Una mañana como cualquier otra, Kiara se encontraba de lo más tranquila en casa tomando su desayuno, cuando escucho su celular timbrar, era una llamada de un número desconocido, pero ella no se sorprendió, ya que, al ser niñera esto pasaba a menudo; muchos de sus jefes la recomendaban con sus vecinos, amigos y familiares, así que, supo de inmediato que tenía un nuevo cliente, atendió amablemente al celular como siempre lo hacía.
Se escucho una voz femenina, al otro lado del celular...
—Buenos días, ¿la señorita Kiara?
—Buenos días, si ella habla, con quien tengo el gusto —dijo Kiara
—Soy la Asistente personal del señor Alex, es usted niñera de la hija de la señora Margaret Hierro
—Si, soy yo —respondió Kiara
—La señora Margaret me la recomendó, dice que es excelente cuidando niños, vera, tenemos dos niñas a las que necesitamos que cuide toda la semana, por un tiempo indefinido, ya que su padre es un hombre muy ocupo y no tiene tanto tiempo, obviamente que, por cuidarlas a diario, tendrá un pago muy alto, creo que sería mejor que primero viniera a conocer a las niñas y a su padre, para que revisen su salario y si le conviene, ¿qué dice?
—Estoy encantada, deme la dirección y estaré por allá, también proporcione una hora especifica para poder asistir hoy mismo a conocer a las pequeñas —dijo Kiara, emocionada
—No se preocupe, mandaremos un auto a recogerla, este lista a las 3:00 pm, hasta pronto y colgó.
Kiara salto de la emoción, ya que un trabajo permanente la haría ganar más y poder seguir pagando su universidad sin tener que preocuparse por sus ingresos semanales, ya que había semanas que no conseguía tener ni un solo niño para cuidar y tenía que mantener sus gastos lo más bajos posibles.
Este trabajo le emocionaba mucho, se notaba que trabajaría para una familia muy adinerada así que comenzó a imaginar como serían las niñas que cuidaría, y se preguntaba si la madre de las niñas habría fallecido, o si los padres de las niñas se habían divorciado, porque la asistente personal solo menciono al padre y no una madre, la gran mayoría de quienes la contrataban eran mujeres y otros tantos eran hombres divorciados, pero dejo de sacar conclusiones por si misma y mejor se comenzó a arreglar, se dispuso a verse lo más hermosa posible, para impresionar a las niñas que cuidaría, por que ella sabía que obtendría ese trabajo, así que, respiro profundo y comenzó a repetir en su cabeza las respuestas de las entrevistas que le hacían sus jefes para poderle darle el trabajo, las repitió una y otra vez para no olvidar nada.
Entonces llego la hora de irse, el auto esperaba afuera de su casa, al salir vio a un señor de edad avanzada, quien le abría la puerta del auto lujoso color negro, ella lo saludo y subió.
Durante todo el camino ninguno dijo ni una sola palabra, al llegar a la casa, vio un gran portón de color negro y escoltas en la puerta, en su cabeza solo decía —seguramente es un multimillonario, tiene un portón enorme, escoltas y un enorme jardín.
Pasaron 5 min para llegar a la puerta, el chofer se detuvo frente a la enorme mansión, Kiara solo se quedo boquiabierta, pues nunca había visto una casa así de enorme, en cuanto el chofer le abrió la puerta ella bajo, una mujer con un traje formal esperaba en la puerta, Kiara subió la escalera y la mujer la saludo.
—Buenas tardes, señorita Kiara la estábamos esperando, soy la asistente personal del señor Alex, por aquí por favor.
—Buenas tardes —dijo Kiara
Kiara siguió a la asistente, quien le abrió la puerta y la invito a pasar, Kiara veía a cualquier lado de la enorme mansión y solo podía imaginar cuan costoso era cada mueble, cada pintura, cada jarrón, entre otras cosas que había.
—¿Está todo bien señorita Kiara?, debería sentarse por favor, el señor Alex no tarda en bajar con sus dos hijas —dijo la asistente
A lo que Kiara respondió —Si, todo está bien, gracias ahora me siento.
—¿Se le ofrece algo?, ¿le puedo traer agua, un café, algún vino o algo que necesite? —dijo la asistente
—No, muchas gracias, así estoy bien —respondió Kiara sonriente
Pasaron 5 minutos, hasta que por fin un hombre bajo por las escaleras del primer piso, mientras aquel hombre de traje bajaba las escaleras, Kiara se quedo atónita, pues el hombre no era cualquier persona, era el famoso cantante Alex Blaze, detrás de él venían dos niñas de la mano del ama de llaves, Kiara se levanto de un salto, no podía ni hablar, pues sus amigas amaban a Alex Blaze, ella lo escuchaba algunas veces, pero no era fan de él, como trabaja tanto, no tiene tiempo de disfrutar de la música qu estaba de moda.
Aun así, lo reconoció enseguida, Alex se detuvo frente a ella, entonces el la vio a los ojos.
—¿Esta es la niñera que te recomendaron?, se ve bastante joven y torpe, ¿está segura de que trajeron a la correcta?, ¿si leíste bien su currículum? —dijo Alex a su asistente, despectivamente.
—Presupuesto que sí señor, revise e investigue bien a la chica, debería ponerla a prueba, para que usted mismo lo compruebe —dijo la asistente con voz firme.
—Bueno, si tú lo dices, yo confió en ti, por la noche tengo un concierto así que no puedo quedarme aquí —respondió Alex, viendo fijamente a Kiara.
Acercándose Alex más a Kiara y agachándose para quedar a la misma altura de sus ojos viéndola fijamente le pregunto —¿Cuántos años tienes y cual era tú nombre?
—Tengo 22 y mi nombre es Kiara, es un gusto conocerlo, temblando por dentro de los nervios y del enojo.
Ambos se vieron por unos segundos con mirada retadora.
Kiara estaba molesta con Alex, ya que, ni siquiera se tomo el tiempo de revisar sus datos, y por verla de esa manera, ya que la veía con dudas acerca de si podría cuidar de sus hijas.
Alex se hizo hacia atrás, para presentarle a sus hijas...
—Ella es mi hija mayor Lia, tiene 11 años y ella es la menor, Cloe tiene 9 años, (ambas saludaron a Kiara con voces temerosas), nadie sabe que tengo hijas así que deberás firmar un contrato de confidencialidad, que tiene mi asistente, te pagare bien para que te mantengas callada, no quiero que el chisme se riegue por ahí, mis hijas, no pertenecen al mismo mundo que yo y no quiero que sufran el hate, solo por ser mis hijas, entendiste Kiara —dijo Alex de forma retadora.