Profecía carmesí

CAPÍTULO 33- Futuros rotos

POV. OMNISCIENTE

Elara y Kael avanzaban por un corredor que parecía no tener fin. Las paredes eran espejos líquidos que reflejaban no su presente, sino otras versiónes de ellos mismos. Cada paso los acercaba más a esas visiones, hasta que el aire se quebró como cristal....y de pronto ya no estaban caminando juntos.

Elara se encontró sola, en una sala de piedra iluminada por antorchas. Frente a ella, un Kael de mirada fria la observaba con desden. —Nunca fuiste más que un instrumento. ¿Creíste que te amaba? Yo solo necesitaba tu conjuro. Tú cuerpo, tu poder...todo era parte de un plan.

Elara sintió un vacío desgarrador. Su marca árdia como si confirmará las palabras. Quiso gritar que era mentira, pero la duda se clavo en su pecho.

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Kael por su parte, se hallaba en un paisaje diferente: un claro lleno de luz, donde Elara sonreía con ternura...pero en sus brazos sostenía a Serik, vivo, fuerte, mirándola con orgullo. —¿De verdad pensaste que tú eras mi opción?—dijo la ilusión de Elara, acariciando el rostro de Serik—. El fue mi primer amor, mi verdadero destino. Tú fuiste solo un error, un accidente que nunca debio suceder.

Kael apretó los puños, la rabia latiendo con fuerza en su sangre. El recuerdo de Serik era una herida que nunca terminó de cerrar.

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Las visiones se intensificaron Elara vio a Kael besarse con otra mujer, entregado a la oscuridad, mientras ella era devorada por el fuego, de su propio poder. Kael, en cambio, vio a Elara coronada como reina del círculo, dándole la espalda mientras el era arrastrado al Abismo de las voces que siempre lo habían reclamado.

Los dos gritaron al mismo tiempo, la marca en sus cuerpos ardiendo como fuego líquido.

—¡Elara!—rugio kael.

—¡Kael!—llamo ella con lágrimas en los ojos.

Las ilusiones temblaron, quebrandose como espejos rotos. Los reflejos falsos se deshicieron en humo, y por fin se encontraron de nuevo, cayendo de rodillas uno frente al otro.

Elara lo abrazo con fuerza, temblando. —No eras tú, no eras tú...

Kael apoyo la frente en la de ella, respirando agitado. —Y tú tampoco. Era el Abismo. Quiere separarnos.

Elara lo miro a los ojos, con el rostro húmedo por las lágrimas. —Entonces no le demos lo que quiere. Pase lo que pase...no dejemos de elegirnos el uno al otro.

Kael sonrió débilmente, con una ternura rara en el. —Aunque el Abismo nos arranque todo....yo seguiré eligiendote.

La marca en sus cuerpos brillo con un resplandor distinto, no solo ardiente, sino vibrante, como si respondiera su juramento. Por un instante, el Abismo retrocedió, como si hubiera perdido terreno.

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Cuando se incorporaron, el corredor seguía delante de ellos, pero ahora sus pasos resonaban más firmes. No porque el Abismo intentará de quebrarlos....sino porque sabían que ya habían vencido la primera de las tentaciones más peligrosas: traicionarse a si mismos.




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