Prohibido Enamorarte.

26.- Lunes 5 de agosto del 2019.

Adri:

    Llego a Italia, concretamente a Venecia a tiempo, tengo varios defectos, lo normal, pero ser impuntual e irresponsable no es uno de ellos.

    Hablo con la chica de recepción una vez más y me dá bandera amarilla para poder ingresar al salón a calentar. 

    Me conecto al equipo de sonido desde la laptop de la academia y pongo la música que quiero para poder motivarme, aún no prendo mi celular, no me he comunicado con nadie, creo que incluso al ser un nuevo día y ya con la mente descansada me siento con el potencial para llevar el timón del proyecto, incluso una sonrisa marca mis labios porque presiento que me divertiré, Davide al igual que Liam no son buenos chicos así que estar de lado del que te traicionan les va a costar su orgullo.

    La puerta se abre, entra Davide, se detiene abruptamente y nos vemos a través del espejo. Me encojo de hombros sin decir nada mientras él se acerca lo suficiente a mí.

    —¿Estás bien? —pregunta de forma delicada. Ya no me llama cariño. Me giro hacia él para estar de frente.

    —Estoy bien, ya mejor, ¿cómo estás tú? 

    —¿Yo? —Hace una mueca de asombro por lo que le pregunto.

    —Sí, tú —confirmo.

    —Estoy bien si tú lo estás, ¿dónde has estado todo el fin de semana?

    —En casa de mi padre, trabajando un poco, despejando la mente, lo que pasó me abrumó mucho, incluso sufrí un colapso nervioso llegando a Francia, estuve inconsciente por muchas horas, medio sedada medio dormida realmente. Lamento no haberme puesto en 

contacto contigo, no lo hice porque quería prepararme mentalmente para aceptar que puede que ahora ya no quieras nada conmigo, solo dilo, sabremos separar lo profesional de lo personal.

    —No, yo te quiero, lo hago, de verdad, muchísimo, créeme por favor, confía en todos los aspectos en mí. —Acuna mi rostro entre sus manos, hace contacto visual conmigo, en mi pecho sus palabras me generan una sensación de traición, ya no creo en lo que dice, podrá haber sido solo un beso, pero eso no deja de ser infidelidad para mí.

    —Siento que no estuve ahí para ayudarte este fin de semana y el día en que él te golpeó, siento no haber estado contigo cada día que sufriste en el pasado, pero me puedo encargar de que en el futuro nada te lastime, y si inevitablemente algo lo hace sostendré tu mano si me lo permites.

    —Pero no puedo tener hijos…  

    —No me importa, te quiero a ti, te amo, joder. Este fin de semana he sentido que no podía respirar bien sabiendo que algo terrible podrías hacer, estabas tan dolida, tan desesperada, no quiero verte sufrir de aquella manera nunca más.

    —¿Me amas? —le pregunto simulando asombro, parece que lo hace, clases de actuación no hay en su archivo pero mira que se le hubieran dado de maravilla.

    —Es poco tiempo, pero eso no mide el límite de cuánto puedo sentir algo por ti, eres tú, y sí, te amo y no pienso alejarme de ti jamás, hasta que tú me lo permitas. 

    —Espero que jamás te arrepientas de lo que acabas de decir, tampoco necesito que me protejas, no soy una damisela en apuros. He sido lastimada, pero he aprendido, sí, a veces me desmorono y tengo demasiados problemas, pero los sobre llevo a mi manera, gracias por amarme, significa mucho para mí. —Acto seguido une sus labios a los míos, cierro los ojos por inercia, el cosquilleo en mi columna sigue ahí, la atracción sexual es innegable y sinceramente deseo que no desaparezca porque beberé de ella cada noche y cada momento que me sea posible. Sin embargo me separo del beso al pensar en Seelie, y es oportuno porque entra Alonzo aplaudiendo sonoramente como es habitual en él, damos un par de pasos atrás para poner distancia entre ambos, el que haya dicho que me ama no 

quiere decir que ahora quiero que todo el mundo sepa de nosotros, de nuestra falsa relación. 

    En el entrenamiento funcionamos tan bien que no parece que estuvimos distantes todo el fin de semana.

 

    El transcurso del día es relativamente normal, a la salida me niego a que Davide me acompañe a casa, le digo que me encuentro bien pero de momento necesito por unos días las tardes a solas para meditar, parece que lo entiende y los dos tomamos caminos contrarios.

    Al llegar a casa hay un camino de pétalos rojos que van desde la puerta de la entrada hasta mi cama, en ella encuentro un vestido azul cielo de terciopelo, una caja con unos preciosos tacones de una marca reconocida por ser exclusiva respecto a sus ventas, un par de cajitas negras que intuyo que tienen joyería Chanel, finalmente hay una nota en la que se lee lo siguiente: «Extrañé tu presencia, sentirte lejos fue una sensación extrañamente aterradora, vendré sobre las ocho, no te preocupes por preparar la cena, llegaré con ella. El vestido, las joyas y los zapatos son solo accesorios, eres tú quién los hará lucir hermosos».

    En la nota no figura quién firma, pero no me es necesario, sé que es Davide y él no específica sencillamente porque sabe que no es necesario.

    Paso mi atención a las joyas, efectivamente son Chanel, una gargantilla y pendientes junto a una pulsera discreta y bonita. No son cosas que me sorprendan, la verdad, no pueden hacerlo cuando son cosas que obtengo con suma facilidad. Yo estoy para recibir cosas mejores. 

 

    Para despejar mi mente hago un poco de aseo por la casa, quito el polvo acumulado, lavo mi ropa, desinfecto la cocina y ambos baños, el de mi habitación y el que está entre la cocina y la sala en una esquina discreta.

    Cuando acabo el aseo apenas tengo tiempo para bañarme, maquillarme un poco y secar mi cabello. Me pongo lo que Davide ha comprado para mí, le doy vida al outfit, no lo voy a negar, me veo bien, como si no hubiera pasado un fin de semana de mierda psicológica y todo un día de baile desgastante con un par de manos que quería encima y que a la vez quería alejar fuera de mi cuerpo. 




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.