Profesor

DIECISEIS

Son las cinco de la mañana y yo ya estoy despierto, doy una que otra vuelta en la cama pero al final el aburrimiento me gana y termino levantándome. Mientras me estoy vistiendo escucho mi móvil avisar que un mensaje de texto ha llegado.
Abro el mensaje y lo leo detenidamente, sonrío al leer el contenido; esta mujer no cambia nunca. 
Desayuno rápidamente y subo a mi auto, la carretera está totalmente desierta y yo aprovecho para manejar tranquilo y a mi antojo.

Inesperadamente hoy tendré una visita en el salón, y no una mala debo decir, Cassandra Foy, una hermosa muchacha que hace tres años fué mi "favorita" en la universidad de arte. 
Hermosa morena de ojos verdes, cuerpo infartante y una risa de ángel que deja muerto a más de uno, tuvimos la mejor diversión durante el último año que trabajé allí y ahora que está haciendo una pasantía me ha elegido a mi para que la ayude.

¿Qué casualidad no?

Tal vez saque provecho de ésta situación, pues, ¿Por qué no poner celosa a Bella? Esa niña sí que logra sacarme de mis casillas pero también me pone de otras maneras si comienzo a pensar demasiado en ella.

Pensando mejor y a detalle en Isabella, no se parece en nada a Cassandra, tiene el cabello castaño claro y esos ojazos azules que me encantan, sí bien su cuerpo es delgado tiene su atractivo, pero definitivamente lo que amo de ella es esa actitud tan independiente y rebelde a su manera, esa terquedad y su incansable forma de hacerle ver a las personas que no las necesita para cuidarse y sentirse bien.

Llego a la entrada de la escuela, hay varios alumnos en las afueras, algunos autos aparcan y el autobús escolar llega en tiempo y forma.
Bella llega junto a un joven parecido a ella – supongo es su hermano mayor– baja y la observo sin miedo. Lleva una camiseta rosa y una chaqueta blanca, jeans negros y sus típicas e infaltables converse.

Hermosa. Y sobre todo, sexy.

La veo saludar a sus compañeras de clase y abrazarse con ese odioso de Aidan Hoult, me saca de mi centro verlos juntos y no, no estoy celoso, mucho menos de un chiquillo de dieciocho años. Ojalá le dé tortícolis, y sí, sólo se me ocurrió eso. Doy pena.

Isabella pov

Llego a tiempo al colegio, menos mal. Estoy contenta pues hoy papá designó a Luke como mi chófer personal. Sí queridas, mi hermano me llevará a dónde yo pida. ¿La causa? Sencilla, mi atolondrado hermano llegó tres días después del fin de semana, sin ropa y totalmente ebrio. ¿Pueden creerlo? Mi padre se enojó mucho con él y dijo que su mejor castigo sería llevarme a mí y a mis acompañantes a dónde yo quiera por dos meses completos. Algo duro lo sé, pero yo estoy más que felíz y ya tengo una lista de los lugares que voy a visitar ésta semana.

—¡Buenos días!— grito saliendo del auto.

—Buenos días Bella— me responden al unisono las mellizas.

—¿Qué tal estás Bella Bell?— dice Aidan abrazándome.

—Aidan, ¿otra vez estás viendo Tinkerbell?— suelto riendo.

—Mis hermanas me obligaron— espeta a la defensiva.

—Claro— río caminando hacia el interior del edificio.

—¿Ha habido algún avance entre James y tú?— Camile me sonríe esperanzada.

—No— finjo estar decepcionada.

No es que quiera mentirles pero algo en mi interior me grita que oculte lo que está sucediendo con mi profesor y por primera vez decido hacerle caso.

—A mí no me engañas— Aidan susurra y pasa de mí hacia su casillero.

Mierda.

Lo sé conciencia.

Llego a mi casillero y tomo lo que necesito, la clase de hoy es sólo una y es literatura, todo un día con James y yo no puedo evitar sonreír como boba.
Volteo cerrando mi pequeño y defectuoso cubículo de metal y veo una joven mayor que yo, la observo bien y llego a la conclusión de que es hermosa. Cabello negro, ojos verdes y su ropa me encanta, camina con unos zapatos negros con detalles en plata y parece que flotara por el pasillo. Contonea sus caderas de forma sexy, ni mal ni bien, ni recatado ni exagerado, simplemente lo justo y necesario, perfecto. Ella se ve perfecta, y más de un profesor y alumno voltea a verla.

—Disculpa, estoy buscando la clase del profesor James Lombardi, clase de Literatura — habla sacándome de mis pensamientos.

—Si claro, yo voy de camino a ella, ¿Te acompaño?— sonrío.

—Sería maravilloso— exclama sonriendome.

Qué cálida es.

No te confíes, las apariencias engañan.

Paranoica.

—Soy Isabella, un placer— me presento.

—Cassandra Foy, un gusto— estrecha mi mano con confianza.

—¿Vienes a clase? ¿O eres profesora?— pregunto interesada.

—Oh, no, ninguna de las dos. Estoy haciendo una pasantía y me permiten elegir un profesor y asignatura que no sea la mía para que me guíe y ayude— explica— y como James fué mi profesor hace tres años y ya nos conocemos de más, decidí que él me ayudara.




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