Profesor

CUARENTA Y SIETE

Camino hacia la escuela de la mano de Aidan, sé de antemano que van a juzgarme cuando me vean aparecer en el instituto, van a señalarme, se burlarán de mí e incluso me dirán cosas desagradables pero no me importa ya, me siento lista para todo y algo más importante ocupa mi mente ahora; hablar con Cassandra. Quiero que deje sus planes, ya no tiene porqué seguir y francamente deseo terminar con ésta pesadilla de una vez por todas, James no tiene ninguna relación conmigo, estamos totalmente separados.

Llegamos, lo primero que hago es ignorar a todo el alumnado que se encuentra en la entrada y me señalan de manera extraña, en verdad pensé que sería  algo más difícil. Me adentro en el edificio, voy hasta la sala de profesores dónde estoy segura voy a encontrarla.
Al abrir la puerta encuentro a James y a Cassandra, ella se pone de pie bruscamente y me observa con odio – no esperaba menos–, cierro la puerta a mis espaldas y le pongo el pestillo de seguridad.

—Pensé que querías hablar sólo conmigo— me observa indignada, sé que se dirige a mí profesor.

—Ambos queremos hablar contigo, sabemos lo que hiciste— agrega James serio.

—No sé de qué hablas, no he hecho nada malo.— ella ríe, loca.

—Casey, sabes bien lo que hiciste— camino hasta ella— Además, que yo sepa no  hemos dicho en ningún momento que fuera algo malo — sonrío— Verás, sabemos que convenciste a Lucy de que me jugara una broma. Una de muy mal gusto debo decir.

—Pero no salió como pensaste, salió aún peor— James ríe.

—Sigo sin entender — se arregla el cabello, aparenta estar muy tranquila y no saber nada en  absoluto, es buena, lo admito. — Yo no tengo la culpa de que ambos no tengan la moral para admitir que hacían algo impensable o que, al menos, jugaran bien sus cartas para impedir ser pillados.

—¿Qué hacíamos?— James luce realmente sorprendido.—Ella es mi alumna, y yo sólo su profesor, jamás hicimos nada.

—Oh, vamos, era un secreto a voces de que ambos estaban intimando en una relación poco profesional— eleva una ceja —Es descabellado.

—Admito que, la señorita Connors me encandiló con su forma de ser y que en efecto, nos vimos más de una vez fuera del ámbito educativo pero sólo la invité a tomar un café, varias veces de hecho— se encoge de hombros —Yo le insistí en que debía tomar la beca para una importante y prestigiosa universidad

—No me digas — se carcajea, la burla está impresa en esa risa exagerada.

Observo detalladamente algunas de las fotografías que aún se encuentran en la sala empapelando gran parte de ésta, una en particular me llama la atención pues no recuerdo haber estado en el lugar dónde la foto fué tomada. La escudriño más de cerca, hay irregularidades en ella, cosas que no tienen sentido como la luz del fondo del paisaje, no cuadra con la de nuestros cuerpos. Analizo las demás y me doy cuenta de que tienen varias similitudes con la primera, no cuadran en una u otra cosa y es porque jamás fueron tomadas, nunca estuvimos en esa parte del colegio y lo peor es que nunca hicimos muchas de las cosas que se muestran en ellas.
Lo comprendo, es una especie de montaje y debo decir que uno muy bueno pues ha logrado convencer a casi todos, no sé qué tipo de conocimientos tenga Cassandra o si le pagó a alguien especializado en el tema pero logró engañarnos a todos.

Siempre la ví tan inofensiva y linda.

Apariencias Bella.

Lo sé, ahora lo sé.

Furiosa e indignada observo cómo James sigue discutiendo con ella – tratando de hacerla entrar en razón sobre que él no siente lo mismo que ella–, tomo mi móvil y le escribo rápidamente un mensaje de texto. El mismo llega a mi profesor en unos minutos, en silencio lo lee y me observa con total disimulo de su sorpresa y frustración.

—Dime, ¿Qué se siente saber que sólo eres una mentirosa y caprichosa más del montón?— me paseo por la sala disfrutando de las palabras que acabo de pronunciar.

—¿¡Disculpa!?— se voltea a verme.

—Las fotografías son falsas, al igual que tú— me acerco con varias de ellas en la mano— Que pena siento por tí, tienes que hacer quedar mal a la gente que te rodea, necesitas dejar mal parado al prójimo para sentirte mejor contigo misma, ni siquiera puedes gustarle a un hombre de manera digna.

James me observa atónito, supongo no se esperaba que la dulce Bella pudiera decir algo así. Se equivocó, creo que lo mejor es cuando no te creen capaz de algo y los sorprendes demostrándoles que sí.

—Las fotografías son un montaje— sentencio lanzandolas a su cara.— Ya confiesa, puedo hacer hablar a tu cómplice si quiero y será peor ya que te demandaré por daños y perjuicios.

—¿Acaso tienes idea de todo lo que he hecho para que James se fije en mí? Y tú con tu estúpida cara de niña linda pones su mundo de cabeza así como así. Me sentí humillada, frustrada hasta la  mierda — escupe con desdén.




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