POV KIM.
Ya habían pasado tres meses desde aquella vez que Daniela y yo bebimos juntas.
Tres meses desde que la vi llorando cuando llegué a casa. Tres meses desde que no pude decirle a Mark la verdad. Tres meses desde que internaron a la mamá de Daniela en un centro de rehabilitación. Tres meses desde que mi madre no se reporta para al menos saber si estoy viva...
Tres malditos y miserables meses en lo mismo.
Daniela no iba al liceo, y yo me inventada cualquier excusa para su inasistencia. La ultima que se me ocurrió fue que tuvo un accidente al bajar las escaleras y se rompió la pierna, por lo que tuvieron que enyesarla y tenerla en cama con un pie elevado. El director Seok Jin me creyó, los profesores también lo hicieron, excepto uno...
Jimin, quien parecía cubrirnos por alguna extraña razón. Tampoco es como si me importara, No se lo pienso agradecer.
Hoy cumplo tres meses con Mark, y quedamos en vernos esta noche.
Mire por el espejo a Daniela quien seguía acostada en la cama, como todos los días, mirando la pared. Y eso era todo lo que hacía. Suspire, terminando de echarme un poco de rubor en mis cachetes. Para cualquier persona –SI, CUALQUIER- estar tres meses viendo la pared, encerrado en una habitación, se volvería completamente loca, hasta yo. Pero Daniela se ve tan sencillamente acostumbrada que no parece afectarle en nada. Quizás porque ya estaba loca y nunca lo note.
Si quizás esté un poco loca.
-Allí no vas a encontrar tus ganas de vivir –Dije, refiriéndome a la pared.
-Hm, tampoco es como si quisiera encontrarlas.
Bote un pesado suspiro, queriendo con todas mis fuerzas sacarla de la cama y convertirla en la Daniela que conozco, en mi mejor amiga. Y aunque ya lo intente muchas veces, mis intentos fueron en vano, ella simplemente no pone de su parte.
-Mañana es el ensayo de la tesis.
- ¿Y?
Dios mio, dame fuerzas.
- ¿Yyyy? –Voltee a verla, con mucha, mucha, pero mucha paciencia y control supremo- Qué tienes que estar presente, niña. Nos van a evaluar. Y esta vez no puedo hacerme pasar por ti y entregar todas las tareas que no te ha dado la gana de hacer por estar depresiva durmiendo en esa puta cama. Que enserio, no le prendo fuego porque duermo en ella también.
Daniela me ignoro, cerrando los ojos dispuesta a dormir.
Miré su cabellera regada sobre las almohadas y fue cuando me di cuenta que su cabello había crecido muy rápido, de una manera increíble. Es normal que no lo haya notado en estos tres meses, eran pocas las veces que la veía fuera de la cama.
Volví nuevamente al espejo y continúe maquillándome. Sé que todo esto está mal, sé que lo que Daniela está haciendo es una estupidez, para cualquiera. Pero también entiendo que cada quien sana su dolor a su manera. Y aunque esta no sea mi manera, se la respeto.
Esperare todo el tiempo que ella necesite, porque soy su amiga y la amo. Y estaré para cuando decida estar viva otra vez, hasta que ella misma sea fuerte y se levante.
O hasta que yo me canse, la jale por los cabellos y le meta seis cachetadas para que reaccione de una maldita vez.
Tres meses de su vida se fueron en esa cama.
-Voy a salir.
No obtuve respuestas. Me acerqué para darle un beso en la cabeza y Salí de la habitación.
Agarre las llaves –importándome poco de que la iba a dejar encerrada, es obvio que no va a salir- y apenas toque la cerradura de la puerta, escuche la bocina de un coche. Cerré los ojos e inhalé para después botar todo mal humor y pesadez.
Son tres meses, debo ser linda con él...
Salí de la casa y sonreí al verlo en un pequeño carro, para nada lujoso, pero muy bien pintado, era de Namjoon.
Quien diría que no gastándote el dinero de la merienda por cinco años sería suficiente dinero para comprarte un carro. Por eso Namjoon no gastaba dinero comprando empanadas, prefería pedirnos comida, porque añoraba comprarse un carro.
Un carro para sacar a Dannah.
Ahora, ¿Por qué lo tiene Mark? No lo sé...
-Te ves hermosa –Dijo él al verme de arriba abajo. Sonreí.
Fingiendo estar ruborizada, fingiendo que eso me hizo sentir mariposas en el estómago.
Miré mi pequeño vestido rojo, el cual tomé del closet de la profesora Valeria. Unas zapatillas abiertas y esta vez preferí mi cabello suelto. Mark dice que le gusta más así...
Mire su ropa, y parecía usar unos jeans nuevos, Nike negros en los pies y un suéter del mismo. Su cabello rubio estaba alborotado, todo un chico sexy.
Debo admitir.
- ¿A dónde iremos? –Pregunte, observando cómo me abría la puerta para entrar al vehículo.
-Ya verás –Me guiño el ojo, acto que si me hizo sonreír de verdad.
Impaciente por qué cosa tenia para mí, me gustan mucho las sorpresas.
Mark encendía el carro, yendo en dirección hacia la avenida, y mientras en la radio sonaba it ain't me - Selena gomez & kygo , apoye mis codos sobre la ventanilla y mire las luces de las calles, dejando que el viento me despeinara y pegara contra mi cara.
Sentí su mano apoyarse sobre mi muslo desnudo y me estremecí, lo miré sobre mi hombro y su sonrisa brillo en el interior del auto. Sonreí de igual modo, y al ser él quien cortara el contacto visual, pude volver a hipnotizarme con las estrellas del cielo y lo lindo que se veían las calles iluminadas. Aun teniendo la fría mano de Mark sobre mi pierna.
Aparcamos cerca de unos carritos de perros calientes, con sus respectivas mesas afuera y la música mejorando el ambiente. Sonreí al saber que podría comerme una gigantesca hamburguesa.
Se la había pedido a Mark desde hace dos días, y él me dijo que esperara, que me tenía una sorpresa.
- ¡Mark, Hijo! Me alegra que hayas venido, y por lo que veo, bien acompañado –Dijo un señor detrás del carrito, quien Mark saludo muy gustosamente.
Editado: 31.03.2020