POV. KAEL
La sala se sumio a un silencio tras las palabras de Nheris. Elara lo observaba con cautela, yo en cambio lo miraba, intentando decifrar hasta que punto era humano aun.
Fue Elara como siempre la que habló primero. —¿Como es que sabes tanto? ¿Que fue lo que hiciste para terminar aquí?
Nheris rio suavemente, un sonido áspero que parecía que le cortara la garganta. Se dejó caer en un asiento de piedra, y sus manos huesudas se entrelazaron sobre las rodillas.
—Porque yo estuve allí cunado la marca fue perfeccionada.
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POV. OMNISCIENTE
Hace décadas, Nheris no era un exiliado. Era maestro del círculo, uno de los guardianes de los rituales prohibidos. Su talento para interpretar runas lo hacía imprescindible. Fue el quien, en secreto, tradujo los primeros fragmentos de la profecía que hablaba del equilibrio.
Pero el circulo no quería esperanza. Querían poder. Así que, cuando Nheris intento advertirles que la marca era un arma del Abismo y no un don divino, lo acusaron de traición.
Fue forzado a precensiar el primer ritual exitoso: una bruja y una criatura no humana, unidos por la marca carmesí. La fuerza que irradiaban era indescriptible....hasta que, como siempre, el vínculo devoro a uno. Nheris nunca olvido los gritos, ni el olor a carne quemada, ni la forma en qué el sobreviviente quedó mutilado por dentro.
En su desesperación, huyó con lo poco que sabía. Paso años buscando respuestas, explorando ruinas y desafiando límites que ningún mortal debía cruzar. Y en una de esas búsquedas, entro demasiado cerca a la grieta del Abismo.
La oscuridad lo tocó. No lo mato, pero lo quebró: su piel se agrietó, su voz se fragmentos en ecos, y desde entonces ya no envejeció como los demás. Quedó atrapado entre dos existencias, condenado a ser intérprete de un lenguaje que lo carcomía poco a poco.
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POV. KAEL
—El circulo me llamó loco, blasfemo, traidor—susurro Nheris, con sus ojos apagados brillando con odio—. Pero no me importa. Porque en estas ruinas encontré la verdad: que el ciclo puede romperse.
Di un paso al frente. —¿Porque ayudarnos a nosotros? ¿Que ganas tú?
Nheris me miro por largo rato, hasta que su expresión se suavizo con la mueca de resignación. —Porque yo no puedo hacerlo. Ya no soy completo. Pero ustedes...ustedes todavía son humano y bestia, bruja y sombra. Todavía tienen algo que yo perdí: el derecho a elegir.
Elara bajo la mirada, habia tristeza y compasión en sus ojos. —Entonces...¿Nos das esperanza o nos das condena?
Nheris sonrió mostrando sus dientes quebrados. —Ambas cosas son lo mismo, niña. La diferencia es que están dispuestos a sacrificar.
La marca en nuestros cuerpos ardió con fuerza, como si respondiera al eco de sus palabras.