— Danielle Ellis Rivers… ¿vas a llegar tarde desde el primer
día?. — Reclama mi mamá desde el umbral de la puerta.
— No mamá no, si ya me voy. — Pongo mi brazo sobre el escritorio y cual animal perseguido, empujo todo lo que veo encima dentro de la mochila.
— ¡Pero Danielle! — Se queja mi madre con el rostro serio y un ligero tono de molestia.
— Mamá, ¿quieres que me vaya rápido o lento?. — Bromeo
Ofrezco mi mejor sonrisa a cambio de la mejilla de mi madre que beso antes de salir a toda velocidad en dirección a la puerta principal, a lo lejos puedo oírla decirme algo pero en medio de la distancia y la premura por salir no escucho nada.
Una vez fuera, pongo los audífonos en mis oídos y doy inicio a mi caminata a paso medio, llegando al lugar puedo ver a la distancia a tan noble auxiliar que no pierde oportunidad de lanzarme su pesadez y que si no fuera porque la conozco de años anteriores y siempre ha sido igual pensaría que es una amargada sin remedio alguno.
— Otro año más tarde, ¿no?
— Si. — Susurro siguiendo mi camino hasta el aula con una falsa sonrisa.
Ingreso haciendo contacto visual de inmediato con Jess y Felipe que aguardan por mi en el mismo lugar de siempre, me posiciono entre ambos ofreciendo mi mejor sonrisa de oreja a oreja, esta vez genuina.
— Hola.
— Hola, siéntate rápido porque el profe ya viene. — Jess jala mi brazo sentándome de golpe.
Desde mi lugar puedo escuchar en incesante murmullo de los estudiantes y sin pensármelo mucho echo un ojo hacia atrás contemplando el gentío y si es que ha llegado algún compañero nuevo digno de admirar. En medio de mi vistazo todos guardan silencio haciendo que mi vista vuelva hacia la puerta que se abre dejando entrar a un hombre joven, de rostro atractivo y físico algo cuidado.
Él se acerca hasta el sitio del profesor, deja una carpeta sobre la mesa y toma un marcador volteándose para escribir en la pizarra, Gabriel Levine.
— Buenos días alumnos, me llamo Gabriel Levine y soy su nuevo profesor de Lenguaje este año.
Achine mis ojos y arrugo mi entrecejo en dirección del profesor sintiendo como la idea no era de mi total agrado, apesar de que ya podía escuchar ligeros y sonoros suspiros provenientes del alumnado femenino.
— Ya que me he presentado, les toca a ustedes. — Insto el profesor con su mano.
Absolutamente nerviosa y como estrategia evasiva, mi vista baja hasta el suelo escuchando a Felipe susurrar a mi lado.
— ¿Porque siempre hacen esto?
— Ay no sé, pero mejor no lo mires porque si no te va a sacar a ti. — Susurro en respuesta alzando mi vista ligeramente hacia Jess que está mirando hacia un ficticio horizonte.
— Tú, he, tú, la chica que mira al horizonte.
Sintiéndome aludida al llamado giro mi vista hacia él profesor que aparenta estar divertido por alguna situación que desconozco, me apunto yo misma preguntando si soy yo y maldiciéndome por dentro.
— Ah, ¿quieres ser voluntaria?, ok. — Muevo mi cabeza en gesto negativo generando una amplia sonrisa en él como respuesta.
— ¡Tenemos una voluntaria!. — Festeja mientras sigo negando con mi cabeza, Felipe y Jess se ríen bajito.
— Después siguen sus amigos. — Él profesor apunta hacia Jess y Felipe.
Alcanzo a distinguir en las caras de mis amigos algo de odiosidad por ser los siguientes, pero ya resignada me pongo de pie.
— Ok, me llamo Danielle Ellis y tengo 17 años. — Comienzo a sentarme cuando él profesor interrumpe mi actividad dejándome inmóvil.
— ¿Y eso no más vas a decir?, osea que su vida es el colegio y nada más. — Mis mejillas se tornan rojas por la vergüenza haciendo que de inmediato retorne a mi asiento sin responder nada.
— Bueno, sigamos.
Mientras me hundía en la rabia de sentirme tonta «Imbécil » Llega a mi mente, observo a los demás presentarse agregando más detalles de su existencia. « Podría haber dicho si quería saber hasta mi grupo sanguíneo, maldito. »
Ya terminadas las presentaciones se puso de pie Jane Sears, mi enemiga personal cada cierta cantidad de tiempo.
— ¿Profe, podemos preguntarle algo?. — Jane meneaba su trasero ligeramente como un animal en celo.
— Claro Jane, dime.
— ¿Que edad tiene… usted?.
— Bueno Jane, eso no tiene nada que ver con las clases pero tengo 24.
— ¿Y está…
— Nada más de preguntas personales Jane. — Él profesor interrumpe el interrogatorio haciéndola tomar asiento de mala gana.
— Está ya le echo el ojo al profesor. — Susurro Jess a mi lado.
— Naa, es una tonta igual que él. — Felipe golpea mi brazo llamando mi atención.
Mis ojos chocan con los del profesor que me observa fijamente haciendo que una gota de sudor frío baje por mi espina dorsal.
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Editado: 07.03.2020