Profesor

CUARENTA Y CINCO


Llevo dos horas hablando con un detective pues se me acusa de violación, ¿Pueden creerlo? Siento que se repite la historia.

—¿Y bien? ¿Qué tiene que decir en su defensa?— pregunta el hombre canoso.

—No hice tal cosa, no he violado a nadie, ha sido una relación corta y consensuada— suspiro.

—¿Por qué terminó?— pregunta una mujer.

—Ella se enamoró de alguien más, yo le insistí en que no habría sentimientos de por medio. — aclaro.

—¿Hubo encuentros en el establecimiento educativo?— pregunta nuevamente el primer hombre, joder, quiero irme pronto.

—No— miento —Jamás, todo fué extracurricular, fuera del instituto y muy alejado del mismo para ser franco.

Me quedo solo con Melania, la mujer policía que me vigila, ya anteriormente estuve me la misma situación cuando Blair hizo la misma denuncia – claro que ella ya me había engañado con mi hermano, mi propia prometida se tiró al idiota de Paul para luego acusarme de tales calumnias sólo porque era mi alumna— y logré retirar todos los cargos, Mel también me interrogó aquella vez.

—¿No te cansas?— suspira.

—Pues si, los asientos están matandome— me encojo de hombros.

—Pensé que habrías aprendido la lección ya— me observa —¿Por qué?

—Porque me he enamorado de mi alumna, porque no es ella quién me ha denunciado sino el cínico y loco de su padre y porque por primera vez en mucho tiempo desde que terminé con Blair Hoult, me siento bien— sonrío levemente —Es gracias a ella.

—Pero se ha ido— niega ella — Y tú estás en un problemita grande.

—No se ha ido, aún no, tiene consecuencias como yo y quiero ayudarla, luego cada uno seguirá su vida — me remuevo.

—¿No estás molesto?— bebe su café.

—No podría estarlo, sería muy estúpido molestarme cuando yo solo causé que ella se fuera, no por haber hecho algo sino por haberle prohibido prácticamente que sintiera algo por mí — río, ésto es muy irónico.

Paul entra en la habitación seguido del abogado de la familia, ambos sonríen, puedo ver que tienen una idea de cómo sacarme de este embrollo.

—Buenas noticias, el señor Piers, ha podido comprobar que la muchacha es mayor, que ha sido todo consensuado y que no ha habido ningún tipo de agravio hacia ella— Paul me observa atento —Sólo debe declarar y quitar la denuncia ya que al tener dieciocho años ya no depende de su padre.

—¿Eso es todo?— pregunto.

—Así es, el código penal estipula que a los dieciséis años de edad ya se es lo suficientemente mayor como para hacerse cargo de sus acciones e incluso se les permite votar por lo que se los considera mayores de  edad para la mayoría  de las cosas— Piers habla— Has tenido suerte James.

Asiento lentamente, Melania se pone en contacto con sus compañeros y estoy más que al tanto de que van a llamar a Isabella.
Me he preguntado todo el día cómo está, qué ha sido de ella y si el enfermo de su padre le ha hecho algo, desde el momento en que me comentó cómo adoraba a su hija fallecida y despreciaba a la que estaba viva creció en mí un profundo odio hacia él.

Bella pov.

Despierto en brazos de Aidan, me sostiene contra él y me acurruco aún más. Sonrío como boba al verlo dormir, se ve tan calmado y bello, no me puedo resistir, le doy un suave beso en los labios y siento como soy correspondida por él.

—Buenos días— sonríe sin abrir los ojos.

—Buenos días— repito felíz.

—¿Todo en orden?— pregunta, sé que se refiere a la noche que pasamos.

—De maravilla— suspiro.

—Traje algunas cosas para tí, ayer cuando Luke me envió mensajes me dispuse a pasar por tu casa y hablar algo con él— sonríe —Tengo tu móvil y algo de ropa.

—Gracias, eres el mejor — lo beso —No encuentro manera de agradecer todo lo que haces por mí.

—Nada que agradecer, lo hago porque quiero, porque te quiero.— bosteza.

Escucho mi móvil sonar, la característica canción me hace saber que es una llamada, me pongo de pie y lo busco con la mirada cuando me doy cuenta que el sonido proviene de la sala de estar. Cuando estoy por encaminarme a la puerta los brazos de Aidan me rodean y me atraen a él haciendo que ría como loca.

—¿No irás a ir desnuda a buscarlo o sí?— ríe y lo imito.

—¿Por qué? ¿No te gusta verme así?— río.

—Me encanta— susurra y besa mi cuello —Pero mis hermanas y mi mamá van a morir de un colapso— se carcajea —¿Quieres que nos hagan preguntas raras?

—No claro que no, pero necesito mi ropa por lo que tendrás que ir por ella— digo dándole un beso.

—Bien, la traeré pero luego nos duchamos juntos, ¿De acuerdo?— me mira espectante.




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