Liam:
—Nosotros también nos vamos, ni Cristo salva esta cena, lástima porque la conversación con Alexandre iba de maravilla, siempre es bueno ampliar tu red de contactos. —Se pone de pie, sin decir más se marcha con su esposa al lado.
Davide vuelve a tomar asiento.
—Lástima también para mí, la chica dijo que me daría su número para quedar más tarde. —Se cruza de brazos como si estuviera muy afligida.
—¿Qué chica? —le pregunto.
—La rubia, ¿quién más? —responde Zam.
No creo que Adri le haya dicho eso.
—Mira cómo ha terminado la cena por tu culpa —sin bajar el tono de voz Mandy le habla a su esposo.
—No fue por mi culpa, la grosera y descortés has sido tú —se defiende.
—¿Para empezar por qué no me dijiste que ella es tu ex?
—Porque sé cómo te pones Mandy, por eso.
—¿Y por qué dejaste que cantara en nuestra boda? —le sigue reclamando.
—De eso no me encargué yo, fuiste tú, y aunque me hubieses dicho que era ella la que estaría a cargo lo hubiera permitido porque el talento lo tiene y eso es lo que queríamos.
—¿Y de qué crees que quiere hablar contigo? No tienen absolutamente nada de qué hablar, te prohíbo que la busques.
—Oye, deberíamos irnos, esto es asunto de ellos —susurra Zam.
—Espera —le pido en el mismo tono.
—Te equivocas, tenemos mucho de qué hablar, aunque no lo creas.
—No, hazle caso a mi hermana, si te acercas a Adri te parto la cara —lo amenaza Davide, mentalmente apoyo ese comentario.
—¿Por cuánto tiempo salieron? —lo sigue cuestionando la tóxica de Mandy.
—Alrededor de diez años, puede que más, no lo sé —declara, su respuesta nos deja sorprendidos a todos.
—¿Tanto tiempo? —Mandy frunce el ceño, está igual de confundida que los demás.
—Nos conocemos desde pequeños, cuando tenía trece y ella doce nos hicimos novios de chocolate, hasta dos años después nos hicimos novios según nosotros de verdad, y desde entonces estuvimos juntos.
»Durante estos diez años terminamos muchas veces, salíamos con otras personas y volvíamos a regresar, por eso nuestros padres bromeaban con que un día nos íbamos a casar. Hemos estado gran parte de nuestra vida juntos, tenemos mucha historia. —Se encoge de hombros.
—¿Me amas a mí? —le pregunta con cierto temor, ya no le grita tanto.
—Claro que te amo Mandy. Adri es alguien importante para mí y no puedo decir que es mi pasado porque la considero mi amiga, pero lo que siento por ambas es diferente.
—¿Cuándo fue la última vez que estuvieron juntos? —Se seca un par de lágrimas mientras espera la respuesta.
—Poco más de un año aproximadamente, cuando te conocí ella era mi novia. —Mandy abre los ojos con asombro...
—Ella es...
—Sí Mandy.
—No puede ser —susurra.
—¿Qué? —pregunta Davide.
—Supongo que de eso quiere hablar, no quiso explicaciones en su momento pero quizá ahora las necesita.
—Ahora me siento terrible. —Las mejillas de Mandy se sonrojan por la vergüenza.
—¿Qué? —vuelve a preguntar Davide pero esta vez con más impaciencia, me encuentro en las mismas.
—Cuando conocí a Mandy tenía novia, llevaba con Adri dos meses de volver, supongo que los dos regresábamos porque nos cansábamos de las relaciones exteriores tóxicas y ella y yo siempre fuimos un lugar seguro, una relación con tanta paz que nos aburríamos e íbamos a buscar problemas en otros brazos, algo que sabíamos que estaba mal pero que no podíamos evitar.
»La última vez que estuvimos juntos fue diferente, nuestra relación en paz se fue al carajo por mi culpa, le fui infiel —con esta frase Mandy se hunde más en su asiento—, Adri como novia es la chica más serena y amorosa posible, pero cuando se le traiciona no permite que se le falle una segunda vez, corta la relación y no hay poder divino que te absuelva de la distancia que pone, te lo advierto de una vez y te lo digo como consejo Davide, no sabe olvidar ni perdonar, puede verte a la cara, ser gentil y tener una conversación contigo, puede ser incluso tu amiga y aún así no va a perdonarte lo que le hayas hecho, hasta parece que lo olvida pero no, ella es así, demasiado visceral, un error con ella te cuesta la confianza, no tiene vía de retorno, así como no puedes borrar el pasado.
»Le fui infiel y no se lo dije hasta mucho tiempo después que empecé a enamorarme de la otra chica, pero aún así seguía con ella, no se lo dije en un principio porque sabía que la perdería como amiga y le quiero mucho. Lo tuve que hacer porque ella no sé merecía seguir en la ignorancia, y la otra chica a la que ya amaba no se merecía seguir sintiéndose la otra a pesar que desde el principio le dije que tenía novia.
—Joder, como de telenovela, es obvio que Mandy es el cuerno, pobre Adri. Si todavía te ama debió ser duro un golpe así, saber que tu ex se casó con la chica que le fueron infiel —le dice Zam, los ojos le brillan por el chisme de primera mano.
—Adri ya no lo ama —dice a prisa Davide.
—Pero puede ser que cuando recién llegó a Venecia sí —opino—, cuando tocó y cantó las canciones unidas del primer vals se puso sentimental y aunque trató de ocultarlo se le escapó una sola lágrima.
—¿Cómo sabes eso? —me pregunta Davide.
—Estuve ahí, fue mi cita esa noche, además soy observador.
—Eso puede ser que sea mi culpa, ella me dedicó en varias ocasiones «Say You Won't Let Go», incluso grabó un cover de la canción y me regaló una copia en mi cumpleaños veintidós.
—¿Y por qué si era una canción de ustedes la pediste para nuestro vals? —le pregunta de nuevo Mandy en su versión tóxica.
—Porque la canción siempre me gustó, creo que sí amé a Adri, pero la canción solo tomó sentido para mí cuando se trató de ti, cuando pienso en ti… —Mandy sonríe con ternura y se acerca a besarlo.