Prohibido Enamorarse

Capítulo 1: El Regreso de Celeste

Después de cuatro años en el extranjero estudiando Ingeniería Ambiental y Energías Renovables, Celeste Navarro regresó a su hogar en Altamira, la bulliciosa capital de Noveria. Su entusiasmo por volver a ver a su familia y amigos era palpable mientras el avión descendía lentamente hacia el aeropuerto.

Celeste, con su cabello largo y oscuro y su mirada decidida, estaba ansiosa por aplicar todo lo que había aprendido en la universidad a los proyectos de Titanium Energy.

Sus padres ese día llegaban por la tarde habían estado de viaje por su aniversario de bodas, sus hermanos Iker, Dario, estaban en una importante reunión y Einar Castillo, al que consideraba su hermano, desde que se marchó al extranjero, no había ido a visitarla, la llamaba, pero no siempre, sus hermanos le habían comentado que había tenido muchos problemas en la empresa que había heredado de su padre, así que entendía que tampoco hoy fuera por ella al aeropuerto, no importaba, estaba feliz por regresar a casa.

Con una enorme sonrisa saludo al chófer que habían enviado sus hermanos al aeropuerto, su mirada se posa en la ventanilla, mientras el coche avanzaba por las calles llenas de vida de Altamira, Celeste recordó los días de su infancia y adolescencia, cuando solía pasar tiempo con Iker, Dario y Einar. La última vez que lo vio, él era solo un chico alto y desgarbado. Ahora, Einar era el CEO de Castillo Innovations, una de las empresas tecnológicas más importantes del mundo.

La familia Navarro organizó una cena de bienvenida para celebrar el regreso de Celeste. El ambiente era alegre y cálido, con risas y conversaciones animadas llenando la sala. Iker y Dario no podían estar más orgullosos de su hermana menor.

—¡Celeste! ¡Finalmente en casa! —exclamó Iker, abrazándola con fuerza.

—Te extrañamos mucho —dijo Dario, dándole un beso en la mejilla—. ¿Cómo fue la universidad?

—Increíble. Aprendí tanto y conocí a gente fascinante. Estoy emocionada por empezar a trabajar con ustedes —respondió Celeste con una sonrisa.

Justo en ese momento, la puerta se abrió y apareció Einar Castillo. Su presencia imponente y su mirada penetrante capturaron la atención de todos. Einar siempre había sido como un tercer hermano para Celeste, y la había visto crecer desde niña.

—Bienvenida de nuevo, Celeste —dijo Einar, con una sonrisa que no llegó a sus ojos—. Es bueno tenerte de vuelta.

Celeste, sorprendida por su tono frío, respondió con amabilidad.

—Gracias, Einar. Es bueno verte —sujetando la copa, esta noche le iban a permitir beber con la familia Navarro.

Einar tomó un vaso de licor, saluda a sus amigos, pero su mirada color avellana, no dejaba de posarse en ella, había elegido un vestido midi en un suave tono azul celeste, que resalta tanto su piel ligeramente dorada como su cabello negro. El vestido, de corte clásico y ajustado en la cintura, cae suavemente hasta justo por debajo de las rodillas, destacando su figura esbelta.

El escote en V del vestido añade un toque de sofisticación, mientras que las mangas tres cuartos le dan un aire de elegancia atemporal. El vestido acentúa sus caderas y realza sus senos, detalles que Einar no recordaba con tanta claridad, lo que lo deja momentáneamente sorprendido, llevaba zapatos de tacón en color nude, que alargan sus piernas. Celeste opta por la sencillez: unos pequeños pendientes de perla y una pulsera fina de plata en su muñeca izquierda. Su maquillaje es natural, con un toque de brillo en los labios y un sutil delineado de ojos que resalta su mirada expresiva.

Su cabello, suelto y lacio, cae en cascada sobre sus hombros, enmarcando su rostro con gracia. Con cada movimiento, el vestido se mueve con ella, añadiendo un toque de dinamismo a su apariencia.

A lo largo de la cena, Celeste notó que Einar estaba más distante de lo habitual, casi frío. Aunque él siempre la había protegido y tratado con cariño, esta vez parecía mantener una barrera entre ellos. Sin embargo, no podía evitar admirar cuánto había cambiado y madurado. Él ya no era solo el amigo de sus hermanos, sino un hombre hecho y derecho, con una presencia imponente.

A medida que avanzaba la noche, las miradas furtivas de Einar y su actitud distante comenzaron a inquietar a Celeste. Sin entender el motivo de su cambio de actitud, trató de enfocarse en la conversación con sus hermanos y en disfrutar de la velada.

Al final de la noche, mientras todos se despedían, Einar se acercó a Celeste.

—Oye, si alguna vez necesitas ayuda con algo en Titanium Energy o simplemente quieres ponerte al día, no dudes en llamarme —dijo Einar, entregándole una tarjeta con su número personal, su expresión seria y distante.

Celeste tomó la tarjeta, sintiendo una mezcla de confusión y agradecimiento.

—¿Cambiaste de número? —mira la tarjeta.

—Tuve que hacerlo, no dudes en llamarme.

—Lo haré, gracias.

A medida que la noche llegaba a su fin, Celeste no podía dejar de pensar en el cambio de actitud de Einar. No entendía por qué se comportaba de manera tan fría y distante, pero decidió no darle demasiada importancia por el momento.

Einar, por su parte, se retiró a su casa con pensamientos contradictorios. Siempre había visto a Celeste como la hermana menor que nunca tuvo, pero esa noche, algo había cambiado. La había visto diferente, más madura y hermosa, y eso lo había desconcertado. Sin embargo, decidió mantener su distancia y protegerla como siempre, aunque eso significara comportarse de manera fría para ocultar su confusión, estaba seguro que era algo pasajero, la niña flacucha, desgarbada habia cambiado, eso lo había desconcertado al ver a la preciosa mujer que era ahora y estaba seguro que era momentáneo hasta que se acostumbrará a ver a la preciosa mujer en la que se había convertido.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.