Prohibido Enamorarse

Capitulo 14

Después de aquel encuentro cercano, solo he visto a Aiden durante las mañanas en clases, y en las tardes cuando entrenamos. No sé realmente si él está evitándome, o si simplemente no hemos podido vernos. Tal vez yo lo esté evitando.

Me coloco los guantes para comenzar a golpear. Los días están más fríos, tanto que estamos entrenando dentro. Hubo un día en que incluso nevó, pero duro tan solo unos instantes. Aiden está esperándome, con aquellos guantes especiales, para que lo golpee. Cuando termino de abrochar los míos, me acerco a él y me coloco en posición defensiva.

—Ahora debes combinar puños y patadas. Trata de no caerte—dice en tono burlón. Entrecierro los ojos y comienzo a golpear.

Puño, patada, puño, puño, patada. Caigo al suelo y Aiden se ríe ante mi torpeza. Me levanto frustrada y vuelvo a golpearlo.

—¿De qué sirve el combate cuerpo a cuerpo si los controladores tienen armas?—pregunto mientras golpeo.

—Puedes toparte con algún tejón desarmado—replica.

—¿Acaso se puede matar a alguien a golpes?—pregunto. Lanzo una patada, Aiden la esquiva con facilidad.

—Por supuesto que si—responde.— Aunque con tus golpes, lo dudo.

Como si en mí se encendiera un fuego, la rabia me carcome por dentro, y sin medir en mis movimientos, golpeo y le doy de lleno en la mejilla a Aiden. Este da unos pasos hacia atrás colocando sus manos en su cara y yo me quedo paralizada. Se quita los guantes, y veo que de su labio sale una gota de sangre.

—Aiden—digo. Mi cuerpo recobra el movimiento y me acerco.— Lo siento, no quería…

—Ha sido un muy buen golpe, Leah—dice riendo, aunque hace una mueca de dolor.

—Vamos a ver a Agnes, o a alguien. Estas sangrando—digo aterrorizada.

Aiden pasa un dedo por su labio y saca la pequeña gota de sangre. Observo su labio, no sale más. Suspiro aliviada.

—¿Estabas preocupada por mí?—pregunta con su tono burlón. Lo miro y rápidamente coloco mi careta inexpresiva.

—No. Es solo que no pretendía golpearte—musito en tono plano. Aiden entrecierra los ojos y luego sacude la cabeza.

—¿Qué tal si practicas con el muñeco? Ellos no sangran—me dice. Lo miro, sintiendo pánico por haberlo hecho sangrar.— Estoy bromeando, Leah. Vamos, dale unas patadas, sin caerte.

Mis golpes son más suaves, y me caigo continuamente. No puedo concentrarme sabiendo que le he hecho daño. Aiden me anima, pero no puedo. Parte de mí se pregunta porque me preocupa tanto que Aiden haya salido herido por mis propios puños.

Al cabo de una hora, me deja ir y corro hasta los baños para cambiarme. La sensación que tengo por haber golpeado a Aiden no se va. Salgo del lugar con mi ropa limpia y camino con prisa por los pasillos hasta el ascensor. Espero mirando la pequeña pantalla que indica el piso en el que esta, tengo la necesidad de salir corriendo. No quiero ver a Aiden.

—Hola Leah, ¿Qué tal te va?—pregunta Thomas a mis espaldas. Volteo y le sonrío sin ganas.

—Hola Thomas. Bien, recién salí del entrenamiento—replico. Se coloca junto a mí y me dedica su típica sonrisa amable.

—¿Has comido algo?

—No—digo, y miro hacia un lado, tal vez me sirva algo para comer en la sala de estar.

—¿Te apetece ir al casino conmigo?—pregunta. Levanto la mirada y tardo unos segundos en responder.

—Claro.

Caminamos por el vestíbulo a paso tranquilo. Miro de reojo a mis espaldas, y observo a Aiden salir por el pasillo. Con la mirada busca algo, hasta que sus ojos se posan en mí. Rápidamente vuelvo mi vista hacia delante e intento prestar atención a lo que Thomas me dice.

—Creo que es muy probable que haya nieve esta temporada. En muy raras ocasiones ha nevado, supongo que después de la crisis ambiental que hubo en el 2025 todo cambio—comenta Thomas.

—En P-Storm nevaba todos los años. Muchas veces debíamos ir a las zonas C y D para ayudar a quitar la nieve de los techos colapsados—digo.

—¿Qué tal, Thomas?—escucho a nuestras espaldas. Me detengo en seco y lentamente me volteo a ver a Aiden, que tiene sus brazos cruzados y me mira con ojos entrecerrados.

—Hola Aiden. ¿Qué te ha pasado en el labio?—pregunta Thomas con genuina preocupación. Aiden me mira y luego dirige sus ojos a Thomas.

—Un accidente.

—Deberías colocarte algo frio—le dice Thomas.

—Sí. Justamente voy al casino para pedirle a Poppy un poco de hielo—dice Aiden, mirándome de reojo. Otra vez, esa horrible sensación me invade y debo apartar la mirada.

—Nosotros iremos a comer con Leah ¿quieres unirte?—le pregunta Thomas, amablemente. Siento la mirada fija de Aiden en mí.

—No, iré a ver a Sunny—dice, luego de unos segundos.

—En otra ocasión—dice Thomas. Aiden suelta un bufido, y por el rabillo del ojo lo veo sonreír.

—Claro—replica, y continua su marcha, adelantándonos.

Continuamos nuestra marcha hasta el casino, en completo silencio. Me sirvo un poco de papas rellenas y un jugo de frutilla, de postre, me llevo un trozo de una fruta que no conozco, y que Thomas me dice se llama piña.




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