Profesor

VEINTISEIS

—James... — jadeo sintiendo como me besa.

—Shhh... — ríe —Van a escucharnos.

—Lo siento... — susurro gimiendo.

Me embiste lentamente, me mantengo aferrada a él y mis piernas en sus caderas, es lo más excitante que he hecho en la escuela y todo por un capricho de mi profesor – que se supone es el "adulto maduro"—. 
Unas cuantas embestidas más y termino sintiendo los espasmos por mi cuerpo, suspirando sonoramente y con ganas de acostarme en su pecho, pero en lugar de ello debo volver a clases ya que que el receso va a terminar pronto. Digamos que utilicé el horario de mi almuerzo de manera más creativa y el lugar dónde llevamos a cabo nuestro encuentro es el baño de maestros, ese que no es muy frecuentado por estar alejado de los salones principales.

—Jamás me cansaré de ésto— jadea besándome.

—Espero que tengas un tiempo fuera, debo volver a clases — río.

—¿Es muy necesario?— pregunta arreglando mi ropa.

—Pues... Sí— arreglo su chaqueta — Estoy planeando todo con Camile y Lucy para el baile, es en dos días.

—Lo sé, me toca ser chaperon— rueda los ojos.

—¿Chaperon? — me carcajeo— ¿Es en serio?

—¡Si! ¡No te rías!— eleva una ceja —Alguien debe asegurarse de que ustedes los jóvenes no se ahoguen en alcohol.

—¡Oh! ¡Perdóneme buen samaritano! No sabía que estaba hablando con mi abuelo — salgo rápidamente del baño.

—¡Ven a cenar conmigo ésta noche!— grita.

Río por lo loco que está, cualquiera podría escucharlo pero supongo que al no estar en su compañía nadie podría saber que me lo pide a mí.

—¡Si!— respondo de la misma forma y me pierdo en los corredores.

Llevo mis libros en una mano y en la otra mi móvil con algunos modelos de vestidos, en verdad tengo que comprar uno bonito y no tengo mucho dinero que digamos, pero creo que me las podré arreglar bien. 
Camile se une a mí en el camino, me muestra los zapatos que su mamá ha comprado para ella y el bolso que combina. Para Lucy también está todo arreglado, su papá comprará las cosas que su hija – consentida como su hermana– pida para dicho baile y sólo por eso a veces siento algo de envidia.

—Son hermosos Cam— le sonrío — ¿Ya tienes vestido?

—Si, lo tengo listo desde hace un mes— ríe — Aidan también está muy emocionado, ¿Sabes por qué?

—No— susurro algo confundida.

—¡Es por tí!— grita —¡Porque irá contigo! ¡Chica lo traes loco!

Abro los ojos y niego riendo, no considero que sea así.

O no quieres que sea así.

Yo...

—¡Te digo que sí!— afirma segura — Conozco a ese hombre cabezotas, le gustas y mucho Isabella.

Lucy está parada frente a nosotras, no sé en qué momento llegó pero parece haber visto un fantasma, su rostro me produce cierta incomodidad y me atrevería a decir que siente dolor por algo.

—¿Lu?— intento tocar su hombro pero se niega rotundamente.

—Estoy bien, sólo comí algo malo...— me descoloca esa respuesta, ¿Está bien o no?

Antes de que podamos hablarle más sale disparada en dirección contraria, su hermana la observa confundida pero cómo si fuera algo normal en ella.

El día pasa rápido, he recibido mensajes de James diciendo dónde nos veremos esta noche, parece que mi profesor me llevará a un lugar algo elegante, es extraño salir con él, tener una cita como dos personas normales, sin el término de "trato extracurricular".
Suspiro, últimamente pienso en él seguido, me ha platicado de su vida, lo que ha estudiado y lo que le gustaría hacer en su vida. Es un hombre lleno de sorpresas, jamás hubiese imaginado que estudió Administración de Empresas – debido al negocio familiar– y obtuvo el mejor promedio de su promoción, que dos años después descubrió su amor por la literatura tras leer "Orgullo y Prejuicio" y "Cien años de soledad" y que realizó múltiples cursos de diferentes idiomas ya que su mamá es una políglota nata desde que era una adolescente y le inculcó el amor por todos y cada uno de los dialectos que habla y escribe.
Realmente he podido conocerlo mejor, he podido ver al hombre tras la fachada de profesor duro y estricto, es un hombre como ningún otro y a la vez como todos, uno que busca lo mismo que el resto; aceptación, amor, tranquilidad en su vida.

—Y aún así sigo sin comprender porqué odia tanto a su familia — susurro llegando a casa, mamá me sonríe desde la puerta.

—¿Cómo te ha ido?— mamá riega con cuidado sus rosas.

—Bien, lo de siempre, ansiosa por el baile — le doy un beso en la mejilla —Tengo... Una cita esta noche.

—¿Con Aidan?— me sonríe.

—¿Eh?— elevo una ceja.




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