Profesor

CUARENTA Y OCHO

—Entonces, ¿Isabella podrá retomar sus estudios? — mamá se encuentra platicando con las autoridades educativas.

—Así es, deberá tener una conducta intachable y excelente rendimiento académico en lo que resta de año escolar — una mujer algo canosa me observa.

—Gracias, así lo haré — respondo.

—Así será — me secunda mi madre severa, estoy frita.

—Bueno, creo que eso sería todo Isabella, déjanos con tu madre a solas — el director me sonríe.

Asiento, me pongo de pie y en unos segundos ya me encuentro fuera del despacho, saludo a la secretaria y me encamino a mi casillero. Tomo todo lo que allí hay, libros, carpetas, útiles escolares, una chaqueta y un inhalador de repuesto.
Pensar que a comienzos de año odiaba el hecho de mudarme, de alejarme de mis amigas y de tener que dejar a Cameron debido a ello, jamás hubiera imaginado lo mucho que mi vida iba a cambiar, lo mucho que yo iba a cambiar.

Mi móvil suena con su típico ringtone.

Cameron.
¿Qué tal todo? ¿Vuelves al ruedo?

Yo.
Así es, me permiten volver, sólo debo ser perfecta.

Cameron.
Pequeño tecnicismo, no te preocupes, ya ves que todo pudo solucionarse. Me alegro que hayas podido encaminar tu loca vida Bell. Por cierto, dime qué ya no hablas con tu profesor, eso sería el colmo. XD.

Yo.
¡Claro que no! Quedamos en ni hablar en público.

Cameron.
No aprendes XD Cuídate, debo volver a clases, me cuentas.

Vuelvo al despacho dónde mi mamá se encuentra, tomo mi abrigo y salgo, quiero caminar un poco por los pasillos del lugar, todos están sumidos en sus tareas, el salón dónde habitualmente James daba clases está lleno de alumnos que escuchan atentos a la nueva maestra, extrañaré su actitud hostil para con todo, su manera intensa y exhaustiva de enseñar Romeo y Julieta, voy a extrañarlo a él.
Salgo del baño de chicas una vez he arreglado mi cabello, sonrío ampliamente sabiendo que todo ha terminado, muchos de mis compañeros me saludan como antes e incluso Charlotte se ha acercado a mí a brindarme su apoyo y respeto. Jamás creí que eso fuese a suceder, pero ya ven, sucedió. Increíble.

—Isabella— me nombran.

Volteo sin temor, ya no hay incertidumbre para con él o el ser vistos juntos.

—Hola James— sonrío.

—¿Podemos hablar?— ladea la cabeza—Mi coche está en el estacionamiento, si no te importa.

—Claro, pero que sea rápido, no quiero que mis papás se molesten más de lo que ya están — río.

Asiente y nos encaminamos al exterior del instituto, el silencio es cómodo, no me apresuro a romperlo y nos regalamos una que otra mirada cómplice, me trae recuerdos. Buenos recuerdos.

—¿Y bien?— se detiene frente a su vehículo —¿Todo en orden?

—Así parece, todo volvió a ser medianamente como lo era — suspiro.

—Quiero decirte que lamento mucho lo que pasó, los problemas y sobretodo Cassandra— me sonríe con amargura —Lamento no haber podido acatar mi regla.

—No hagas eso— susurro.

—¿El qué?— me observa confundido.

—Lamentarlo — respondo —James, yo no lamento nada de lo que ocurrió entre nosotros, porque he amado todos y cada uno de los instantes en que estuvimos juntos, en los que me dejaste conocerte y te dejé conocerme, en los que fuimos nosotros mismos.

—Tampoco lo lamento Bella— acaricia mi rostro—Pero desearía que terminaran de otra manera, poder estar a tu lado...

—Pero no se puede, hemos tenido suerte de salir ilesos ésta vez, no tentemos a la suerte — le sonrío— Te quiero tanto que no lo imaginas, eres más que el simple profesor.

—Tienes razón, ahora deben calmarse las aguas — ríe —En verdad estoy feliz de que no hubiera consecuencias mayores para tí.

—Que considerado eres— ruedo los ojos.

—Soy así, ¿Qué esperabas?— ríe ególatra y arregla su chaqueta.

—Espero que todo salga bien, aún quedan algunos meses de clases— susurro.

—No seré profesor asique calculo que todo saldrá bien Connors— abre la puerta de su auto —No te metas en problemas, estudia y no me extrañes tanto.

—Sueña Lombardi— río y volteo en dirección contraria.

—Una cosa más Isabella — lo observo atenta, sonríe confiado — Te quiero como no he querido a ninguna mujer antes, creo que, puedo decir con seguridad que te amo.

Abro la boca para decir algo pero él me sonríe y se adentra en el automóvil con rapidez, no va a escuchar lo que quiero decir, no quiere hacerlo y lo respeto, el motor es encendido y poco a poco sale del estacionamiento dejándome aquí con esas palabras bailando en mi mente y una linda sonrisa, ese hombre está loco, no es normal definitivamente, espero encuentre su camino y una buena mujer, yo lo llevaré siempre presente en mi.




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