Profecía

Parte uno

Rossmery era una muchacha muy estudiosa, le faltaba poco para terminar su carrera de Administración de Empresas y poder ir a trabajar con su padre, en la empresa familiar, pero una desgracia la alcanzó en ese momento, haciendo que tuviera que congelar un tiempo sus estudios.

Su padre y su madre murieron en un accidente, entonces la joven se sintió perdida, por suerte le habían dejado una gran fortuna, así que su futuro financiero no le preocupaba, pero el resto de su vida era todo un desastre.

En esa época iba a fiestas todos los fines de semana, luego de un tiempo se sintió mal de salud, con nauseas, vómitos y desmayos, así descubrió que estaba embarazada, pero ella no recordaba haber tenido sexo sin protección con alguien. Supuso que algún condón estuvo roto, o alguien la drogó y la violó. Como fuera ahora iba a ser madre, a pesar de se dio cuenta a los dos meses decidió tenerlo y luego lo daría en adopción. Se cuidó lo mejor que pudo, dejo de beber e ir a las fiestas, no quería que su hijo naciera con algún problema de salud.

Iba a los controles sola, todas sus amigas de la universidad desaparecieron cuando supieron que sería madre soltera. Al escuchar el corazón del feto por primera vez lloró de emoción, y al ver a la pequeñita recién nacida, no pudo entregarla, a pesar de que no fue deseada, decidió criarla.

— No tienes la culpa de como fuiste engendrada — le dijo a la recién nacida, luego de mirarla un rato le sonrió — te llamarás Karina como mi madre.

Con el tiempo se sintió orgullosa de su decisión, fue difícil terminar sus estudios con un bebé que cuidar, pero lo logro, y ahora su fortuna estaba cuadruplicada, lo que le permitió dirigir todo desde casa, e ir solo algunas veces a supervisar al encargado. Todo era tranquilo para ella y su hija, hasta que la niña cumplió 5 años, entonces empezó a verse muy pálida, y cansada, al revisarla la diagnosticaron con un tipo de cáncer muy agresivo, en ese momento todo el mundo de Rossmery se derrumbó, la llevó a los hospitales más reconocidos, con los mejores doctores, pero ninguno pudo darle una solución, a veces el tratamiento la mejoraba un tiempo, pero luego recaía, hasta que la medicina tradicional la desahucio.

Así empezó a buscar ayuda en la medicina no tradicional, pasó por curanderos, santeros, pero nada funcionó, ya desesperada, su última posibilidad fue ir con una mujer que le ayudaría para contactarse con un ser oscuro y poderoso que podría salvar a su hija, pero al terminar el ritual no ocurrió nada.

— No lo entiendo — dijo la bruja, nerviosa — nunca me ha fallado.

— Usted es otra estafadora, no pienso pagarle nada — no era la primera vez que alguien se hacía pasar por hechicera para quitarle dinero.

— Yo hice el ritual, si el ser no quiso aparecer no es mi culpa — se disculpó la mujer.

— Que sinvergüenza es, no soy tan crédula.

En el camino al hospital la madre iba llorando, ahora si definitivamente no quedaba nada que hacer por su hija.

— Sra. Rossmery, si quiere llevársela debe acondicionarle una habitación, eso será mejor para ella — miró nervioso a otro lado — ir a su casa a...

— A morir, entiendo — no lloraba en presencia de los demás, debía ser fuerte para que los últimos recuerdos que se llevará su hija de ella fuera verla tranquila, solo derramó una lágrima, debía aguantar, ya tendría tiempo de llorar más adelante, cuando estuviera sola se decía.

Unos días después, se desató una tormenta en la ciudad donde vivían, a las 3:30 am. a su puerta tocó un hombre muy alto con un manto oscuro y capucha, que solo dejaba visible sus grandes y llamativos ojos azules, que tenían un brillo singular, Rossmery se asustó al verlo en la entrada de su casa, más al escuchar su voz tan profunda.

— Hace unos días me pediste por medio de una bruja que viniera.

Ella no tuvo que pensar mucho para saber quién era, más al ver que entró y su cuerpo estaba seco a pensar que afuera llovía a cantaros, además apenas puso un pie en la casa se escuchó un trueno y la luz de un rayo iluminó todo.

— Pensé que tendrías otro aspecto — dijo al ver que no tenía cuernos ni cola.

— No soy el diablo, solo alguien que te puede ayudar — dijo con calma el hombre.

— ¿Su nombre es?

— Clitio.

— Señor Clitio ,necesito que...

— Ya lo sé todo — la interrumpió y sacó unos polvos.

— Mi niña tiene como máximo un mes de vida — ella comenzó a llorar, no aguantaba decirlo en voz alta, no podía aceptar la inminente muerte de su única hija.

— Respira esto, te llevará a un lugar donde debes buscar este objeto — le mostró un cofre con tres caras de mujer, una miraba a la derecha otra de frente y la última al lado izquierdo.

— No puedo dejar a Karina, la cuido acá en casa, si me voy por mucho tiempo ella puede morir, además no quiero robar nada.

— No lo robaras, a mí me lo quitaron hace tiempo, y no puedo ir allí para recuperarlo, me harás un favor, y yo te haré uno a ti.

Fue donde la niña dormía conectada al oxígeno, la madre no le dijo dónde estaba la habitación, pero el varón se movió sin problemas en la casa. Le puso las manos cerca, un brillo apareció en ellas, a los 10 minutos la niña ya estaba mucho mejor.

— El efecto durará solo  un día, pero donde vas el tiempo fluye de forma distinta que el mundo humano, por un día en este, allá es un año, ese es el plazo máximo que tienes para volver, si no tu hija morirá — la miró fijamente — ¿Estas dispuesta a hacer esta búsqueda para mí? Si me devuelves mi cofre te recompensaré con la vida de tu hija, pero tendrás que tener cuidado con los que encuentres en esa tierra, no digas quien te mando ¿Entendido?

— ¿Por qué?

— No importa — su voz sonó más fuerte que los truenos del exterior —  quien se lo robó no quiere que lo recuperé, y allá es muy poderoso ¿Lo harás o no?

— Sí — dijo sin titubeos.



#6989 en Fantasía

En el texto hay: traicion, magia

Editado: 18.02.2022

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