POV. ELARA
Lance un grito desgarrador mientras canalizaba toda la energía de la marca en un solo hechizo. Las llamas negras se elevaron, entrelazas con el fuego, formando un estallido que obligó a Serik a retroceder.
La lanza sagrada se resquebrajó, las runas parpadearon hasta apagarse, y Serik cayó de rodillas, jadeante, con la armadura humeante y la sangre escurriendo por las grietas de su costado.
Kael se acercó lentamente, con los ojos brillando de rabia aún contenida. —Podria matarte ahora mismo.
Pero yo levanté una mano, deteniendolo. Camine hacia Serik, con el corazón encogido. Lo vi temblar, lo vi quebrado....y por un instante, volvió a ser el joven aprendiz que había compartido risas conmigo bajo los muros del templo.
Me arrodille frente a el. —No tenías que odiarme, Serik... pudimos haber luchado juntos.
El escupió Sangre , la mirada endurecida pero más debil. —Tu...nunca lo entendiste, Elara...yo no te odiaba. Nunca.
Eso me congelo. —¿Entonces porque...?
Una sombra de melancolía cruzo por sus ojos. —Porque jure proteger este mundo...y la marca que llevas...no pertenece aquí. Es una grieta, una herida del Abismo. Y tú...y esa criatura...son la llave que la abrirá.
Kael gruño, sus garras encendidas. —¡Mientes!
Serik lo miro con desdén, aunque apenas podía respirar. —No miento bestia. El vínculo que los consume es la misma cadena que podría destruir todo lo que existe. La marca carmesí...no los unió por amor. Los unió para el sacrificio.
Sentí que el aire se me escapaba de los pulmones. —¿Sacrifio?
Serik asintió débilmente, sus ojos apagandose. —Elara....siempre quise creer en tí. Ojalá...hubiera habido otro camino.
La última palabra se deshizo en un susurro. Su cuerpo se desplomó contra la tierra, sin vida, mientras la brisa se llevaba la ceniza de la batalla.
Permanecí inmóvil, con la mirada fija en el, lágrimas silenciosas corriendo por mis mejillas.
Kael me rodeo con sus brazos, apretandome a su pecho. —No escuches a un hombre cegado por la fe. No importa lo que dijo.
Pero en el fondo, yo sabía que las palabras de Serik tenían un peso imposible de ignorar. La marca ardía en su piel, como si respondiera a lo revelado.
Por primera vez, temi no solo el poder que compartía con Kael...sino a lo que significaba.