—Aquel centro de control ha sido prácticamente impenetrable por años. Los avances que han logrado en la central para infiltrarse en los circuitos de seguridad nos han abierto una puerta para que podamos ir allí y obtener los códigos. Es un punto clave si queremos atacar la zona media—explica Val.
El gran salón está repleto de gente, todos dispuestos para las misiones, todos escuchando atentos las palabras de Val. Nos han convocado a primera hora para informarnos de la nueva situación. No sé muy bien de que se trata, pero por lo que Joy alcanzo a explicarme antes, es un gran avance para los protestantes. Aquel centro de control era uno de los más cercanos que teníamos, en P-Rock. No era difícil de concluir que, ante aquel avance, una misión grande se venía por delante.
—En cuatro días atacaremos, se dividirán en cuatro grupos. Necesitamos que todos estén dispuestos. El grupo A se quedara resguardando el refugio, las represalias de este intento se pueden dejar caer rápidamente. El grupo B estará encargado de resguardar las vías de escape. El grupo C creara una distracción del otro lado de la ciudad, mientras que el grupo D ingresara en el edificio. Allí, un grupo de elite se encargara de obtener los comandos, el resto, resguardaran la posición—dice Pete con voz autoritaria.—Debemos ser rigurosos.
—Comenzaremos con los preparativos de inmediato. La doctora Acosta, encargada de urgencias y trauma, realizara un curso de primeros auxilios a los que deseen inscribirse. Al finalizar la reunión pueden anotarse en la pantalla de afuera. Phil se encargara de los explosivos, también deberán anotarse fuera si desean participar—Val, que siempre había sido sonriente, ahora arrugaba el entrecejo, y se le notaba seria. Todas señales de que esta misión era muy importante, y también peligrosa.
—Los grupo de trabajo que hemos armado se dividirán las tareas—comienza a decir Pete, y dejo de prestarle atención.
Del otro lado de la sala esta Aiden, junto a Sunny y Thomas. Su semblante, siempre impenetrable, ahora estaba serio, como el soldado que era, pero no me pasó inadvertido el atisbo de preocupación que dejaban ver sus ojos.
Tras las últimas palabras de aliento de Pete, la reunión finaliza. Evacuamos el lugar en orden. Los comentarios de la situación no se dejan esperar. Camino junto a Joy a paso lento, esperando pacientemente poder salir.
Hacia unas semanas que se nos había ofrecido continuar nuestros estudios y realizar algunos cursos. Junto a Caden había ingresado a la rama de salud. Se nos enseñaban los conceptos básicos de atención de urgencias, por lo que me parecía lógico que ahora me fuese a inscribir al curso de primeros auxilios.
También había seguido los rigurosos entrenamientos con los demás, y ahora más que nunca, parecía necesario no interrumpirlos.
Anoto mi nombre en la pantalla y vuelvo a caminar hacia el vestíbulo, donde diviso a mis amigos charlar. Una mano se posa en mi hombro. Me detengo y volteo. Los ojos de Thomas me examinan preocupados.
—Hola Thomas—le saludo.
Desde la celebración habíamos cruzado pocas palabras, pero no porque lo evitara o él a mí, sino por la llegada de un nuevo fugitivo, que había llegado en crisis de ansiedad y shock luego de que le volaron los sesos de un compañero frente a sus ojos.
—Hola Leah—saluda él.—He visto que te has anotado para el curso de primeros auxilios.
—Sí, he estado asistiendo a las clases de salud. Creí necesario apuntarme a este, después de todo, mientras más aprenda mejor—comento. El asiente y sonríe a medias.
—¿Eso significa que iras a la misión?—pregunta. Parpadeo confundida y me encojo de hombros.
—Sí, supongo—respondo. Thomas frunce los labios.
—Sera peligroso Leah. La misión anterior era pan comida al lado de esta. ¿Estas segura que estas preparada?—pregunta Thomas, preocupado.
—Necesitan la ayuda de todos—replico. No oculto el hecho de que me resulta algo insultante la forma en que me lo dice.
—Lo sé. Pero me preocupa tu integridad—dice él.
Por supuesto que Thomas se preocupaba, él siempre había procurado que absolutamente nada malo me sucediera, cuidaba de mí y me ayudaba en todo lo que necesitaba. Suspiro y esbozo una pequeña sonrisa.
—Lo sé—replico.—Estaré bien. Lo prometo.
Estiro mi mano y cojo la suya, dándole un apretón. Aquel impulso le sorprende un poco, lo puedo ver en su rostro, pero no hace de ello algo grande. La verdad, también me sorprendía a mi soltura con el contacto físico. Aquello era consecuencia de mi beso con Aiden. Era como si después de eso, me resultara más fácil y llevadero aquello.
—No es solo la misión que me preocupa, Leah—admite Thomas. Cierra los ojos y toma una gran bocanada de aire.—No sé si sea buena idea que vayas a aquel lugar.
—¿Por qué?—pregunto sin entender. Thomas abre los ojos y me observa, como si estuviera sopesando el decírmelo o no.
—Ese lugar es donde se ha reportado que estaba tu madre la última vez, hace casi un mes—dice Thomas finalmente.
Aquello es como una mezcla entre esperanza y miedo. Mi madre, según habían averiguado, seguía viva, pero sus condiciones eran desconocidas. Bien podían estar experimentando con ella, torturándola, o dejándola podrirse en una celda.