Prófugos

×Capitulo quince

Pov's Caleb:

Junto a Maia la estoy pasando excelente, hacía rato que no me divertía tanto, debo admitir que prefiero estar con ella que con alguna de mis zorras como les dice Maia. La gran parte de la noche me la pase haciendo bromas, saboteándonos cada una de nuestras conquistas, pero ya me aburrí.

— Rubita ya me aburrí vamos a tomar algo. —le agarro de la mano y la arrastro hasta la barra.

—Nunca pensé estar en una fiesta jugando a sabotear conquista del otro —dice riendo. Su risa es muy perfecta. Debo calmarme.

—Creo que toda la fiesta piensa que somos pareja. —digo riendo.

—Admite fue muy divertido y sinceramente no imaginaria nunca ser tu novia, creo que la que lo sea será un venado de tanto que la engañaras, pobre deberá agrandar la puerta de su casa porque no pasara. —dice Maia.

— No me subestimes linda, cuando tenga una novia será porque de verdad esa chica me interese y la respetaré, si no para que comprometerme si quiero estar con más de una. —Digo de forma sincera, ¿en serio piensa que engañaría a mi pareja si la tendría? ¿esa impresión le di?

—Como tú digas Caleb, como tú digas.

—Rubita no uses tu sarcasmo conmigo.

—Que miedo, ¿qué me va a hacer señor Caleb? Mira estoy temblando. —dice mostrándome su mano mientras finge temblar.

Largo una carcajada. —No te gustaría saber qué te haría en este momento. —Digo poniendo una cara pervertida haciéndola pensar mal. Logro hacerla sonrojar, Es tan hermosa Sonrojada, dios debo calmar estas putas hormonas no puedo tener esos pensamientos con ella.

—Cállate Caleb no seas pervertido. —dice para luego darme un golpe en el hombro que para serles sinceros fue como una caricia.

—La única pervertida eres tú, yo solo iba a hacerte cosquillas, tú tienes una mente muy sucia. —Y así logro que se sonroje aún más, me da mucha ternura, Basta Caleb cálmate que estás pensando.

Luego de bromear un rato le propongo ir a la improvisada pista. —¿Qué tal si vamos a bailar un rato? —ella asiente y tomo su mano para guiarla hacia la pista.

Comenzamos a bailar, coloco mis manos en su cintura, rozando su suave y hermosa piel, dios esta chica me vuelve loco, no sé qué está haciéndome, yo no debería sentir esto. Ella coloca su espalda contra mi pecho, y mueve sus caderas de forma sensual, oh dios esta chica va a lograr volverme loco, no quiero desubicarme, sus manos van hacia mi cabello acariciándome, coloco mi cara en el hueco de su cuello, dios Caleb el alcohol te está haciendo mal debes calmarte, me contengo las ganas de besar su cuello, ella sigue frotando su trasero contra mi pelvis y decido alejarla sino cometeré la locura de hacerla mía en cualquier habitación mugrosa de aquí y ella no se lo merece. Le doy vuelta para quedar frente a frente sin dejar de bailar, no puedo quitar mi mirada de sus hermosos ojos, me tienen hipnotizado. Lentamente me acerco hacia ella, logrando que nuestras narices lleguen a rozarse, no puedo contenerme más, necesito saber que se siente probar sus labios, su piel, todo de ella. No sé qué es lo que causa está chica en mí, es algo distinto, nada comparado a todas las chicas con las que he estado, nunca había sentido una atracción tan fuerte.
No sé qué me ocurre, pero no puedo retroceder, una fuerza me une hacia Maia y ella justamente no me estaría ayudando ya que se queda ahí tiesa, no me empuja, ni me desprecia como necesitaría que ocurriese, como que algo dentro mío dice que no me aleje, sino que de una vez por todas una nuestras bocas.

Nuestras bocas que encuentran a unos pocos centímetros en un rápido movimiento se chocarían. Siento como todo a nuestro alrededor desaparece lentamente, que solo somos ella y yo los que nos encontramos aquí, de un momento a otro no resisto más las ganas de besarla, necesito de una vez por todas sentir sus labios sobre los míos, sentir su sabor, lentamente voy cortando la distancia que hay entre nosotros, estoy a punto de juntar nuestras bocas cuando una voz chillona y molesta nos interrumpe.

—Cablecito amor —Siento que alguien me agarra del brazo y hace que me aleje del hermoso momento que tenía con Maia.

—Carajo —digo por lo bajo cuando me doy cuenta que solo estuve a punto de cometer, creo yo, el mejor error de mi vida, justo ahora Amira debía venir a cagarlo. Veo que Maia pide perdón y se aleja, trato de ir tras ella, pero Amira no me lo permite

—Amira suéltame ¿qué mierda quieres? —digo enojado.

—Amorcito no te pongas así, yo debería preguntarte que estabas haciendo con esa idiota, tú eres mío, esa perra nunca te tendrá. —Dice Amira con una sonrisa arrogante en su rostro.

—No me digas amorcito, déjame en paz de una vez, ve con Jack como haces siempre cuando yo no tengo ganas de soportarte, deja de joderme la vida o te ira mal. Entiende que yo no soy tuyo ni nunca lo fui tenlo muy claro. —Se pone roja de la ira —y te repito, vuelves a joderme así y lo lamentaras — no espero una respuesta de su parte, y voy a buscar a Maia.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.