Profesor

VEINTE

—¡No puede ser!— musito molesta.

—Vamos Bella, sólo es una hora tarde— ríe Luke.

—No comprendo para que mamá quiere que asista al instituto cuando toda la jornada ya ha comenzado hace una hora — ruedo los ojos.

—No puedes faltar a menos que estés enferma, lo sabes — se encoge de hombros.

—¿Todo en orden?— lo veo suspirar.

—Problemas con la universidad, nada de qué preocuparse — me sonríe. —Ahora vete.

Ruedo los ojos y salgo del vehículo, camino a paso cansado por la entrada y es que en verdad quería quedarme en casa. 
Hoy tenía cita con el médico neumologo para un chequeo y control, había muchos pacientes antes que yo y una vez estuve dentro de su consultorio pues se tomó la libertad de demorarse lo que le vino en gana y aquí estoy, llegando tarde a clase de matemáticas –en la cual soy pésima– y planeando las supuestas clases de ayuda que le daré a Aidan para que pueda aprobar su asignatura.

—Tengo mucho que hacer — susurro llegando a mi casillero.

—Tendrás que dejarlo para otro día— James me toma por la cintura y me lleva a cuestas nuevamente a la salida —No tenemos mucho tiempo antes de que alguien nos vea, por lo que te pido que subas al auto sin oponer resistencia.

—Vaya, un secuestrador amable, debe ser mi día de suerte— río —¿A dónde me llevas vil pecador?

—A que peques conmigo— susurra dejándome atrapada entre su auto y su cuerpo —¿Te interesa?

—¿Acaso eres el diablo que viene a tentarme?— elevo una ceja.

—Soy tu profesor, el que quiere darte algunos mimos indebidos— suelta sobre mis labios sin siquiera tocarlos.

Acorto la distancia que nos separa, uno mis labios a los suyos y lo beso lentamente, ambos suspiramos y es que llevamos tiempo sin vernos de ésta manera y es más que claro que deseábamos encontrarnos, sentir al otro, apreciar el contacto del otro.

—Vamos— se aleja y sube al auto.

Lo sigo y me adentro en el asiento del acompañante, James pone el auto en marcha y emprende el escape del lugar, la música suena alta pero no demasiado y me quedo en silencio deleitandome con lo que mi querido profesor escucha; música clásica, no puedo creerlo, siempre pensé que era un hombre que escuchaba algo más moderno, quizás algo de rap o algo parecido. Pero James tiene varias facetas, es como una cebolla y una que esconde varias capas.

— Cuéntame de tí— suelto viéndolo.

—¿De mí? ¿Por qué?— sonríe divertido.

—Oye, tal vez no tengamos una relación de pareja pero al menos podemos charlar y conocernos, ¿No?— sonrío.

—De acuerdo — asiente satisfecho con lo que dije — ¿Qué deseas saber niña curiosa?

—No lo sé, ¿Qué hay de tu familia? ¿Tus gustos? — juego con mi cabello.

—¿Qué hay de la tuya?— evade contestar primero y ruedo los ojos.

—Bien, vivo con mi mamá y mi papá, Selene y George. Tengo un hermano mayor llamado Luke, una hermana gemela que falleció hace un año — sonrío amarga.

—¿Qué ocurrió?— pregunta viéndome de reojo.

—No importa, no viene al caso— me rehúso a hablar del tema por el momento. —Tu turno.

Suspira algo molesto y ... ¿Triste?

—Tengo un hermano mayor llamado Paul, es tres años más grande. Mi madre se llama Samantha y mi padre Antonio. — suelta tajante, sé que no quiere dar más información. — No hablo con ellos, no me interesa en lo absoluto.

—¿Por qué?— no puedo evitar querer saber más.

—¿Por qué, qué?— eleva una ceja viéndome rápidamente.

—¿Qué ocurrió para que los odies así? Te ví la noche en la que mi papá realizó una celebración en mi casa, hablabas con tu madre y... No fuiste muy amable con ella — susurro lo último.

—No es algo que quiera compartir Isabella — no me pasa desapercibido el modo en que me ha llamado, por mi nombre completo.

—¿Por qué no?— suelto molesta.

—Por la misma razón que no quieres tú hablarme de Annabella — suelta y baja del auto, ¿En qué momento llegamos?

Caminamos en silencio hacia el edificio, se ve algo ostentoso pero en cuanto pongo un pie dentro del mismo me llevo la sorpresa de que no es así. Esperaba una lujosa entrada, bien decorada o algo que denotara una clase social alta pero no es así, es agradable y acogedor, no hay nada que me haga sentir incómoda y fuera de lugar, es un edificio habitacional como cualquier otro.

¿Por qué me empecino en pensar en James de una forma superficial y fría?

Es porque crees en todos y cada uno de los rumores que has escuchado.

Tal vez sea así, tal vez estoy juzgándolo mal sin siquiera conocerlo.

Apenas entro en el departamento siento sus manos sobre mi cadera mientras besa mi cuello, me giro lentamente en le lugar para plantar un beso en sus labios y saborear a gusto su boca. Jadea cuando muerdo levemente su labio, me atrae aún más a él y caemos en el sofá, me encuentro a horcajadas sobre su regazo y puedo sentir la dureza en su pantalón, sonrío entre besos pues me regocija saber que yo lo pongo así; sus manos ahuecan mis muslos y los aprieta con fuerza haciendo que jadee, sus manos suben y bajan por los lados de mi cuerpo y toda mi anatomía hormiguea en el proceso.




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