El sonido de la puerta me había desconcertado, haciéndome despegar la vista del libro.
De repente el saber quién estaba detrás de esa puerta de madera color blanco me hacía tener un cosquilleo en el estómago, que podría definirlo como curiosidad. emoción, o ansiedad...
Dejé el libro sobre los otros y fui decidida en descubrir quién era. El miedo se estaba apoderando de mí, pero no logro detenerme.
Abrí la puerta de entrada, quedando totalmente petrificada ante la persona que menos había imaginado ver, y que tampoco esperaba. El frio recorrió mis venas y mi corazón latía ferozmente, como si estuviese en peligro, delante de una enorme bestia a punto de devorarme. Mis manos empezaron a temblar al igual que mi labio inferior, pero hice lo posible por no hacerlo notar.
Por no hacerme notar.
Mis ojos me hacían creer ver un fantasma, pero parecía tan real que no podía compararlo con algunas de mis alucinaciones anteriores. Realmente estaba pasando. Él realmente está parado frente a mí. Mirándome con sus ojos oscuros, al igual que su cabello largo que caía delicadamente sobre sus orejas.
Era Jungkook.
-Hola...
Mire sus rosados labios, hipnotizándome por un momento en cada detalle que había en ellos. Y aunque no había escuchado lo que me dijo, sabía lo que había dicho a través del movimiento de estos. Me apoye de la madera de la puerta, contemplando cada centímetro de él y asegurándome de que era real, para así salir de cualquier duda. Porque realmente estaba empezando a aceptarme con todo y locura.
Usaba una sudadera negra, junto a unos jeans negros y unos timberlands. Tan sencillo como eso. Con un perfume varonil que podía hacerme bailar alrededor de él como toda una ninfa.
Podía hacerme hacer lo que él deseara, y yo como toda una esclava drogada por el aroma de su cuerpo, lo haría.
Sin dudarlo.
Jungkook mordió sus labios, totalmente nervioso al ver que mi reacción no era más que un simple rostro inexpresivo. Pero así era como estaba, y No sabía exactamente que sentir, ni que hacer.
Ni si quiera lograba entender porque estaba él aquí.
No estoy del todo segura de mis cinco sentidos. Más bien aún me apoyo a la idea de que es una ilusión...
Un sueño del que no puedo despertar.
- ¿Me dejas entrar?
No, definitivamente esto no es un sueño.
Era Jungkook, parado frente a mi puerta. Con su maldito perfume del demonio y pidiéndome pasar.
Haciéndome perder la poca estabilidad que me quedaba...
-Claro... -Dije, haciéndome más aun lado para que tuviera total oportunidad y libertad de adentrarse por completo, y así lo hizo. Logrando que sus grandes botas hicieran sonido al pisar el lizo suelo de madera. Como queriendo marcar territorio, O eso me hacía pensar.
No pude evitar viajar nuevamente por las prendas de su ropa, y es que esos pantalones ajustados le quedaban realmente bien, y podía jurar que jamás en la vida se los había visto, pero allí estaban, haciendo lucir sus piernas y aquellos sensuales muslos del diablo. No quería parecer una descarada, pero al chocar con sus oscuros ojos, supe que no había dejado de mirarlo, y me intimidé tanto que tuve que apartar la vista para cerrar la puerta.
Pasando de él y yendo hacia la cocina.
Abrí el refrigerador con acción de beber agua, pero en lugar de eso, me quedé parada frente a este observando toda la comida que había dentro, desde leer las etiquetas de las salsas hasta contar los huevos que habían. Todo con la simple excusa de intentar ganar tiempo para poder pensar en lo que iba a hacer o decir, o al menos intentar adivinar la razón por la cual él había venido y estaba ahora mismo parado a dos metros de mí, frente al mesón de la cocina.
Pero no se me ocurría nada, solo leía una y otra vez la etiqueta de la maldita salsa barbiquiu.
Sabía que no podía escapar por siempre, así que cuando escuche como llamaba a mi nombre con un intento inútil de querer esconder su temblor, me gire para enfrentarlo. Tomando mi distancia como forma de protección, siendo el mesón lo único que nos separaba. Quise pasar un mechón detrás de mi oreja y aparentar estar relajada, pero al sentir su mirada fija puesta en mí, no pude hacer más que un simple apretón de labios, moviendo rápidamente uno de mis pies para controlar las ganas de irme corriendo a la habitación y encerrarme, para esconderme entre las sabanas y no verlo.
Pero sabía que eso sería ser una cobarde, y la verdad no quería ser como él.
Así que solté lo primero que se me vino a la mente.
-Te creció el cabello.
Jungkook dejo salir una pequeña, casi diminuta, sonrisa en sus labios. Y eso solo provoco que empezara a sentir palpitaciones, y no solo en el corazón.
Rasque mi nuca, queriendo ignorar tales cosas que él y solo él provoca en mí. Y no tienen idea de lo mucho que jode en la madre, tener que soportar esto. Peor aún, aceptarlo.
-Te queda bien... -dije, pero él no respondió nada.
Solo se quedó viéndome desde donde estaba, con sus manos metidas en el bolsillo del suéter y quemándome con el fuego de sus ojos. llevé una mano a mi boca, dispuesta a comerme las uñas. Sabiendo que después me arrepentirá de eso.
Pero era la única defensa de distracción que me quedaba.
Esto se me estaba escapando de las manos, realmente no sabía qué hacer, lo único que pasaba por mi mente era la misma pregunta; ¿Por qué ahora? Pero algo que está inquietándome es... y ¿Qué haré?
No tiene ni un puto sentido que él esté aquí en estos momentos, se supone que estaría bien lejos, que desaparecería de mi vida para siempre, me estaba obligando a mí misma a aceptarlo. ¿Qué se supone que es esto, otra oportunidad?
¿Otra oportunidad para respirar, para sanar, para olvidar?... ¿O para despedirse?
Hubiese preferido que desapareciera de mi vida antes que venir para acá a despedirse.
Editado: 31.03.2020