Profecía carmesí

CAPÍTULO 17- La niña de fuego

POV. ELARA

Estaba agotada. No por el camino, ni las heridas aún frescas de la batalla, sino por los recuerdos que me ahogaban. Sentía la marca arder bajo mi piel, como si exigiera que hablara, que sacará todo lo que tenía callado demasiado tiempo.

Kael caminaba a mi lado, mirandome de reojo me dijo: —Sigues atrapado en el. En ese Serik.

Yo negué con la cabeza. —No. Está vez....estoy atrapada en mi misma.

Me detuve, cerrando los ojos, y la memoria brotó como una herida abierta.

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Era apenas una niña no mayor de ocho años, cuando las llamas brotaron de mi la primera vez de mis manos. Estábamos en el campo, mi hermano Darien recogía flores y yo jugaba a imitarlas con fuego. No pude detenerlo. El incendio se extendio y mi madre apenas logro apagarlo con conjuros de agua.

Los vecinos no fueron tan misericordiosos. Me llamaron "niña maldita", me escupían al pasar, me señalaban con cruces de hierro. Aún así, mis padres me protegieron cuanto pudieron. Hasta que un día, hombres del círculo llegaron.

"Será entrenada," dijeron. "O destruirá todo lo que toque."

Llore mientras me arrancaban de los brazos de mi madre, con Darien gritando mi nombre desde el portal de nuestra casa.

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La visión me sacudio. Me abrace a mí misma, respirando con dificultad. Kael al verme apretó los dientes, su sombra oscureció el suelo. —Te arrebataron tú infancia— me lo dijo al adivinar mi visión o tal vez mientras estuve en la visión le iba contando lo que pasó, no lo sé, solo se que tiene razón.

Asenti, continuando con voz rota, todo lo que viví. —En el Circulo...todo era disciplina, reglas, cadenas disfrazadas de enseñanzas. Si mostrabas poder, eras peligro. Si te contenias, eras débil. Yo nunca encaje, Serik fue el único que me hizo sentir que no estaba sola...hasta que también lo perdí.

Me arrodille en medio del camino, con la marca brillando cada vez más fuerte en mi vientre y brazos. —Y entonces llegó la desesperación. Cuando escape del Círculo, perseguida por quienes me llamaban aberración...hice lo único que sabía: magia.

Mis ojos se llenaron de lágrimas ardientes. —Busque un hechizo que me diera control. Que me diera poder suficiente para no ser cazada nunca más. Lo encontré en un grimorio prohibido....un conjuro de sangre y fuerza que prometia unión con una fuerza más grande que yo.

Mire a Kael con una mezcla de miedo y certeza. —Ese conjuro....fue lo que me ato a tí. La marca no apareció por azar, Kael. La invoque.

Cuando me sentí atada a el quise volver al pueblo a recibir mi castigo, porque había pensando que había invocado una bestia pero no fue así la realidad es que el ya estaba viviendo solo estuvo en un mal lugar en ese momento.

De pronto, la marca ardió con un resplandor carmesí violento. Grite, llevándome las manos al vientre y a los brazos mientras las runas parecían quemarme la piel desde adentro.

Kael me sujeto antes de que cayera, sintiendo también el calor insoportable atravesar si propio cuerpo, lo noté cuando vi en su cara una mueca de dolor. La conexión vibraba, como si la marca quisiera arrancar algo de nosotros.

—¡Elara!—rugio—. ¡Resiste!

Temblando y con la voz apenas audible. —Lo entiendo ahora....cada vez que hablo de mi pasado....cada vez que siento demasiado....la marca se alimenta. Como si quisiera consumirnos.

Kael me sostuvo contra su pecho, furioso, mientras su propia piel brillaba con las mismas runas que yo. —No dejaré que te lleve. No dejaré que nos use como sacrificio.

Pero en lo mas profundo se que el sabía tanto como yo, que no podríamos detenerla para siempre. La marca estaba viva. Y con cada paso hacia adelante, reclamaba más de lo que éramos.




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