Prófugos

×Capitulo treinta y cinco

Pov's Maia:

Abro mis ojos lentamente, no sé dónde me encuentro, me duele todo el cuerpo intento recordar lo que pasó y solo recuerdo a Caleb con la perra de Luciana. Luego haber estado en el mirador y...
Ay no, maldición el maldito de Dylan me trajo aquí.

Intento moverme, pero no lo logro, tengo las manos atadas a esta maldita silla. Los nudos son muy fuertes y no puedo lograr desarmarlos, solo lastimarme más las manos con la estúpida soga.
No sé cuánto tiempo estuve inconsciente, pero espero que no allá Sido demasiado. 
El ruido de la puerta deteriorada me saca de mis pensamientos, la luz me ciega, trato de acostumbrar mi vista y al lograrlo reconozco que es Dylan el que entra por ella.

—Hola preciosa, has despertado por fin.

—¿Porque mierda me tienes aquí? ¿qué quieres?

—A ti te quiero, es algo obvio ¿no?

—Déjame ir te meterás en muchos problemas Dylan, tenerme aquí no te servirá de nada.

—Cállate maldición. —Dice pegándome una cachetada. Carajo eso si ha dolido, intento recomponerme y lo vuelvo a mirar esta vez con furia e importancia. —Te quedarás aquí, lograré que me vuelvas a amar y nos casaremos.

—Nunca lograrás que vuelva a quererte, el amor que te tenía ha muerto hace tiempo y tenerme de esta forma no servirá de nada solo haces que te odie más

—Tu volverás a amar no hay de otra.

—yo amo a Caleb que te quede muy claro.

Me agarra del mentón y hace que lo mire a los ojos —Estas equivocada, volverás a amarme a mí, aunque tenga que matarlo a él.

—No le hagas nada él no tiene nada que ver en nuestros asuntos, y si le haces algo solo harás que mi odio hacia ti sea cada vez mas grande —digo para luego escupirle la cara. Me mira furioso y sale de la habitación dando un portazo.

No sé qué hacer, no quiero que nada le suceda a mi familia, a Caleb, a su familia o a mis amigos, no otra vez. No podría vivir con más muertes en mi conciencia, no entiendo como pude haberme enamorado de un monstruo como Dylan, pero si debo sacrificarme por mi entorno lo haré, aunque sea lo último que haga, todo sea por la gente que amo.

Pasan horas y horas mi mente no deja de funcionar. ¿Que estarán haciendo mi madre y Cailin? ¿Estarán preocupadas? ¿Caleb se habrá dado cuenta que desaparecí? ¿Me estarán buscando? ¿Podré escapar algún día? Esas y Miles más de esas preguntas aparecen en mi cabeza.
Ya no sé qué hacer, no sé cuánto tiempo estaré aquí si horas, días, semanas, meses, años.

Pov's Dylan:

Haré todo lo que esté a mi alcance para que Maia vuelva a amarme y se olvide de ese inútil así tenga que matarlo no me importa, todo sea por su amor.

—Señor perdone que lo interrumpa —Dice Jack al entrar en mi oficina.

—Dime

—Ya está todo listo, cuando usted diga lo llevamos donde ella se encuentra. Pero disculpe el atrevimiento ¿Esta seguro que será prudente tenerlos juntos?

—Hare todo lo que esté a mi alcance para que ella me ame. Y creo que llevarle está pequeña sorpresa ayudará a que empiece a amarme. Solo sigue mis órdenes.

—Si señor.

—Antes de llevarlo, llévenle a Maia comida no quiero que mi futura esposa se enferme. Cuando termine, me llaman e iremos a llevarle está linda sorpresa que tengo preparada para ella y sé que le encantara. —él asiente y sale de mi oficina.

Maia estará muy impresionada con esto, creo que no se imagina quién será participe de esta grata sorpresa y espero que esto sirva para que vea que de verdad la amo y haría cualquier cosa por ella.

Pov's Maia:

Escucho otra vez el ruido de la puerta, pero está vez el que aparece por esta no es Dylan, sino un hombre de cabello castaño y mucho más grande que Dylan. Este trae en sus manos una bandeja con comida y agua.

—Debes comer rápido, cuando termines vendré a sacar la bandeja.

—Está bien.

—Apúrate que el señor me ha dicho que tiene una sorpresa para ti.

—Te desatare las manos así puedes comer sola. Grita cuando termines, e intenta no hacer estupideces, Dylan te ama, pero si debe lastimarte lo hará.

—¿Porque eres tan bueno conmigo?

—Porque estoy obligado a estar aquí, aparte conocía a tu padre.

—Gracias. —asintió y salió cerrando la puerta.

No sé qué sorpresa tendrá preparada Dylan para mí, solo espero que no allá lastimado a nadie más o no podré controlarme.
Cuando terminó de comer se me ocurre guardar el tenedor, para algo me servirá supongo. Lo guardo entre mis ropas así nadie lo descubre. Cuando está todo listo grito que ya terminé así vuelve a entrar el mismo hombre para llevarse la bandeja.

—Debo desatare y atar tu pierna con esa cadena que está enganchada de la pared. En unos minutos vendrá Dylan. —Yo asiento y no pongo resistencia de nada me serviría el hombre es dos veces mas grande que yo y no tengo ningún plan pensado.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.