entre ellas respectivamente.

Era como un tipo de ritual para que las cosas fluyeran bien.

Después del beso se miraron y se relajaron, al verso una a la otra se dio mucho valor, era lo que necesitaban.

Después de eso cada una tomó su rumbo y se fueron de aquel lugar para continuar con sus actividades.

El sol había salido complétamente, quería ser un testigo más de aquel amor y de aquella boda. Su regalo; iluminar cálidamente.

El evento fue todo un éxito. Cumplió perfectamente las expectativas de los que fueron invitados. Desde el primer día hasta el último, no hubo duda de la gran administración y del esfuerzo que se utilizó para atenderlos a todos.

Las personas que disfrutaron la boda más que todos, fueron las radiantes novias.

Desde que se vieron la una a la otra antes de la ceremonia y durante toda la boda, fue muy emocionante.

Stefany lloró mientras que su pareja no dejó de sonreír.

El pequeño Elías las acompañó en todo momento, aunque hubo tres personas encargadas en su seguridad y estar pendiente de él. Ambas iban a verlo constantemente.

Elias disfruto igual que todos de cada uno de los espectáculos, así como de la comida y mucho más importante, del amor que su madre y Stefany compartían con él.

Lo trataron como un príncipe, una persona muy valiosa y no era para menos, se presumia ser el tesoro de Esperanza.

El pacto de amor se pudo consolidar sin ningún problema. El brindis final ocurrió con todos los invitados y seres queridos que seguían ahí.

Esperanza, resintió el hecho de que su madre no estuviera ahí. Cada vez que veía a su tío y tía lo lamentaba pues se lo recordaba. Lloró varias veces tras esto y ellos intentaron consolarla.

El resto del día, estuvo muy feliz.

El domingo por la noche llegó la hora en que las novias debían tener su noche de pasión.

Elias fue llevado a otro dormitorio junto a las personas que lo cuidaban.

Ambas fueron a una habitación muy especial que el hotel había preparado para ellas. Tenía todos los lujos, un jacuzzi, una cena maravillosa y música clásica, eran los elementos que la hacían aún más especial.

Los pétalos de rosas no dejaban pisar plenamente, había tantas en la habitación que deleitaron sus vistas.

El aroma era dulce, esto alegró a las dos quienes ya estaban listas para tener intimidad.

—Dame un momento por favor.—Dijo Esperanza al detener los besos.

—¿Qué sucede?—Preguntó la modelo deseosa por comenzar el acto.

—Necesito reunirme con el cardenal.—Le respondió con voz sería.—Me pidió que al finalizar el evento fuera con él. Si me entretengo ahora, ya no me darán ganas de levantarme.

—Pues entonces lo buscas mañana... anda...sigamos.

Stefany estaba sumergida en la pasión y no deseaba perder el hilo de lo que estaba pasando.

—No puedo hacerlo.—Le respondió secamente mientras se levantaba.—Él se va mañana temprano y le debemos esa cortesía.

Esperanza se levantó aún con el berrinche de Stefany quien al final entendió.

Su ahora esposa le dió un beso y le dijo que no tardaría en regresar.



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En el texto hay: #drama, #tragedia, #romace

Editado: 15.04.2025

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