Prófugos

×Capitulo tres

Pov's Maia:

Me despojo de la ropa con la que Sali, y me coloco mi pijama, me tiro en mi cómoda cama y comienzo a pensar. Había prometido no volver a las carreras nunca más, dije que no me metería en problemas, pero no puedo, correr está en mis venas, necesito volver, necesito la velocidad, la adrenalina. No quiero fallarle a mi madre, pero tampoco quiero quedar como cobarde. Entre pensamientos no sé en qué momento me duermo profundamente.

A la mañana siguiente me levanto, entro al baño hago mis necesidades, ni me preocupo en cambiarme, voy en pijama y me dispongo hacia la cocina. Allí me encontró con mi madre ya desayunando, me acerco a ella y beso su mejilla-

—Buenos días mami, ¿Cómo dormiste?

—Hola mi vida, bien y ¿tu?, ¿cómo te fue ayer?, ¿Dónde estuviste?, estaba tan casada por el viaje que no te escuché llegar —dice ella.

En ese momento entro en pánico, no quiero que se entere donde estuve. Se que no debo mentirle, pero si le digo la verdad me matara y ustedes no quieren que la pobre Maia muera o ¿sí? —Muy bien mi cama es super cómoda —y con una sonrisa nerviosa contesto —recorrí el centro, es muy bello por las noches.

—qué bueno mi niña que te allá gustado, espero que te hayas divertido. —dice sonriendo. Se ve que se creyó la pequeña mentira. — Ahora debo ir a trabajar, pero necesito un favor tuyo linda.

—No hay problema, ¿Qué necesitas mami?

—Necesito que vayas hasta su nuevo instituto, para entregar el papeleo que falta para que este mismo lunes tu hermana y tu comiencen las clases, no quiero que pierdan más días de clases.

—Ok mami no hay problema —le sonrió —termino de desayunar y voy hacia allí

—Gracias pequeña, ahora debo irme a trabajar. —me sonríe

—Suerte en tu primer día, resuelve muchos casos —mi mama se ríe, me agradece dándome un beso en la frente y se va rumbo al trabajo.

Cuando termino voy a mi habitación, me doy una rápida ducha, hoy hace mucho calor, asique decido ponerme un short de jeans rascados, mi camiseta con la estampa de Nike en el centro y mis deportivas Nike. Agarro los papeles, mi celular y dinero, voy hacia mi auto y emprendo viaje. Luego de 10 minutos conduciendo puedo divisar el instituto, busco un espacio libre y estacionó. Intento encontrar la oficina del director y no lo logro, este lugar es enorme, miro los pasillos y no logro ver a nadie a la cual preguntar dónde carajo esta la bendita oficina, camino un poco más tratando de encontrar a alguien hasta que al final del pasillo diviso a una besándose, que digo besándose comiéndose, me acerco a ellos y carraspeo para interrumpirlos. Ambos me miran, la chica con obvio fastidio y el chico coquetamente.

—Hola, perdonen que los interrumpan en su curso de RCP —Digo con una falsa sonrisa de disculpa —Buscaba la oficina de —Quise decir, pero la chica me interrumpe con fastidio.

—Oye idiota ¿no ves que estábamos muy ocupados? ¿piensas de verdad que te ayudaremos?, deja de molestar estúpida —el chico solo ríe. Apretó mis puños para no romperle la cara, ¿quién se piensa que es? Cuando le estoy por contestar a esta perra, agarra del brazo al chico y lo abraza a vaya a saber dónde. Alguien toca mi hombro haciendo que la mire

—Hola, creí escuchar que necesitabas la oficina del director ¿es así? —sonriendo de manera amable.

—Hola, si me dirías donde esta me ayudarías mucho —digo devolviéndole la sonrisa

—Claro ven, mi nombre es Fayna y ¿el tuyo?

—Maia.

—Un gusto Maia y a ¿a qué año iras?

—A último año, y ¿tu?

—También —dice con alegría —espero que nos toque juntas, me caes bien.

—Espero que sí, y tú a mí.

—Bueno hemos llegado a tu destino señorita Maia —Dice de forma graciosa —Nos vemos el lunes entonces, debo ir a clases. Adiós —dice regalándome una sonrisa, para luego desaparece por el pasillo.

Me acerco al escritorio donde se encuentra una señora de unos cuarenta años, carraspeo para llamar su atención, esta levanta la vista y me regala una sonrisa para luego decir —Hola señorita, ¿en qué puedo ayudarla?

—Hola buenos días, venía a entregar estos papeles —digo mostrándoselos —son los que faltaban para que el lunes podamos comenzar las clases mi hermana y yo.

—Muy bien, el director las esperara el lunes a las ocho de la mañana, debe venir aquí con su hermana y les entregara sus horarios —dice ella con una sonrisa. Asiento y le agradezco, salgo de allí y me monto en mi auto. Ahora tengo todo el día libre, y no sé qué hacer. Sinceramente no me gusta estar encerrada en mi casa, si estaría en mi ciudad todo sería distinto, estaría con algunos de mis amigos, o iría a la carretera abandonada a pasar el tiempo y practicar junto a mi padre, pero ya nada es igual.

Sinceramente me hace mucha falta mi padre, lo necesito, necesito esas noches de películas, esos consejos que él me daba para cada carrera, esas tardes de arreglar nuestros autos, esos abrazos cada vez que ganaba cada carrera, esos momentos donde mamá nos regañaba por estar en "esas cosas peligrosas" como le decía ella, extraño todo de él. Como puede ser que un hijo de puta como ese siga libre, como se llevó a mi padre. Espero que esta vez nos deje en paz y no estemos en peligro, no quiero tener que volverme a ir de aquí.




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