Bueno, sí se preguntan qué dijeron mis padres por desaparecer la noche de la fiesta, pues nada. Jamás se enteraron, Luke me cubrió muy bien y eso sé que me lo cobrará caro en cualquier momento pero al menos no me castigaron.
Ahora me encuentro en otro aprieto, frente a mi, en éstos momentos mi hermano mayor me cuestiona porqué llegué hace una hora a casa, dónde estuve y con quién y lo más importante qué hice.
—¿No vas a contestar Isabella?— me escudriña aún sentado sobre mi cama.
—Yo... Emm...— mierda, no se me ocurre nada.
—¿Tú qué?— habla serio. Me pone nerviosa.
—Estuve con Aidan— ¿En serio? ¿No podías pensar en otra cosa?
—¿Y?— Dios, que chusma es.
—¿Qué? No tengo porqué decirte más— busco ropa en mi armario.
—Me parece que alguien estuvo haciendo cosas sucias— sonríe.
—¿Y sí las hice qué?— espeto molesta.
—¡Ajá! ¡Las hiciste! Pequeña mocosa mataré a tu amigo— se pone de pie.
—¡No!— me pongo en su camino— ¡Es mi novio! Es normal que quiera estar con él... de esa manera.
Dios mío, acabo de meter la pata y en grande, mi cerebro y situaciones de presión no van juntos, definitivamente. Aidan espero que puedas perdonarme por involucrarte en ésto, jamás fué mi intención, ¿O sí? No, claro que no, no tiene nada que ver con que nos hayamos besado, ¿O sí? Mierda.
—Supongo que tienes razón, hablaré con él luego— asiente saliendo de mi habitación.
Rápidamente tomo ropa limpia y me meto al baño, me doy una ducha rápida y me coloco mis jeans y una blusa color beige, mis sandalias a juego y dejo mi cabello suelto.
Estoy dispuesta a pasar el día en casa, lo más tranquila posible y lejos se algún hombre.
Mi móvil suena de repente y al leerlo me doy cuenta que es de Aidan.
Aidan.
Estoy en la puerta de tu casa, ¡Abre!
Salgo corriendo a toda velocidad, empujo a mi hermano quién se estrella contra la pared del pasillo. Bajo las escaleras como mono desquiciado y me lanzo hacia la puerta de casa. Abro y en efecto mi querido amigo esta de espaldas a mí, se voltea y antes de que pueda decir nada me abalanzo sobre él y escucho a mi hermano bajar las escaleras.
—¡Amor! ¡Te he extrañado tanto!— sonrío abrazándolo.
—¿Cariño...?— responde confundido Aidan y yo agradezco que sea tan inteligente de seguirme el juego.
—Asique tú eres el novio de mi hermana— lo saluda Luke sonriéndole.
—Yo... Sí, lo soy— me observa aún más confundido.
Lo jalo hasta mi habitación, una vez dentro pongo seguro y pego la oreja a la puerta. Me aseguro de que Luke ya entró a darse un baño, tengo por lo menos dos horas de tranquilidad.
—¿Vas a explicarme novia mía?— pregunta Aidan sentado en mi cama.
—Es largo, pero, en resumidas cuentas pasé la noche en casa de James y regresé ésta mañana. Luke me cubrió con mis padres pero pidió explicaciones, asique le dije que pasé la noche contigo— hablo rápido y encogiéndome de hombros.
—¡¿Estás loca?!— grita poniéndose de pie— ¡Podría haberme golpeado por tu mentirita!
—¡Lo sé! ¡Lo lamento! Es lo único que se me ocurrió— digo tapando mi rostro con mis manos.
—Entonces si estás saliendo con James — susurra tranquilo clavando su mirada en mí, suspira —Bueno, no importa, puedo fingir pero no voy a besarte — hace una mueca.
¿Acaso beso mal?
Sí mal recuerdo él fué quién me besó la otra noche, tal vez no lo recuerda pues estaba bastante ebrio. De igual forma no soy tan espantosa como para que me haga una mueca así, Dios, hombres ¿Quién los entiende?
La siguiente hora la pasamos hablando del baile de primavera, posibles parejas y rechazos de invitaciones. Ahora que lo pienso yo no tengo con quién ir y es en unos días, mis amigos ya tienen sus respectivas parejas, no me gustaría quedar sola esa noche.
Suspiro mientras Aidan rebusca en su mochila, sigo pensando con quién ir pero nadie llega a mi mente. Lucy y Camile irán con los jugadores de basquetbol Jack y Louis, Aidan... Él no ha dicho con quién irá pero de seguro tiene varias pretendientes pues es un chico muy apuesto, simpático, amigable, bondadoso, con una sonrisa tan bella... Espera, ¡Qué estoy diciendo! Ya empiezo a decir estupideces.
—Oye Bella, ¿Irías al baile conmigo?— esa pregunta me toma por sorpresa.
—¿Qué? ¿Yo?— digo volteando a verlo.
—Sí tú, pues veo que aún no tienes pareja y yo quiero ir contigo— habla sonriendome.
—Supongo que podemos ir juntos, no tenemos parejas pero los amigos están para eso, ¿no?— me acerco a él.
—Quiero ir contigo pero no cómo amigos, quiero que seas mi pareja Isabella— responde y yo freno de golpe.
Editado: 11.01.2019