Profecía carmesí

CAPÍTULO 5- La marca del destino

POV. KAEL

El silencio regreso al bosque cuando las criaturas se desvanecieron entre cenizas. Elara bajo lentamente las manos, la respiración agitada, las llamas negras extinguiéndose como brasas húmedas. Aún podía sentir el calor que le recorría la piel, pero sabía que no solo era por la magia: era por mí mirada en ella, sabía que la observaba como si acabara de descubrir un secreto peligroso y algo sumamente maravilloso como para ignorarlo, y no me importo porque en ese momento nada era más maravilloso en el mundo que ella.

Mi impulso me ganó y con un brazo la cogí de la cintura acercandola a mí, la bruja quiso apartarse, pero mi brazo no cedia, quería tenerla pegada a mi todo el tiempo que pudiera. Cada vez que mis ojos cruzaban con los de ella, era como si algo dentro de mi —algo que no era solo deseo— se activará. Podía sentir una conexión que ardia entre ambos, invisible y sofocante.

Estaba concentrado mirando sus ojos cuando de pronto algo en mi pecho comenzó a arder, la solté debido al dolor y me llevé una mano al pecho intentando calmar lo que sentía. Las runas en mi piel, normalmente apagadas, comenzaron a brillar como un resplandor carmesí. La sangre corría entre ellas como si fueran heridas vivas.

—Maldición.... —gruñi, apretando los dientes tanto como pude.

En medio de mi dolor escuché la voz preocupada de la bruja y por el rabillo de mi ojo pude ver que me miraba con el ceño fruncido. —¿Que te ocurre?— preguntó.

No respondí al instante, no podía, la voz no salia de mi. Me incline hacia un tronco caído, y con una de mis garras trace un símbolo en la corteza: un símbolo partido por un relámpago. El mismo que ahora palpitaba en mi piel.

—No debias llamarme— dije, con voz grave—. Porque al hacerlo, has despertado la marca carmesí.

Ella retrocedió un paso en negación, pero me di cuenta justo en el momento en que ella sintió el mismo dolor que yo, la tierra bajo nuestros pies vibro como si la tierra misma respondiera a lo que estaba pasando. Cuando ella se levantó la túnica y miro, me di cuenta de que estaba en shock, ahí estaba el resplandor, el mismo que se había dibujado en mi piel, la misma marca, ardiendo como un tatuaje vivo.

—No...no puede ser... —susurro, tocándose la carne caliente.

Me acerque a ella, con los ojos llameantes, y mi voz salió en un susurre tan bajo como peligroso. — Si, bruja, tú y yo estamos encadenados. Deseo, sangre y fuego. Lo que me ocurra a mí lo sentirás tú, lo que arda en ti, me consumirá a mí.

Elara jadeo, temblando fue retrocediendo. Vi pasar diferentes emociones por su rostro, y yo no sabía si rendirme a las vibraciones que la marca provocaba o alejarme y volver a mí propósito. Cada latido en mi era un impulso, un llamado a entregarme y a probar lo prohibido.

En un momento de impulso de mis propias emociones acerque mi mano a la marca en su vientre, sin llegar a tocarla. Sentir el calor de su pequeño y delicado cuerpo tan cerca era insoportable, como si con su sola presencia pudiera tocar la gloria sin tenerla.

—Elara....— murmure, con voz grave—. El destino ya nos tomó, no hay vuelta atrás.

La bruja cerró los ojos, un gemido se le escapó de su garganta, como una mezcla de dolor y placer. Sabía que ella tenía un dilema interno igual al que yo tenía, pero también se que ese ardor y esa conexión, ella también lo sentía y por eso, me convenci de que esto no era elección de ninguno de los dos... Pero también se que algo en mi interior me dice que estoy es algo que había deseado desde el primer momento, y que lo necesitaba.




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