Profesor

TREINTA Y DOS

Camino por los corredores del instituto, un gran revuelo hay entre los alumnos y profesores, no entiendo bien los cuchicheos de las chicas y procedo a llegar a mi casillero; dejo mi abrigo y saco un par de libros de Inglés y Ciencias,  en eso Camille aparece junto a mi casi sin aire en los pulmones.
No deja ni que termine de saludarla y me toma de la mano llevándome hasta el salón de arte, casi se me sale el corazón al verlo a lo lejos y lo único que puedo pensar es que de algún modo ella se ha enterado lo que sucedió con James hace unos días atrás.
Al llegar muchos de los alumnos están ahí y mi corazón late desbocado pensando en el peor escenario, el director también se encuentra allí y habla animadamente con alguien. Me escabullo entre los alumnos, al llegar a la entrada del salón un joven de unos treinta años se encuentra apoyado contra una de las mesas; voltea a verme y me escudriña de una manera que me incómoda, intenso y demandante, como si buscara respuestas a algo. Lo observo fijamente ya que no me dejo amedrentar, al verlo detenidamente no puedo evitar pensar que me es sumamente familiar, sus facciones las he visto antes en algún lugar pero no recuerdo bien en dónde o en quién, ¿Será hijo de algún socio de mi papá? ¿O lo he visto hablar con mi madre por negocios?
Con una seña nos invita a entrar en el salón, mientras avanzamos me doy cuenta que todos los que están aquí son mis compañeros de la clase de Literatura, ¿Será un nuevo profesor? ¿Qué ocurrió con James? ¿Se ha marchado? ¿Es mi culpa? ¿Se encuentra bien?

Tomo asiento en un banco alejado de todos, me gusta estar sola en ésta clase; veo a Camille sentada en los primeros asientos y Lucy a su lado, m observa con un sentimiento que no logro captar bien.

—Muy bien alumnos, mi nombre es Paul Lombardi, soy profesor en la Universidad de Bellas Artes y Literatura. Estaré aquí algunos días evaluando a su profesor— nos sonríe.

—¿Por qué lo evaluará?— pregunto y al instante me maldigo por ser tan chismosa.

—Por algunos cargos en su contra hace unos años— me observa serio y todos murmuran cosas— ¿Srta..?

—Isabella Connors— digo algo cohibida.

—Eres la hermana menor de Luke, ¿Cierto?— pregunta sonriendome.

—Si, ¿lo conoce?— estoy muy  sorprendida, que yo sepa mi hermano asiste a la universidad de arquitectura, pero no me extrañaría que en realidad estuviera asistiendo a las clases de arte o haciéndolo a la par de los estudios que mi padre le impone.

—Es uno de mis mejores alumnos— acomoda sus cosas sobre el escritorio— Eres muy parecida a él, a excepción de tus ojos.

En ese momento James ingresa al salón distraído, cuando sube la mirada se queda totalmente estático, sus ojos se clavan en el hombre que tiene en frente de él y ambos parecen tener una conversación sólo con verse.
De pronto veo todo más claro, ellos son muy similares, ¡Ellos dos son hermanos! ¡Llevan el mismo apellido, maldición!  
Es innegable ahora que los veo juntos, a excepción del color de cabello tienen todo igual a excepción de su carácter.
Mientras preparamos todo para la clase veo la tensión entre ambos, Paul voltea a verme y parece darse cuenta que conozco más de lo que debo a mi profesor, bajo la mirada y continúo así unos minutos y para cuando vuelvo a observar él no ha dejado de verme.

—Srta Isabella, ¿Puede acercarse?— pregunta amablemente. James sube la mirada y nos encontramos, ambos estamos asustados y espectantes. Camino hasta el escritorio y me detengo frente a ellos.

—¿Si?— pregunto con nerviosismo.

—¿Es usted quién se ha postulado para la beca universitaria?— pregunta curioso Paul.

Mi rostro deja ver la inmensa confusión que siento, y luego recuerdo que James quería dármela para poder pasar tiempo juntos. Asiento lentamente, Paul me observa y sonríe de lado. Me ha pillado la mentira.

—¿Ha pensado todo lo que eso conlleva?— ordena sus apuntes.

—Sí, pero la solicité al comienzo del ciclo lectivo por lo que ahora quisiera declinar — trato de sonar confiada.

—Piénselo muy bien Isabella— me observa comprensivo.

—¿Algo más?— estoy más nerviosa que antes.

—No, puedes sentarte Bella— dice James y ambos casi nos desmayamos por lo que acaba de decir.

Paul observa a su hermano incrédulo, en sus ojos veo decepción, odio, ira y mucha frustración, todo junto. James se ha quedado helado, no reacciona, sabe que se ha delatado sólo frente a su hermano y yo lo único que quiero es que me trague la tierra y muy profundo.

¡Me ha llamado de una manera demasiado familiar! ¡Dios!

Me volteo y vuelvo a mi asiento rápidamente, me sudan las manos y la verdad es que mis nervios me harán colapsar. Apenas tomo asiento mi mirada se cruza con la de Lucy quién me observa de manera acusatoria y vuelve su vista hacia adelante.
Suspiro pesadamente y ruego a Dios que éste día termine pronto de lo contrario terminaré en el hospital con un colapso nervioso o peor aún, con uno respiratorio.




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