Pov's Maia:
Llego a casa, y busco a Cailin, subo las escaleras, voy a su habitación y allí no está, bajo las escaleras y grito —Cailin ¿dónde estás?
—Maia en la cocina, ¿qué quieres?
—Hola, hola, ¿quieres ir a recorrer el centro? Vamos esto no ocurrirá todos los días
—¿Por qué me invitas a pasear? ¿Qué me vas a pedir luego Maia? ¿Rompiste algo mío? —Dice mirándome con los ojos entrecerrados.
Pongo una mano en mi pecho, como si lo que dijo me doliera y le respondo ofendida. —¿Qué ahora no puedo invitar a mi pequeña hermana a dar una vuelta?
—¿Segura no has hecho nada? —me dice todavía desconfiada.
—Por dios Cailin, ¿quieres ir o no? Sino me iré sola. —Nadie puede hacer nada sin que pienses que buscas algo.
—Tranquila no te enojes —dice alzando las manos en forma de rendición. —espérame unos minutos, me cambio y vamos. Asiento y me tiró en el sillón a esperarla, ya que sus "unos minutos" son casi una hora. Pasan 40 minutos cuando Cailin aparece y nos disponemos a salir de la casa para llegar al auto.
Al llegar al centro, dejo el auto estacionado y vamos a recorrer, miramos muchas vidrieras y compramos algunas prendas que nos han gustado.
Luego de unas horas, le pregunto a Cailin si quiere que comamos algo y ella asiente alegando que se muere de hambre y ya está cansada. En ese momento pasamos por la puerta de un restaurant con pinta ochentera y decidimos entrar, ambas pedimos una hamburguesa, junto a unas papas y gaseosa gigante.
Al terminar, pagamos la cuenta y vamos hacia el auto para ya volver a casa.
Al entrar, me dispongo a ir hacia mi habitación, me despojo de mi ropa y me pongo algo cómodo, acomodo todo lo nuevo que me he comprado y tomo una corta siesta.
Hoy el paseo me dejó muy agotada, debo descansar si quiero ir hoy a la carrera. ¿Como será que me irá hoy en la noche?, sé que soy muy buena, todo lo aprendí de mi padre y el era el mejor, pero si es verdad lo que él dice que es el rey de la pista, ¿debería preocuparme? Tiene pinta de idiota, pero nunca hay que confiarse, siempre hay que dar el cien por ciento de uno. Luego de unas horas escucho a mi madre llegar y decido bajas a saludarla, necesito una cuartada para que no sospeche donde voy.
Piensa Maia piensa.
—Hola mamita, ¿cómo te ha ido? ¿Quieres comer algo? Te cocino si quieres, ¿Te ayudo en algo? —digo todo con una linda sonrisa en mi rostro.
—Hola hija, ¿bien y a ti? —dice mirándome de forma extraña —Maia Giselle Jones ¿qué has hecho?, ¿Qué rompiste? —pregunta entre intrigada y enojada
—Mamá sabes que no debes decir mi segundo nombre en voz alta. —digo con enojo —Y porque todos piensan que les pediré algo cada vez que ofrezco ayuda —digo con falso enojo —Me hacen sentir una interesada —limpio una falsa lagrima.
—Déjate de dramas Maia. ¿Qué me vas a pedir?
—Nada mamita de mi corazón —respondo nerviosa —Ma, ¿la cena ya está lista? —digo cambiando de tema.
No hija ya casi, y ¿cuéntame qué hiciste hoy?
—Nada interesante, fui al instituto como me lo has pedido, que, por cierto, comenzaremos el lunes, y llevé Cailin a recorrer el centro, compramos algunas prendas y comimos por allí. ¿Y a ti como te fue en el trabajo?
—Qué bueno, espero que la hayan pasado muy bien —me sonríe —bien muy cansador, pero a mi jefe gracias a dios le ha gustado mi trabajo y me ha felicitado en varias ocasiones, es buena señal supongo. —Dice contenta
—Me alegra mami, sabes que eres la mejor abogada de todas.
—Hija llama a tu hermana para comer. —Asiento y voy a buscarla. Al llamarla ella asiente y ambas vamos hacia la mesa. Comemos y hablamos de diversos temas y de lo que hemos comprado hoy.
Cuando termino levanto mi plato y lo lavo. —Mamá, me voy a dormir, estoy muy agotada, hasta mañana las amo. —le digo a ambas y les doy un beso en su cabeza a cada una. Se que está mal mentirles, pero debo ir no quedare como una cobarde.
—Hasta mañana hija, que descanses.
Corro hacia mi habitación, cierro la puerta con seguro y voy a darme una corta ducha. Al finalizar me coloco mi pantalón tiró alto engomado, con un crop top negro con detalles en blanco, mi fiel chaqueta de cuero y mis botas militares negras. Me aliso el cabello, y me maquillo.
Cuando veo que ya estoy lista, agarro mi celular, las llaves de mi auto y salgo sigilosamente por la ventana, sin hacer ruido y sin romperme ningún hueso.
Me monto en mi auto y me dirijo a las carreras. Luego de 20 minutos, llegó y aparco en un lugar libre, al bajarme cierro la puerta y alguien me interrumpe.