POV. KAEL
La vela chisporroteaba en la mesilla de la posada, proyectándose sombras que se retorcían en la pared. Elara se sento al borde de la cama con los brazos cruzados sobre el pecho, sabía que estaba intentando aparentar distancia entre nosotros después de que yo la acorralara contra la puerta.
Yo, apoyado en la pared, la observaba en silencio. Se que no tendría más oportunidad para decirle y explicarle lo que yo se de la marca, así que decidí contarle igual ella también estába involucrada. —Ya no sirve ocultarlo—comence a decir al fin, con un tono aspero—. Debes saber que somos y porque la marca nos une.
Elara alzó la barbilla, desconfiada. —Habla—me dijo.
Me aparte de la sombra y me incline hacia ella. Las runas de mi piel briilaron bajo la luz débil de la vela. —El velo Carmesí, ¿Lo conoces?—empece por lo más esencial para mí.
Vi cuando Elara arrugó el seño y luego me respodió. —Es un mito. Un muro de magia que divide este mundo del Abismo. Nadie ha visto el otro lado.
Yo emboce una risa amarga, porque la sola mención de que nadie ha podido ver el otro lado del Abismo, me recuerda de donde vengo y el porque estoy aquí en estos momentos. —Yo si. Y lo que habita allí no es un mito. Es hambre, oscuridad pura. Y se está filtrando lentamente en este mundo.
Vi como Elara temblo como si lo que yo dije le hubiera causado un escalofrío por todo su cuerpo. —¿Que tiene que ver conmigo?—respondio, con voz suave casi temblando.
Yo me acerqué más a ella,hasta que nuevamente la marca comenzo a palpitar con un ritmo compartido. —Tu eres la única descendiente de las hijas del Fuego, brujas capaz de controlar la llama que mantiene el velo cerrado. Yo...soy el guardián de ese umbral, un exiliado del Abismo que fue encadenado a este mundo. Solo juntos podremos sellar la grieta—. Procedi a decirle, para explicarle de la manera más fácil que se podía.
Elara se quedó callada, casi con la respiración contenida. Sabía que su magia era demasiado poderosa pero también demasiado peligrosa, si no sabía controlarla del todo.
—¿Y la marca?—pregunto en voz baja. Sabía que decirle iba a ser algo duro de asimilar.
Extendí una de mis manos, mostrando el resplandor carmesí que latía bajo mi piel. —La marca no es castigo ni accidente. Es el pacto antigüo que se activa cuando la grieta comienza a abrirse. Nos une en cuerpo y alma para obligarnos a cumplir con nuestro destino. No podemos escapar uno del otro. Si fallamos....el Abismo consumirá todo.
Elara trago saliva. Era algo increíble eso lo tenia claro, pero todo lo fue desde el primer momento, la vibración de la marca en nuestra piel, era la suficiente prueba de que todo esto de verdad existía para ella, porque yo ya había escuchado de esto antes, lo que no pensé fue que eso me iba a tocar a mí pasarlo.
—Entonces, nuestro viaje es hasta el velo— susurro apenas, con una voz demasiado débil y mirando la vela como si buscara respuestas en la llama. —Si—asentí, con voz grave y firme—. Y no será fácil. Otros nos buscarán, algunos querrán matarnos. Otros.... intentarán usar el poder que compartimos.
Elara me miro fijamente, en sus ojos vi un torbellino de miedo, rabia y deseo. —No confío en ti, Kael—me dijo por fin, yo ya lo sabía nadie podía confiar en alguien de un momento a otro, era entendible, pero en estos momentos no teníamos algo más que hacer, yo me iba a ganar su confianza de eso estaba completamente seguro.
Me incline hasta quedar frente a ella, mi sombra cubriendo su cuerpo y le dije: —No tienes porque confiar bruja, solo sobrevivir.....y resistir lo suficiente para sellar el Velo.
Ella sostuvo mi mirada, la tensión entre nosotros era insoportable: destino, deseo entrealazados en un nudo que no podríamos deshacer.
Pero por primera vez senti tener un verdadero propósito en mi vida, lograr nuestra misión pero también ganarme a esta bruja, que por más que ella lo niegue sabía que estaba destinada para mí o así lo sentía.