Profesor

CATORCE

Llego a la sala de maestros totalmente agotado, los alumnos de cuarto años son sin duda los peores que he tenido pero no les vendrá mal un poco de mano dura.
Tomo asiento en mi escritorio, mi taza de café está lista y me dispongo a tomar mi descanso.
Mientras mi cuerpo se relaja, en mi mente se reproduce la escena en la que estuve con Bella en mi auto, fué sinceramente increíble y con franqueza esperaba una negativa de su parte por lo que me sorprendió bastante cuando me abordó en el estacionamiento. 
A pesar de saber que es –de alguna forma– mía y que está disponible para mí me causa una rotunda molestia el hecho de que ese mocosa al cual llama "mejor amigo" le revolotee constantemente como una abeja a una flor, no me hace falta ser un adivino para percatarme de sus intenciones ni de que cada vez que la ve parece volverse aún más estúpido de lo normal y es que jamás me ha caído bien ese chico, ni siquiera cuando salía con su hermana.  

Suspiro molesto, intento enfocar mi mente en la castaña de ojos azules y básicamente en todo su cuerpo, no puedo evitar querer hacerle más cosas, es que simplemente me encanta esa niña. El sólo hecho de recordar su forma de besarme, sus labios carnosos, su cuerpo maleable y deseoso de mí y lo mejor, sus jadeos y gemidos, hacen que mi amigo se sienta feliz y mi mente empiece a crear escenarios provocativos y un tanto eróticos donde la protagonista es esa muchacha.

—Les dí el resto de la hora libre a los alumnos— dice Marlin entrando a la sala junto a Mario.

Genial, me han interrumpido.

—¿Sucedió algo?— pregunta éste, su vida no puede llevarse a cabo si no está metido en todos los chismes del lugar.

—Mi alumna tuvo un ataque de asma, si no fuera por el joven Hoult, no hubiera salido nada bien esa situación— gesticula Marlin suspirando y marcando en el teléfono. —Sus padres deben estar en camino ya.

—¿Qué alumna?— pregunto esperando que mis sospechas sean las equivocadas.

— La alumna Isabella Connors — responde la mujer y yo salgo despavorido del salón.

Camino apresurado por el lugar, voy hacia la enfermería y no me importa chocar con las personas.
Mi preocupación es grande, no soy una mala persona por más que ella sólo me atraiga para el sexo, la chica me preocupa.

Sí, aunque no lo crean tengo algo parecido a un corazón.

Llego a la puerta de la enfermería, algunos alumnos van y vienen por el corredor, me acerco y abro la puerta rápidamente y los veo, Bella descansa en una de las camas del fondo y a su lado el odioso Hoult sostiene su mano. 
Inevitablemente algo en mi pecho se hizo presente, algo parecido a las ganas de separarlos  y golpearlo a él en la perfecta nariz que posee. Molesto me alejé de allí.

Bella pov.

Abro mis ojos con cuidado, lo primero que veo es esa molesta luz blanca, me obliga a parpadear varias veces antes de poder acostumbrarme, me incorporo algo lento, Aidan está dormido sobre la cama y sostiene mi mano, que tierno es. De seguro estuvo aquí conmigo todo el tiempo, no espero menos de él, es una persona tan cariñosa.
Me remuevo con cuidado de no despertarlo y bebo un poco de agua, cuando voy a regresar a la cama unos brazos fuertes me toman por sorpresa.

— Qué bueno que estás bien— susurra Aidan suspirando— Pensé que morirías en mis brazos o que tendrían que dejarte en el hospital.

—Lamento que tuvieras que ver eso, no pensé que me daría un ataque en plena clase— musito avergonzada.

—¿Por qué no nos dijiste nada sobre tú asma?— me pregunta molesto— Esas cosas se dicen siempre, podría haberte cuidado más, ¿Y si te hubiera sucedido estando con Lucy o Camile? ¿Qué podrían haber hecho si no lo saben?

— No me gusta hablar de eso, es algo personal. Además no es tú obligación cuidarme ni la de ellas.  — susurro apartandome de él.

No es un secreto que me guste tener pero tampoco quiero que los demás lo sepan, que me vean con pena o compasión porque no la necesito y es que me molesta tanto, ¿Por qué tenía que tener asma? ¿Por qué siendo gemela de Annabella sólo yo la padecía? 
Siempre me he preguntado eso, desde que soy una niña he pensado el porqué de aquello y es que, ¿Cómo no hacerlo si me siento limitada por ésta curiosa enfermedad?

—Te quiero Isabella, somos amigos y los amigos se cuidan— Aidan toma mi mentón para obligarme a verlo sonriendome.

—También te quiero Aidan, sólo... No hablemos de ese tema. — suspiro —Ahora que lo saben, no pregunten— suelto incómoda.

—De acuerdo, pero en algún momento, tarde o temprano me tendrás que hablar de ello y no voy a descansar hasta que me digas todo sobre  tí — sonríe confiado.

La puerta de la enfermería se abre y mi madre entra desesperada, me abraza por un largo rato y sé que su preocupación ha sido mucha, siempre ha sido así.
Espero en el pasillo mientras mamá firma algunos papeles con el director, Aidan regresó a clase y yo estoy lista para ir a casa a descansar. Veo por la ventana a Luke en el auto, seguro salió de la universidad para poder traer a mamá hasta aquí ya que ella no sabe conducir y aún cuando hay situaciones en las que se requiere que ella tenga tal conocimiento se rehúsa fervientemente a aprender.




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