Profesor

TREINTA Y TRES

Me levanto muy adolorido, cansado y sobretodo molesto, no hago más que pensar en esa niña. No puedo quitarla de mi cabeza, ¿Cómo es posible? ¿Por qué a mí? ¿Por qué debía ser ella? ¿No podía ser otra mujer? ¿Una que no estuviera prohibida tal vez?
Entro a la ducha y dejo que el agua fría caiga en mi cuerpo, Chuck me observa desde la puerta, su cola se menea de un lado a otro. 
Salgo lo más rápido que puedo y en un santiamén estoy listo para ir a dar clases. He estado pensando en el trabajo extra que debo asignarle a Isabella y tengo uno perfecto, del que estoy dispuesto a sacar provecho a cualquier precio.
Salgo de mi apartamento, monto en mi motocicleta y emprendo la marcha hacia el condenado instituto. Hoy estoy de malas, necesito golpear algo o juro que me dará un colapso nervioso, ¡Mierda! 
Camino rápido hacia mí salón, faltan quince minutos para que los alumnos lleguen por lo que me dará tiempo de tranquilizarme. Pero parece que Dios no me dejará en paz el día de hoy, en el salón de arte veo a Isabella ordenando sus pertenencias. 
Me desvío de mi camino y me acerco, entro en silencio y sin hacer nada de ruido, como la sala consta de cortinas plásticas las cuales para mí siete están bajas, así nadie podrá vernos. Pongo el seguro de la puerta, ella voltea a verme y se sorprende.

-¿James?- dice acercándose.- ¿Sucede algo?

-No sucede nada, pero acabo de pensar en una forma de tener créditos extra- sonrío acercándome a ella.

-No te acerques más - musita retrocediendo, sabe a qué voy.

Sigo caminando hacia ella hasta que su cuerpo choca contra la pared y termina acorralada por ésta y mi cuerpo. Intenta safarse de mi agarre pero se lo impido y procedo a besarla, sus labios suaves me llenan de ganas de tomarla aquí mismo.

-James no, no es correcto, ya déjame- pide forcejeando conmigo, odio que haga eso.

-Vamos Bella, sabes que lo quieres igual que yo- respondo besando su cuello.

Escucho como jadea e inclina la cabeza dándome mejor acceso, dejo un camino de besos hasta el lóbulo de su oreja dónde procedo a mordisquear. Siento cómo tira levemente de mi cabello y jadea, eso me pone a mil. La tomo por los muslos y hago que rodee mi cuerpo con sus piernas, camino hasta el escritorio y la deposito ahí. Seguimos besándonos, exploro su boca con mi lengua y muerdo su labio inferior.

-No... No debo... Aidan- habla entrecortado y el sólo escuchar el nombre de ese mocoso me invade la furia.

-Bella es sólo un mocoso, ¡¿Por qué arruinas este momento?!- me aparto de ella.

Me observa en silencio, sus labios están hinchados y rojos a causa de los besos que le he dado.

-¡Responde!- grito mirándola.

-¡Eres mi profesor maldita sea!- farfulla furiosa, sus manos se vuelven puños.

-¡Eso no te importo la primera vez!- sonrío enfrentándola.

-Es cierto, pero ya no se trata de ti sino de mi, yo no quiero ésto. Quiero a Aidan más de lo que te imaginas. - se pone de pie.

-Bien, supongo que tendré que reprobarte -digo ordenando mis cosas.

-¿¡Qué!? ¡¿Vas a reprobarme por ésto?!- repite incrédula.

-Así es, y lo mejor es que no obtendrás la beca y tus padres culparan a tu noviecito, ya que él te distrae demasiado- suelto sonriendo satisfecho.

-Eso es estorsión- masculla.

-¿Y qué si lo es? Me niego a aceptar que ya no hay nada entre tú y yo- gesticulo.

-Eres un maldito imbécil, no voy a darte el lujo de hacer conmigo lo que quieras yo no soy Blair, -¡No dijo eso! ¡Mocosa! _¡Has lo que quieras!- quita el seguro de la puerta.

-Podrías cambiar todo si quisieras éste trabajo extra- digo encogiéndome de hombros.

-Primero muerta, yo no soy tu maldita prostituta- y así hace su salida triunfal.

Maldita sea no salió como esperaba.

Isabella pov

Salgo disparada del salón, no quiero entrar a clases por lo que me quedo unos minutos en el baño de chicas, espero a que todos ingresen a sus salones y salgo. Corro por los pasillos en busca de la salida, mis lágrimas no se hacen esperar y caen por mis mejillas. La furia y la decepción me invaden, furia por las palabras dichas por James y una enorme decepción de mí misma por haberme permitido alguna vez sentir algo por él aún cuando fuera mínimo.
Sigo corriendo y al llegar a la salida choco de lleno con Aidan que me vé sorprendido y preocupado.

-¡Bella! ¿Qué te sucede?- pregunta abrazándome. Me siento bien en sus brazos.

-Yo... - no puedo decirle o le causaré más problemas y sería injusto.- Sólo estoy un poco presionada con la beca y por mis padres. Es todo.

-Tranquila princesa, podrás obtenerla sin problema alguno, relájate un poco- acaricia mi cabello. Es tan tierno.

-Gracias- asiento sonriéndole.

Aidan decide acompañarme a casa por lo que ninguno entra a la escuela. En el camino hablamos de cosas triviales y uno que otro chiste, mi mente se despeja un poco del mal momento que pase con James pero el mal sabor sigue allí.
Llegamos rápido a mi hogar, mis padres no se encuentran y Luke sigue en la universidad por lo que ambos nos quedamos viendo una película. A mitad de ésta noto que mi chico duerme con la cabeza en mi regazo, supongo que ver Titanic por octava vez conmigo lo aburrió pero, ¿Qué puedo decir? Amo ésta película. 
Sonrío mientras lo observo, se ve tan lindo así, tan tranquilo y ajeno a todo lo que me pasa, quiero mantenerlo así, que no sepa nada sobre James, que sepa que soy digna de él. Por eso arreglaré éste asunto yo misma y por mi cuenta.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.