Prohibido en la pista

Capítulo 1. Primer día escolar.

Amaia.

El primer día en una nueva escuela siempre es incómodo, pero cuando es escuela es Deus Academy, la incomodidad se eleva al máximo.

Desde el momento en el que cruzo las enorme puertas de la Academia, puedo sentirlo. Las miradas. Susurros apenas disimulados, ojos analizándome como si fuese un experimento raro que acaban de descubrir.

No es difícil adivinar por qué.

Todos en esta academia aparecen sacados de una revista de moda europea: chicos altos, chicas de cabello perfectamente peinado,miradas arrogantes, ropa de diseñador que grita exclusividad. Y yo...bueno yo no encajo.

Ajusto la correa de mi mochila y bajo la mirada, fingiendo que no noto cómo algunos estudiantes se inclinan hacia sus amigos para comentar algo mientras paso. No necesito ser una genio para saber de qué están hablando.

Mis ojos.

Lo supe desde el momento en que la recepcionista de la academia me miró con sorpresa al verlos. Un color poco común lo suficientemente extraño como para llamar la atención de los estudiantes de élite.

Respiro hondo y sigo caminando. No voy a dejar que esto me afecte. No en mi primer día.

El aula de literatura es amplia, con ventanales enormes que dejan entrar la luz del sol. Me gusta me recuerda a mi antigua Escuela en Nueva York.

Busco un asiento al fondo, lejos de las miradas curiosas. Me siento, saco mis libros y me obligo a ignorar los susurros a mi alrededor.

—No hagas caso —una voz femenina interrumpe mis pensamientos.

Levanto a la vista y me encuentro con una chica de cabello oscuro y ojos afilados que me observa con una sonrisa divertida.

—¿perdón? —pregunto, confundida.

—Que no hagas caso —repite, acomodándose en el asiento a mi lado. —Son unos snobs. Nunca han visto ojos como los tuyos, por eso actúan como si fueras un fenómeno de circo.

La franqueza de su comentario me toma por sorpresa, pero en lugar de molestarme, me haces reír.

—Bueno, al menos ya sé que soy la atracción del día.

—Quizá de la semana —bromea ella— Soy falena, por cierto.

—Amaia.

—Bienvenida al infierno disfrazado de Academia de élite, Amaia —dice con una sonrisa sarcástica.

Por primera vez desde que llegué a Suiza, Me relajo un poco. Falena tiene esa energía que hace que sea fácil hablar con ella, y su actitud despreocupada me da la sensación de que no le importa encajar en el molde de Deus Academy.

—¿llevas mucho tiempo aquí? —pregunto.

—Desde que nací prácticamente. Mi familia ha estado en esta academia por generaciones —rueda los ojos —. Pero yo no soy como ellos, no te preocupes.

Sonrío. Es un alivio saber que no todos en esta escuela son estirados y arrogante.

La profesora entra al aula, y la clase comienza. Literatura siempre ha sido unas de mis materias favoritas, así que por primera vez en el día, me siento en terreno familiar.

Pero no puedo evitar preguntarme cuánto tiempo durará esta paz. Porque Si algo he aprendido en mis pocos minutos en esta Academia, es que este lugar está lleno de secretos, reglas no estrictas y personas que no dudarían en hacerte la vida imposible si te consideran una amenaza.

El sonido de la campana marcando el final de la clase de literatura resuena por todo el pasillo. Suspiro aliviada. La primera clase había pasado Sin incidentes mayores, y lo mejor de todo encontré a alguien con quien podía hablar sin sentirme una extraña.

—Nos vemos en la próxima clase, Amaia —dice falena antes desaparece dentro de la multitud de estudiantes.

Tomo mis libros y salgo del aula, sintiendo una vez más las mirada sobre mí. No me detengo. Camino con la cabeza en alto ignorando los susurros y las expresiones curiosas.

Al pasillo es amplio y está adornado con enorme ventanales que dejan entrar la luz del sol. Aunque la arquitectura de la academia es impresionante, no me dejo engañar: este lugar no es más que la jaula Dorada para los hijos de la élite.

Estoy demasiado distraída en mis pensamientos cuando, de repente, chico contra algo sólido.

—Wow —una voz masculina y profunda resuena justo frente a mi.

Maldición.

Parpadeo, intentando recuperar el equilibrio, y levanto la vista para encontrarme con él.

Nikolai Deus.

Mi cuerpo se tensa de inmediato. Lo reconozco al instante por qué su rostro aparece en todas las revistas y noticias por todo el continente europeo. Es el hijo del dueño de la Academia, heredero de la inmensa fortuna Deus, y más importante aún, el capitán y estrella del equipo rival del equipo de mi novio.

Ojos café más color miel con un destello afilado, cabello oscuro ligeramente despeinado de una forma que parece perfectamente calculada. Su uniforme esta ligeramente desajustado, como si las reglas de la academia no aplicaran a él.

Pero lo peor es su maldita sonrisa arrogante.

—Muñeca, ¿eres nueva? —pregunta, mirandome con descaro.

Mi mandíbula se tensa. "Muñeca".

—Si, definitivamente si —continúa, ignorando mi expresión —. Pero tienes unos gustos muy malos para elegir novio.

La burla en su tono era evidente, y no necesito preguntar a quien se refiere. Sabe perfectamente que mi novio juega en el equipo contrario al suyo, y está buscando provocarme.

Levanto la barbilla, sin dejarme intimidar.

—En serio, déjame decirte que tendría gusto peores si salgo contigo.

Su sonrisa se borra de inmediato.

Durante unos segundos, el pasillo queda en silencio. Algunos estudiantes cercanos que han presenciado el choque nos miran con sorpresa, claramente entretenidos por el espectáculo.

Nikolai entrecierra los ojos. ¿No está acostumbrado a que le respondan así?

—¿Ah, si? —su voz baja un tono, y una sonrisa lenta y peligrosa comienza a formarse en su rostro —. Interesante.

No sé por qué, pero algo en su mirada me dice que esto no termina aquí.




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