Profecía

Parte tres

"Debes llegar al otro lado del mar, allí encontrarás a la Dama Alba que toca el cielo, en uno de sus brazos encontrarás algo blanco como la sal, si se abre desde adentro da vida, pero si es por fuera da muerte. Dentro esta lo que buscas" — perdió el brillo al abrir los ojos.

— Pero... ¿Qué es eso?

— Te digo lo que necesitas, pero no como tú lo quieres — su mirada se dulcificó — sé porque lo haces, por eso te insisto que debes tener en cuenta que no todos son como tú de corazón, cuídate de quienes están a tu alrededor.

— ¿De quiénes debo cuidarme?

En ese momento se escuchó un ruido extraño, como si el aire pasará por un agujero en una piedra, que fue creciendo.

— Lo siento... lo siento, no volverá a pasar — la pequeña se dio vuelta y gritó a la humana — corre, huye, sálvate, yo estaré bien — del fondo del lugar, un tentáculo oscuro tapó la boca de la pequeña, otro la tomó de la cintura y la llevó a la zona oscura.

Rossmery iba a ayudarla, pero recordó que le dijo que estaría bien, y que debía apurarse por su hija, así que cerró los ojos y corrió hacía la salida, justo cuando una pared de piedra cerró la cueva como una puerta de piedra.

Los varones alados tomaron a las mujeres y las llevaron al piso.

— ¿Qué diablos te dijo? — preguntó Voda, inseguro.

— Que debo pasar el mar para encontrar lo qué quiero.

— Piensa bien — el líder de los hombres alados meditó — esto solo significa que ella te dijo algo que no debía.

— Nada más me indicó — prefirió guardarse lo demás, por fin se dio cuenta que había sido demasiado confiada con todos — ahora debo atravesar el mar.

— El viaje te llevara al menos nueve meses — le explicó Voda.

— Tanto tiempo, solo me quedarían tres meses para encontrar lo que busco, y no sé si será suficiente.

— Es tan largo porque debes rodear la orilla por la costa.

— ¿No tienen barcos? ¿Cuánto demoraría si cruzo por el mar?

— Tres meses más o menos, pero el mar es peligroso, hay muchos monstruos marinos.

Rossmery pensó un rato.

— ¿Dónde puedo conseguir un barco?

— Te dije que es peligroso — insistió el líder de los hombres pájaros.

— No me importa, si tengo que luchar contra el Kraken lo haré ¿Para dónde queda el mar?

Voda apuntó al otro lado de donde salió el sol.

— Gracias por todo Isdak — la humana dio media vuelta y camino resuelta.

— Esta loca — dijo el hombre pájaro.

— Seguramente, y lo peor es que es contagioso — dijo la pelirroja alada y se fue corriendo atrás de la otra.

— Nunca entenderé a las hadas que no pueden volar.

Al anochecer recién llegaron a la playa, durante toda la marcha estuvieron en silencio.

— ¿Hay pescadores cerca? — Rossmery miró para todos lados.

— Sí, son gnomos, por ese lado — apuntó a su izquierda.

— Les pediré prestada una nave.

— ¿Se las pedirás? ¿Crees que te la darán así como así?

— Al menos lo intentaré.

— Es mejor esperar a la noche y la robamos.

— No, no voy robar nada.

— Si quieres cruzar necesitamos un bote, y ellos son los únicos por aquí que tienen barcos.

— Por eso se los pediré.

— ¿Y si dicen que no?

— Entonces pensaré en otra cosa, pero robar no es una opción.

— Si te pones así de remilgosa, nunca encontrarás el cofre — como si no fueras a robarlo pensó.

Rossmery respiró hondo y camino hacia donde le dijo el hada pelirroja.

Cuando llegaron los hombrecillos no quisieron entregarles una nave, argumentaron que era muy peligroso, por eso trataron de convencerlas que desistieran de su propósito.

— Hay muchos monstruos — dijo uno muy asustado.

— ¿Los han visto? — preguntó la humana nerviosa, y si es verdad lo que dicen pensó angustiada.

Todos miraron a uno que estaba al fondo, serio

— Hay seres que nadie de ustedes imagina, tan grandes que pueden tragar un ciento de nosotros sin problemas, por eso es mejor quedarse cerca de la orilla, mi padre fue tragado por uno de esos seres.

— Lamento lo que te pasó, pero no tengo tiempo que perder, debo apurarme y dar la vuelta a la costa no es una posibilidad para mí.

— No — dijo el jefe de los pescadores — es muy peligroso.

— Debo atravesar el mar — remarcó la mujer firme.

Entonces se les acerco uno que se veía muy viejo, todos se apartaron para permitirle el paso, respetuosamente bajaron la mirada. Las dos mujeres se arrodillaron al verlo acercarse, se notaba a su alrededor un aura especial.

— Soy Tuljak.

— Yo soy Rossmery — respondió la humana mirarlo al suelo.

— ¿Qué deseas? — preguntó con voz suave el anciano.

— Quiero que me presten una barca, debo ir al otro lado del mar, cuando vuelva se las regresaré, lo prometo.

— Mírame — dijo el hombrecillo de pelo blanco, la observo tanto rato que la mujer se puso nerviosa — tienes un alma clara. Tendrás que esperar unos días, te haremos una que te sirva, las de nosotros son muy pequeñas.

— Pero señor ¿Y los monstruos? — insistió el jefe de los pescadores.

— Ella... debemos ayudarla en su misión. Pongan manos a la obra, levántate querida, te quedaras en mi choza mientras hacen la barca, en una semana como máximo estará lista.

— Gracias, pero deberá ser para dos — apuntó a Isdak.

— Esa... no me interesan las ladronas, tú vendrás a esperar a mi casa, pero a ella no la quiero cerca.

— Es que... — Rossmery estaba confundida.

— Ve, yo me quedaré aquí, me hubiera gustado ir contigo al otro lado del mar, una vez estuve allí, es un lugar muy bello.

— No, si ella no va en el barco, yo también, buscaré otra forma de viajar.

— Vaya... — el anciano cerró los ojos, cuando los abrió había tomado una nueva decisión — está bien, te acompañará, vengan las dos a casa, pero que ella se quede lejos de mí.



#6993 en Fantasía

En el texto hay: traicion, magia

Editado: 18.02.2022

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