Prohibido Enamorarte.

34.- Sábado 7 de septiembre del 2019.

Davide:

    Guardo aliento en mis manos para calentarlas, estoy nervioso en espera de Adri, aquí están Mandy y Jacob, solo espero que cuando nos vea acompañando a su ex no de media vuelta y se marche.

    Regreso la vista a la puerta cuando esta se abre, es Adri, va a hacer exactamente lo que temía, me pongo de pie y voy tras ella.

    —Adri, espera —le ruego. 

    Alcanzo a tomarla por una de sus manos.

    —Escucha Davide, esta conversación no le concierne a Mandy ni a ti. 

    —Hay que hablar de nosotros, lamento lo de anoche, por favor, discúlpame. —Todavía no suelto su mano, doy un paso más cerca de ella.

    —Yo también lo lamento, lo que dije no estuvo para nada bien, te disculpo y discúlpame tú a mí. —Me abraza y suelto todo el aire que no sabía que estaba conteniendo. 

    —No tengo nada de qué disculparte, estábamos molestos, no éramos nosotros mismos en ese momento. 

    —Vale. —Suspira dejando su rostro en la curva de mi cuello, su respiración cálida eriza mi piel—. No quiero terminar contigo, lo dije por impulsividad, no era en serio.

    —Lo sé cariño, haré como si no hubiera pasado. ¿Quieres que me marche y me lleve a Mandy? Para que hables con Jacob a solas —sugiero.

    —No es necesario, eso nos puede traer problemas si dudas de mí, lo que podamos hablar o hacer.

    —No, confío en ti. Además ya nos dijo sus sospechas sobre lo que quieres hablar con él, de hecho Mandy quiere pedirte una disculpa 

también, lo que los dos te hicieron te lastimó, y no es por ofenderte, pero quiero saberlo antes de que volvamos dentro, ¿todavía lo amas aunque sea un poco? A él o Alastair o a cualquier otro.

    —Sí amo a un chico. —Se separa de mí para verme a los ojos—. Y sabes de quién se trata, no vuelvas a hacerme ninguna pregunta parecida, mejor  pregúntame cuánto te amo, cuando me di cuenta que empecé a hacerlo, que amo de tu personalidad o de tu cuerpo. —Sonríe—. Hay un millón de preguntas que me puedes hacer acerca de ti, el hombre al que amo. Jacob o Alastair, cualquiera de mis ex son pasado, tú eres mi maravilloso presente.

    »Necesito dejar ir por completo a Jacob, quiero preguntarle un par de cosas nada más por no ser una ignorante, no porque lo quiera ni porque lo necesite, solo porque lo merezco, quiero que me diga a la cara lo que me hizo y porqué, ¿lo entiendes verdad? —Me acaricia con suavidad una de mis mejillas, me acerco más a su tacto.

    —Lo entiendo Adri. 

    —Entonces vamos, no me puedo demorar demasiado. —Regresa a ver su reloj de pulsera—. En media hora necesito estar en mi departamento para organizar las últimas cosas para no llegar tarde al vuelo.

    —¿Segura que quieres que me quede?

    —Algún día lo tengo que hacer, y si ya están aquí tú y tu hermana entonces la charla de dos tendrá que ser de cuatro —accede.

    —Prometo no entrometerme, solo escucharé. 

    —Gracias. —Tomados de la mano entramos al restaurante, mi hermana y su ahora esposo ya han ordenado, la mesa está a rebosar de comida.

    —Hola —saluda Adri. Jalo una silla para invitarla a sentar.

    —Hola —responden Mandy y Jacob al unísono. 

    —¿Quieres jugo de naranja? —le pregunto.

    —Por favor. —Le sirvo y se lo paso.

    —Adrienna, puedes preguntarme lo que sea —inicia Jacob—, prometo que responderé con la verdad.

    —Sigo un poco enojada contigo porque no era la manera correcta Jacob. Tú y yo siempre fuimos sinceros, la relación que envidiaban los demás y al final no eras quien yo creía. Me habían fallado otros 

pero nunca tú, imagina cómo me sentí al leer el mensaje de texto en el que me dejaste y confesaste una infidelidad porque ni siquiera me lo pudiste decir de frente. Canté en tu boda y sabía que tú eras el novio, ¿pero por qué esa canción?

    —No dudo un poco en que te amé Adri, no quiero excusarme pero la última vez que regresamos fue bajo presión de nuestros padres. Sabes que nuestra amistad nos confundió en más de una ocasión, no quería defraudarte porque sé bien las consecuencias, como que el primer error es el último.

    »Pude tratar de ocultarlo para no perderte como amiga, te lo dije por mensaje de texto porque salimos por dos meses pero cada día estuvimos lejos en países diferentes, me enamoré de la chica con la que te fui infiel. Te quiero pero no por eso nuestros padres nos podían obligar a unir nuestros apellidos. Al inicio mi infidelidad fue un alto a los mandatos de mi padre, después se convirtió en amor y contra eso menos que nada pude ser fuerte.

    —¿Mandato de nuestros padres? A mí nunca nadie me obligó a estar contigo, lo hice porque quise, también te amé pero tienes razón en que las últimas veces que regresábamos era solo por la tranquilidad que me brindabas. 

    »Cuando me contaste la infidelidad te eliminé de cualquier forma de mi vida, conocí un chico y empecé a salir con él, no confié en sus palabras y terminé con él poco después, me falló mi amigo, mi novio, mi confidente, ¿que me podía esperar de este nuevo hombre? Él no eras tú pero se parecían mucho, hablando de mentiras e infidelidades. Lo que quizá nunca me quisiste hacer lo hiciste, me dañaste. 

    —Y lo siento mucho Adri —se disculpa.

    —Te creo, ahora no puedo más, decido olvidar lo que pasó porque después de todo lo hiciste por amor y este sentimiento nos hace cometer locuras, la amaste de verdad, a tu amante me refiero, sino no te hubieses casado con ella —dice esto último sin el afán de ofender. 

    Mandy está como un tomate.

    —Sí, ahora es mi esposa y la amo como no amaré a nadie jamás. Respondiendo a tu pregunta sobre la canción, al escucharla pienso en Mandy, en todo lo que quiero vivir a su lado, no tengo otro motivo que ese.

    —Lo de anoche, me disculpo si fui grosera, estaba molesta porque recordé como me encontraba hace un año, no hay nada que se rompa más que un corazón, y no lo estaba porque te amara ahora que lo pienso Jacob, sino por tu deslealtad, la confianza que te di, misma que tiraste a la basura, ahora no confío en ti Jacob. No pensé volver a hablar contigo jamás, sabes que seré tu amiga pero no confiaré de nuevo en ti ni en la más mínima ocasión —sentencia.




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