Prodigium

Primera parte - Capítulo 14

Dolía, pero él no podía despertar.

Oscuridad, murmullos, dolor. Era lo único que sentía.

En medio de todo eso, escuchó una voz conocida.

"Olvídame", habían sido sus últimas palabras, y aquello era lo que lo hacía tan difícil de cumplir.

Estaba tan cerca. Encontrar a la chica le había alejado, pero nunca dejó de buscar. No tenía una ruta clara, pero había dedicado su vida a encontrarle.

¿Dónde estaba? No... La pregunta correcta era ¿Por qué solo había dolor y oscuridad?

Estaba consciente, de eso no había dudas, pero le costaba recordar.

"Ólvidame", era lo único que jamás haría. Era algo imposible para él. Jamás podría olvidar su sacrificio.

"Olvídame".

Sus sentidos poco a poco se hacían más claros, y el dolor había desaparecido.

- No... No pienso olvidarte... - Murmuró Bhikz.

No se había dado cuenta que estaba despierto.

Tardó unos momentos en darse cuenta, y cuándo lo hizo, se levantó de golpe. El dolor había desaparecido. Recordó la pelea en el túnel. Se sentía avergonzado. Miró a su alrededor, recordó el bosque y no se extrañó ya no estar en la caverna. A su lado estaba Zaul, durmiendo. Acarició su cabello, sentía como si hacía mucho no le hubiera visto. Este despertó de inmediato.

- ¡Bhikz! - Sus ojos brillaron de alegría, pero de inmediato tomó una actitud hostil - ¿Sabes todo lo que tuve que pasar por ti? Solo un golpe y casi te mueres.

El goblin sonrió y asintió.

- Soy solo un goblin - Dijo encogiéndose de hombros - ¿Dónde está Vrokak?

- El idiota se fue a buscar a la humana - Y pasó a explicar lo sucedido.

Bhikz suspiró.

- Ustedes no cambian... - Dijo mientras se dirigía a la puerta.

- ¿A dónde vas?

- A buscar a Delfina. Saldremos a buscar a Vrokak lo antes posible. No podemos seguir sin él.

Caminó por aquel oscuro castillo. No se sentía incómodo, pero sí pensativo. Se había desviado de su camino por aquella chica, de la cuál se sentía responsable. No quería encontrarse con "él" con la conciencia manchada. Buscaba sin prisa, hasta que escuchó un alarido desgarrador. Fue corriendo hasta el lugar, en el que coincidió con Zaul. Era en el estudio del sótano, estaba un hombre vestido de negro, Delfina y un esqueleto vestido de mujer, cosa que confundió al goblin, pero primero debía preocuparse por la humana, claramente horrorizada. En la mesa, junto a libros y lámparas de aceite había un cadáver descuartizado y aún sanguinolento. La chica gritó en su idioma y luego se dirigió al esqueleto:

- ¡Lo mataste!

Este ser, con una aguda voz femenina respondió con tranquilidad:

- Por su puesto ¿De qué otra forma podría haberlo traído?

Zaul tenía una actitud más relajada.

- Los humanos son bastante dramáticos cuándo ven un cadáver. No es como si fuera la primera vez que tienes uno enfrente.

Delfina estaba claramente confundida.

- ¡Lo mataste! ¡Lo mataste!

El hombre de negro tomó a la humana por los hombros y le habló en la voz más calmada que su áspera voz le permitía:

- ¿De dónde crees que he sacado el cuerpo que hemos usado todos estos días?

¡Pen... Pensé que era el tuyo!

El hombre rio.

¿Mi cuerpo? Yo perdí mi cuerpo hace décadas.

Delfina dejó escapar un grito desgarrador. Estaba aterrorizada. Entonces tuvo un momento de lucidez, vio a Bhikz, y con lágrimas en los ojos se lanzó hacia él.

A pesar de la diferencia de tamaño, ella intentó esconderse detrás de la pequeña criatura, la cuál la confortó limpiando sus lágrimas. Él la acompañó hasta a su habitación. Ella temblaba de miedo, estaba incluso más confundida que él día que la encontraron.

Ella balbuceaba palabras desconocidas para el goblin. Él se limitaba a dejarla desahogarse.

- Pensé que era su cuerpo - Dijo ella de manera pausada. Se secó las lágrimas, con una sonrisa forzada y voz temblorosa preguntó: - ¿Estás mejor? Yo, feliz...

Bhikz solo asintió. No tenía ni idea qué hacer.

Nero entró, casi sin hacer ruido. Delfina intentaba protegerse detrás de su amigo, aterrada y confundida.

- Déjanos solos, goblin.

Bhikz agachó la cabeza pensativo, pero no se movió ni un milímetro. El hombre ladró una segunda vez su petición, y el goblin levantó la cabeza con lentitud.

- Ella está asustada, no puedo dejarla así.

El hombre dijo unas palabras en el extraño idioma, y aun temblando, Delfina se levantó.

- Bhikz mi amigo. Él quedarse - Dijo, mientras se aferraba a la ropa del hombrecillo.

El hombre respondió con un áspero suspiro.

Delfina había pasado tanto tiempo junto a Nero, salvo en su primer encuentro, nunca lo vio como una amenaza. Pero ahora sabiendo que los "materiales" que estuvieron usando no habían sido por un noble sacrificio de aquel hombre, se sentía asustada ¿Y si ella era una posible futura víctima? ¿Quién la protegería? Miró aquella fulgurante pupila, sin encontrar respuesta a sus dudas.

- ¿Me temes? - Dijo Nero. La chica asintió - Después de lo que hemos pasado este tiempo ¿Me temes? - Ella volvió a asentir lentamente, cosa que pareció divertir al hombre - Pues deberías. Pero no tengo razones para hacerte daño.

- ¡No creo!

- Solo es un cadáver. No es la primera vez que...

¡Ya sé que no es la primera vez! - Hubo un largo silencio. Tanto, que Delfina tuvo que sentarse, el aire se había vuelto como respirar cenizas aún calientes - Es solo... Es solo que... - Pero ella no sabía como terminar aquella frase.

- ¿Te has asustado alguna vez al ver una pierna de pollo o una salchicha?

¡¿Acaso nos ves como comida?!

Nero se dirigió al goblin.

- ¿Alguna vez has comido un humano? - Bhikz titubeó, pero asintió con la cabeza. Delfina se alejó a un rincón de un salto - ¿Ahora temes a tu amigo?




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