Son las tres de la madrugada, recostada en mi cama y totalmente a oscuras repaso una y otra vez el beso que James me dió, apenas volví a casa tuve que hacer un esfuerzo grande para no verme afectada ante mis padres y Luke y debo admitir que costó demasiado; siento los nervios a flor de piel, la incertidumbre me consume y no puedo evitar sentirme como una completa cualquiera aún cuando yo no le correspondí, aún cuando lo empuje y salí de allí.
¿Por qué?
¿Por qué lo hizo?
¿Con qué propósito? ¿Qué planea?
Mañana lo veré nuevamente en clase y no sé cómo haré, ¿Cómo voy a prestar atención si él se comporta como suele hacerlo? ¿Qué le diré? ¡Nada, no debo decirle nada! ¡Fué él quién cruzó la raya! ¡Fué él el que actuó mal! ¡Y puedo apostar que se está diviertiendo con la situación!
Debo aclarar ésto, no quiero que piense que quiero ser su "favorita". Porque no quiero... ¿Verdad?
Claro que quieres, te gusta y lo sabes.
¡No, no, no, no y mil veces no! ¡No puede estar pasando! ¡No a mí! ¡¿Por qué?! Cálmate y no escuches a tu consciencia que a éstas horas ya no funciona bien.
Suspiro y me acomodo en mi cama, la noche es fresca pero no importa, lentamente me quedo dormida sin antes volver a recordar lo vivido y dormir en brazos de Morfeo, con la imagen presente de mi condenado profesor y la esperanza de que sólo sea una estúpida pesadilla producto de mis inestables hormonas adolescentes.
—¡Deja de dormir Isabella!— grita mi hermano, qué dulce es.
La mañana llegó pronto, demasiado para mí, me doy un baño caliente y ya más tranquila que anoche me coloco la ropa y bajo a desayunar; no soy de las que se demoran horas y horas para vestirse pero me gusta verme bien y consentirme de vez en cuando, no le veo el objeto a parecer un zombie rastrero con cabello de paja todo el tiempo – solía ser así hace algunos años–.
Bajo las escaleras de casa de dos en dos, debo desayunar rápido, corro el cabello de mi rostro y me quedo perpleja con lo que veo; James está sentado junto a Luke y papá, mientras mamá le sirve una taza de café, ¿¡Qué carajos!?
—¿Profesor James?— pregunto casi al borde del colapso nervioso.
—Buenos días Srta. Connors— me dice sonriendo gustoso, lunático.
—Hija, tu profesor vino hasta aquí para hablar de tus excelentes calificaciones y tú prometedor futuro. — mamá se vé muy orgullosa.
— Sólo llevamos media semana de clases— anuncio irónica, algo se trae entre manos.
—A pesar del poco tiempo que llevamos, has sido la única en aprobar todas mis preguntas y de manera sobresaliente, las cuales están pensadas para que jóvenes sin potencial no puedan desarrollar— explica bebiendo el café— Por ello he venido a hablar con tus padres, para que sepan que quiero que hagas una pasantía muy importante como mi asistente y eso te dará muchos créditos para la universidad, sin mencionar que puedes asistir a algunos de mis seminarios y tener contacto con alumnos avanzados. Tienes mucho potencial Isabella, debes explotarlo.
Mamá y papá están felices y orgullosos, siguen hablando con James mientras Luke me felicita y yo solo quiero salir de casa y molerlo a golpes, ¿Cómo se le ocurre? ¡Maldito lunático!
Sí tiene alguna clase de intención conmigo me parece de muy mal gusto engañar así a mis padres, decirles que tengo un supuesto potencial no se en qué, voy a matarlo, a veces pienso que mis papás son algo ingenuos cuando se trata de mí.
No soy Annabella.
Salimos de casa y en cuanto las puertas de ésta se cierran lo golpeo en el estómago, escucho como contiene la respiración en un jadeo y se dobla a la mitad dando una gran bocanada de aire, se recompone y me observa enojado.
—¿Cuál es tu problema?— tose.
—¡Tú! ¡Estúpido engreído! ¿Qué crees que haces en mí casa? ¡¡Y con mis padres!!— estoy lista para volver a golpearlo.
—Lo que dije es totalmente cierto Bella, no tiene nada que ver con lo que haya pasado — mira mis labios y me aparto un poco.
—¿Qué? — digo sorprendida.
—Tienes una mente brillante, eres rápida para las deducciones. Eso te facilitará toda carrera que elijas— me sonríe— Lo haces aún mejor que yo. Y eso es sorprendente.
—¿Cómo lo sabes?— desconfío— Me refiero a que cualquiera puede hacer preguntas de comprensión, yo no tengo ninguna cualidad especial ni superior, no poseo una mente brillante, ¡Ni siquiera puedo pasar matemáticas sin reprobar una vez!
—No, no todos pueden y lo sabes. Soy un profesor joven y de varias asignaturas porque soy más listo que los demás y tú igual, pero no lo usas a tu favor— sonríe.
—Escucha, deja a mis padres en paz, no necesitan otra decepción de mí parte— suspiro —Yo no soy como mi hermana y al decirles tú lo de la pasantía me has puesto en un lugar de mucha presión.
Editado: 11.01.2019