Adri:
Mi alarma me despierta, me aleja del agua salada que hacía arder mis pulmones, me encontraba siendo hundida por una sirena pelirroja que por su puesto no era la gentil de Ariel, aunque no vi su rostro intuyo que se trataba de Nessie, en el fondo puede ser que mi subconsciente esté sintiéndose un poco culpable por su situación, mira que hay muchas personas que no me gustaría ser en el mundo, la pobre Nessie es una de ellas.
Inicio mi día haciendo cardio de alto impacto siguiendo instrucciones de un Gym virtual que me llevo a todos lados, después hago un poco de meditación para relajar mi cuerpo antes de tomar mi clase de árabe y meterme a bañar para ir a la academia a entrenar.
Trato de mantenerme lo más apegada posible a las normas del club de las cinco, sin embargo mi estilo de vida muchas veces no me lo permite, ya sea por los viajes, trabajo nocturno o cualquier otro inconveniente.
Mientras desayuno intercambio mensajes con Davide como adolescentes enamorados, no somos lo primero y no estamos como lo segundo.
Llego a la academia con mi bolsa de deporte al hombro, entro directo en nuestro salón, recién pongo la bolsa en el suelo cuando la puerta se abre y entra Davide aún con el cabello húmedo.
—Hola cariño, buenos días. —Viene hasta a mí para darme un ligero beso en los labios, aprovechando la ausencia de nuestro coreógrafo que no ha de tardar en llegar.
—Hola, ya me habías dado los buenos días, ¿lo has olvidado?
—No, sé que lo hice, pero no como es debido, me faltaba besarte.
—¿El emoji lanzando un beso no cuenta entonces?
—Cuenta para cuando estamos lejos, pero si te tengo de frente no puedo desaprovechar la oportunidad. —Hace ademán de volver a darme un beso que no se llega a realizar porque tomamos un par de pasos de distancia cuando Alonzo atraviesa el umbral de la puerta, como es su costumbre aplaudiendo para llamar nuestra atención antes de comenzar a gritar como maniático.
—¡Buen inicio de semana chicos! ¿Cómo les fue en su fin de semana? Olvídenlo, no me importa. —Se encoge de hombros y vuelve a aplaudir, hay un eco entre cada choque de sus palmas por la forma lenta en que lo hace—. Empecemos sin música, hagan calentamiento en lo que yo checo el equipo de sonido. —Sale del salón, me acerco a mi novio para tomar de sus labios un corto beso para después comenzar a hacer el calentamiento.
Durante toda la práctica hemos tenido una sonrisa que ni los gritos de Alonzo nos la ha podido quitar, además de que hoy ha estado bastante relajado, sus gritos raramente no son abundantes.
—Chicos, listo, lo tienen dominado, les grito porque me gusta hacerlo, creo que eso me da autoridad. —Nos cuenta lo que ya sabemos—. Queda mucho tiempo aún, pero lo principal ya lo han conseguido, me refiero a la conexión, ¿cómo lo lograron en tan poco tiempo? No lo sé y tampoco quiero saberlo, pero lo que sea que haya pasado funcionó, ahora falta pulir pequeños detalles y agregar la última parte de la última coreografía, eso lo empezaremos a hacer desde mañana, vamos a tenerlas listas antes de lo esperado pero eso no es suficiente, nunca lo es, si no hay ningún inconveniente que afecte su conexión y la repentina confianza que depositaron el uno en el otro de aquí a la presentación de la competencia les puedo asegurar que ambos pasarán a la competencia mundial, pero de lo contrario, si esto que ha llegado tan de repente se va de la misma
manera, corren un gran riesgo de que la coreografía no se vea agradable a la vista, será todo lo contrario, eso no me perjudica del todo a mí, es a ustedes principalmente por lo que les pido que sean prudentes, esta es su profesión, su forma de vida, su revelación y su modo de expresión, recuérdenlo siempre, nunca pierdan de vista esto, ¿de acuerdo?
—De acuerdo, gracias —responde Davide.
Alonzo asiente, da media vuelta y se va.
Emocionados por el comentario crítico de un coreógrafo de su categoría nos quedamos una hora más, repasamos cada movimiento con confianza, pero en estas ocasiones cada que nuestros rostros se acercan disminuimos la distancia para que nuestros labios se rocen.
Con nuestros cuerpos agotados llegamos a mi departamento, cocinamos vegetales salteados con un poco de queso vegano asado, dejamos la cena lista para cuando regresemos del entrenamiento de «combate cuerpo a cuerpo», a Davide le falta mucho, podrá tener resistencia y fuerza para defenderse de un ataque o atentado pero necesita mucho más, estrategia, agilidad y muchas habilidades necesarias para tener una oportunidad de resguardar su vida.
Llegamos al estudio al cuarto para las ocho, hay muchas clases más para elegir en el lugar, kick boxing, boxeo, karate, esgrima, taekwondo, kyeoktooki, kombatan, shoot boxing y lucha
grecorromana. Sin embargo he rentado un salón exclusivo para Davide y para mí, mi entrenador viaja conmigo a donde sea excepto en mis viajes de placer o vacaciones, se había tardado en llegar a Venecia por asuntos personales. Principalmente me enseña defensa personal con combate cuerpo a cuerpo, manejo de armas y mis dos deportes favoritos, savate, que es boxeo francés, y glima en su variante lösatagsglima que es un arte marcial de origen vikingo.
Con el vendaje de protección ya en nuestras muñecas, rodillas y tobillos Derick nos ordena ponernos frente a frente.
—Atácala —le pide él a Davide. Me pongo en defensa pero mi novio niega con la cabeza.
Esto se trata solo de defensa personal, sin armas y sin meter ninguna táctica de arte marcial.
—No lo haré —responde convencido.
—Atácalo Adrienna, demuéstrale cómo se hace. —No lo dice dos veces, le lanzo el primer golpe que suena por la estancia, le he volteado la cara de un puñetazo, no tengo tiempo para remordimiento, aplico fuerza y con destreza lo tiro al suelo quedando encima de él tomándole del cuello, no podría seguir golpeándolo cuando sé que no se defenderá.