POV. KAEL
El suelo vibranba con cada pulso del corazón. El aire era un veneno espeso que quemaba los pulmones. Elara levantó sus manos y la magia estalló en llamada carmesí, pero la marca brillaba con tanta fuerza que parecía que la piel se le desgarraba.
Rugi, mi espada envuelta en fuego oscuro. El Abismo respondía a mi furia, como si quisiera reclamarme.
La entidad nos observaba desde lo alto, su máscara llorando Ríos de sangre. " Sois la chispa y el recipiente. Mostradme vuestra fuerza...o ser devorados."
Elara lanzo un rayo de energía que partió el suelo en dos, pero ma criatura lo absorbio como si fuera aire. El contraataque fue brutal: una ola de sombras que nos arrojo contra las paredes de cristal negro.
Me levanté de un salto, con la marca brillando en mi pecho como un sol enloquecido. —¡No nos vencerás!
La marca estalló, y por un instante, sentí que mi cuerpo no era mio. El fuego negro salió de mi piel, tomando forma de alas deformes. Elara grito mi nombre, pero cuando la mire no eran del todo mis ojos.
La entidad rio. "¿Lo ves, bruja? El ya es mío. Siempre lo fue. Tú solo aceleraste el destino al invocar la marca."
Elara apretó los dientes, su magia temblando mientras luchaba contra el dolor que le estaba ocasionando la marca y me grito: —¡Kael, escuchame! No eres un arma. No eres una llave. ¡Eres mío, porque yo te elijo!
Sus palabras atravesaron la niebla escura en mi mente. Rugi, resistiendo el impulso de entregarme al poder del Abismo. La marca ardió aún más fuerte, y por un instante, los símbolos en mi piel se unieron, creando un circulo luminoso que repelió la oscuridad.
La entidad grito con furia, y de su cuerpo brotaron cientos de sombras que se abalanzaron sobre nosotros como enjambres de garras y fauces.
Elara y yo peleamos espalda contra espalda, cada golpe, cada hechizo, alimentado por la energía compartida de la marca. La batalla no era solo contra la criatura, sino contra la tentación de rendirse al poder infinito que la marca nos ofrecía.
Depronto senti como mi cuerpo cedía. El poder era embriagador. Podría destruirlo todo solo con un pensamiento si lo dejaba fluir. Pero entonces mire a Elara, si rostro manchado de sangre y lágrimas, y supe que si me rendía, la perdería.
Con un rugido, hundi la espada al suelo, canalizando la marca hacia ella. Elara unió sus manos, reforzando el conjuro. Una explosión de fuego carmesí y sombra pura sacudio el corazón del Abismo, haciendo que la entidad retrocediera por primera vez.
"Imposible...¡nadie había resistido así! La marca no es suya....¡es mía!"
Elara, exhausta pero firme, levantó la mirada. —Entonces aprenderás....que no somos tus esclavos.