Profesor

CP. 28 - CON TODO NUESTRO AMOR.

 

 

« Loca. » Aunque las palabras de Alva generan una risa en mi, el imaginarme a Gabriel desnudo me provoca mucha vergüenza.

Algo agotada por las emociones del día de hoy, me despido de Gabriel dandole las buenas noches para introducir mi cuerpo bajo las cobijas quedándome dormida.

Despierto apenas aclara el día para tomar desayuno y ayudar con los que aceres del hogar, colgar la ropa lavada, ordenar y limpiar los muebles, hasta que un whatsapp me distrae de mis tareas.

Gabriel: Hola mi amor, ¿que haces?

Yo: Estoy ordenando y limpiando mi casa, ordenes de mamá.

Gabriel: Que sexy dueña de casa.

Yo: No me veo tan sexy como imaginas. — Adjunto una foto de mi rostro algo sucio por la limpieza.

Gabriel: Te ves preciosa.

Yo: Adulador.

Gabriel: De ti por supuesto.

Yo: ¿Hoy podremos vernos?

Gabriel: Claro que si y quiero que vayamos al cine.

Yo: Pero Gabriel, alguien puede vernos.

Gabriel: No, iremos a otro centro comercial y nos vestiremos diferente, usare sombrero y tu puedes usar bigote.

Yo: Jajaja esta bien pero si vemos a alguien tendremos que escapar enseguida.

Gabriel: Entendido capitán.

Yo: Ya me voy porque mi mamá me llama.

Gabriel: Te amo mi amor, nos vemos.

Yo: Yo más.

Continuo con los pedidos de mamá hasta terminar con mi habitación que tenia más polvo del imaginado, una vez que todo estuvo listo almorzamos todos juntos para que luego entrara en el baño a quitar el sudor y el polvo de mi cabello, bajo el agua de la ducha, al salir me encuentro de lleno con Alva que al parecer lleva tiempo esperandome.

— ¿Vas a salir?

— Sí

— Con él. — Alva sube y baja sus cejas.

— ¿Cual él? — Pregunta mi padre atrás de Alva sobresaltándonos.

— Con Jess y Felipe. — Respondo de inmediato.

— ¿Y cual él?

— Ningún él papá, son ellos. — Dice Alva intentando ayudar.

— Alva, no soy sordo, ¿cual él Danielle? — Sintiéndome acorralada digo lo primero que viene a mi cabeza.

— Alex papá, Alex se unirá al grupo.

— Alex, ¿el hijo de Laura?

— Si papá, ese Alex, él único Alex.— Digo poniendo mis ojos en blanco.

— ¿No que a ti te gustaba ese muchacho?. — Mis mejillas se vuelven rojas del coraje.

—¿Quién te lo dijo?.

— ¡Ups! Jajaja nadie, Alva mi amor, puedes ayudarme con algo que deje abajo. — Mi padre jala a Alva del brazo.

— ¿Quién te lo dijo? — Pregunto nuevamente.

— Vamos, vamos Alva que es importante. — Mi padre desaparece junto a ella por la escalera.

Entro en mi habitación y mientras seco mi cuerpo comienzo a hablar conmigo misma.

— Pero como puede ser que hasta él lo sepa, apuesto a que Alva anduvo de boca floja y todavía le conté lo de Gabriel, pero ya va a ver, ya va a ver.

Termino de arreglarme, tomo mi bolsa y celular para avisar a Gabriel.

Yo: Ya estoy lista.

Gabriel: ¿Paso por ti?

Yo: No, mejor voy yo.

Salgo de mi casa bajo la atenta mirada de mi padre y Alva que se hacen los desentendidos mirando hacia otro lado.

A los minutos llego hasta el timbre que no alcanzo a tocar para que salga Gabriel de la casa con una gran sonrisa que me hace olvidar mi casi enojo.

— Hola.

— Hola, te ves preciosa.

— Gracias, tu igual.

— Vamos. — Gabriel abre la puerta del auto para que yo suba cerrándola tras de mi.

— ¿Estas seguro de querer ir al cine?, siempre podemos quedarnos en casa. — Menciono cuando este se sube al vehículo.

— Quiero que todos vean a mi hermosa novia. — Me sonrojo al escucharlo mientras este toma mi barbilla y deposita un rápido beso en mis labios.

El camino hasta el centro comercial más lejano fue tranquilo y ya dentro la gente se notaba de otro estatus social, la ropa visiblemente de marcas seleccionadas y algunas las mujeres con esos pequeños perros que parecen de juguete.

— Acá nadie nos va a reconocer. — Gabriel saca un gorro de su espalda y lo pone sobre su cabeza.

— Jajaja eres muy gracioso.

— Traje esto para ti. — Gabriel saca un par de lentes oscuros haciéndome reír aun más.

— Pero está nublado. — Digo conteniendo algo la risa.

— Bueno puedo ponérmelos yo.

Camino junto a él que lleva sombrero y lentes oscuros llamando la atención de la gente.

— Creo que estas teniendo el impacto equivocado.

— Si, pienso igual. — Gabriel se quita los lentes al llegar al cine.

Mientras él compra las entradas me quedo observando el lugar y a las personas hasta que siento su mano en mi brazo.

— Ya, entremos.

— Ok.— Dentro veo que los asientos son más grandes de lo normal.

— De esto no hay en el otro centro comercial.

— Ah, es que este es el centro comercial de los "High Society".

— ¿Tu venias aquí?

— Si, antes de estudiar y de que mi padre se pusiera un poco en mi contra.




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