Prohibido Enamorarte.

22.- Martes 30 de julio del 2019.

Adri:

    Ha pasado la primera parte de nuestro entrenamiento, desayunamos en silencio, no estamos enojados, él no parece estarlo y yo tampoco lo estoy.

    —Davide, ¿estamos bien? —le pregunto para romper el silencio.

    —Sí, solo estoy avergonzado por lo de ayer, no debí marcharme así, como un niñito asustado.

    —No tienes porqué estarlo, haremos como si no hubiese pasado nada si te parece bien. 

    —Claro, gracias Adri.

    —De hecho estaba pensando en ir al teatro La Fenice saliendo de aquí, claro que antes pasaré a casa a ducharme y cambiarme de ropa, ¿te apetece acompañarme? ¿Tienes ánimos? 

    —Sí, es un buen plan, también tendría que ir a casa. —Asiento estando de acuerdo. 

    Mantenemos una conversación que de apoco deja de ser tan forzada, con los minutos las palabras fluyen sin ningún esfuerzo como el agua de un río.

 

    Tal y como lo planeamos cada uno se marcha en direcciones contrarias para reencontrarnos más tarde, aún no me acerco lo 

suficiente cuando ya sé que la persona que está frente a la reja es Liam.

    —Hola, te estaba esperando, te traje rosas. —Me da el ramo, lo tomo antes de responder, observo la docena, son hermosas, no lo puedo negar, incluso me rindo a la debilidad de acercar mi nariz a los pétalos para llenar mis pulmones con su rico aroma.

    —Gracias Liam, pero no las puedo aceptar. —Hago ademán de regresarle el ramo pero da un paso hacia atrás en negativa.

    —Lamento decirte que ya lo has hecho.

    —¿No te das cuenta que esto es muy arriesgado? ¿Qué hubiera pasado si Davide me hubiese acompañado? ¿De verdad quieres correr el riesgo de perder a tu mejor amigo? —lo cuestiono.

    —Tú lo vales, no importa si pierdo a mi amigo y te gano a ti.

    —A mí nunca me vas a tener, es una estupidez, últimamente no sabes lo que dices.

    —Nunca digas nunca, lo digo enserio, esta vez no me importaría, además, sé que él en algún momento nos perdonaría a ambos.

    —Sacas deducciones de la nada, pero está bien, aceptaré las rosas, pero eso no significa que te estoy dando esperanza, ¿de acuerdo? Ahora subiré a ducharme porque iré al teatro con Davide.

    —¿A qué teatro irán?

    —¿Para qué quieres saberlo?

    —Curiosidad. —Se encoge de hombros.

    —Iremos al que ha soportado dos incendios —respondo.

    —Ya sé cual es, ¿pero a qué van? En estos momentos está cerrado.

    —Lo sé, pero quizá pueda lograr llegar a un acuerdo con los administradores para que lo abran, es importante para mí visitarlo.

    —Bueno, entonces no te quito más el tiempo. Nos vemos después. —Se acerca lo suficiente a mí para darme un beso en la mejilla. Lo observo irse, suelto un suspiro cuando ya no lo diviso más. 

    Al mirar las rosas no puedo evitar sonreír, carajo, que son hermosas.

    —Estás jugando con fuego. —Doy un pequeño brinquito sobresaltada.

    —No me asustes joder, ¿desde hace cuánto escuchabas?

    —Lo suficiente como para repetirte que estás jugando con fuego, te vas a quemar Adrienna y lo peor de todo es que lo sabes.

    —No sabes ni una cuarta parte de todo lo que está pasando o sucedió.

    —Sé que sales con dos chicos que son como hermanos.

    —No lo son, no los conoces…

    —Te equivocas, él que se acaba de ir es Liam Coppola y el otro es Davide Arduzzi, en casi toda Italia los conocemos, y por ello me atrevo a decir que o tienes muy buen gusto y esto es solo casualidad, puede que tengas la fantasía de salir con ambos, aunque también está la tercera opción, la más descabellada es que lo planeaste así, lo que no me queda claro es si es solo por diversión o tienes un motivo mayor.

    —Tienes tanto tiempo libre que tu imaginación se descontrola, ¿cómo vas con tu búsqueda de empleo? —le pregunto mientras comienzo a poner el código de seguridad para que la reja se abra. 

    —Touché. —Hace un ademán de indignación. Cierro de nuevo la reja, esto hace que quedemos cerca, le pido que me siga, entramos en mi departamento, dejo mi bolso en alguna parte de la sala, le pido que toque algo en el piano mientras le narro la versión que él puede saber.

    —¿Así que te acostaste con Liam y unos días después comenzaste a salir con Davide? —Asiento meciendo mi cabello en el proceso.

    —Sí, y como sabrás en esos momentos Liam tenía novia, según él ya terminó con Nessie pero no confío en él.

    —Tu carita de tonta al oler esas rosas decían lo contrario, si te hubieses mirado en un espejo dirías que tengo razón.

    —No, estoy con Davide y de verdad que a su lado estoy bien, Liam solo es un machito que no acepta un no por respuesta, ¿podríamos continuar con esto luego? Iré con Davide a un teatro, a ninguna obra en particular, solo quiero ver la estructura de La Fenice, es por lo que voy principalmente, lo que me interesa.

    —Ya sé que ya te lo dijeron pero corraboraré la información de Liam, ese teatro está momentáneamente cerrado.

    —Entonces también escuchaste la parte que dije que intentaré resolverlo.

 

 

    Tan solo veinte minutos después escucho el timbre sonar, por suerte me he dado prisa y ya estoy lista. 

    Bajo a reencontrarme con Davide, ambos llevamos ropa casual, la diferencia es que a mí me acompaña una libreta antigua y una cámara de video y a él no.

    Davide guía mis pasos, no es necesario que consultemos el GPS puesto que sabe como llegar, realmente no presto atención en la distancia recorrida, cuánto tiempo llevamos caminando o esas cosas por el estilo, la plática burbujeante hace que el tiempo vuele y sea relativo. 

    Con el cielo a punto de oscurecer llegamos a la entrada, me percato que las puertas están abiertas, hay un par de turistas queriendo pasar pero les deniegan la entrada, aún así nos acercamos a los guardias para que nos dejen pasar, creo que alguno de los cuatro reconocen al rubio de mi lado que con una sonrisa derrite y hace cambiar de opinión hasta a la propia reina Isabel II. 




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