Prohibido Enamorarte.

35.- Lunes 9 de septiembre del 2019.

Adri:

    Visto una blusa de tirantes delgados color azul cielo, la tela se ajusta a las medidas de mi cuerpo, al igual que el jeans de mezclilla que uso de tiro alto, me he maquillado naturalmente y mi peinado no es más que un moño alto que no deja escapar ningún mechón de cabello, me gusta porque deja al descubierto mi rostro y lo estilizado que tengo el cuello. 

    Por último me agacho para subir la cremallera de mis botines blancos. Me pongo de pie con una sonrisa en el rostro, no estoy del todo bien pero estoy dispuesta a disfrutar del día y la experiencia, he esperado por mucho tiempo este momento.

    Hemos enviado invitaciones para esta gran celebración que se llevará a cabo en el jardín de la mansión de mi padre en Meaux, es un lugar precioso ya que el jardín conecta con el río Marne, por lo que la vista es un verdadero placer admirar, Meaux es un pueblo hermoso en el que crecí por temporadas mientras mi estadía era en Francia y solo está a unos cuarenta y cinco minutos del centro de París.

    Son las seis de la tarde, la hora de la cena, desde el balcón de mi habitación veo que las mesas están casi llenas por los invitados, personas que quiero mucho, las que he podido conservar y que son parte de lo bueno que tengo en la vida. 

    Tomo una bocanada de aire y me preparo para bajar, antes de salir de mi habitación me aplico mi perfume favorito. 

    Dentro de la mansión la primera planta está llena de personas con trajes de tres piezas que llevan bandejas de plata llenas de comida y bebidas de aquí para allá; se ven muy presentables, a pesar de que sea un festejo informal, entre amigos, por eso mi atuendo.

    Al ya estar en el patio, saludo a mis invitados con Dylan Steele a mi lado, que me presenta a algunos de sus invitados que no conozco, aunque hay muchos amigos que tenemos en común. Cuando llegamos a la mesa de Davide me percato que a pesar de que no respondió a mi mensaje Liam ha decidido venir, en la misma mesa también está sentado Derek Winter junto con su novio, un importante chef. Al parecer no han venido ni Nessie ni Seelie, tampoco Zam, Mandy y Jacob, y en el fondo me alegro de eso. Los presento y después continuamos a la siguiente mesa. 

    Al cabo de unos minutos acabamos, por lo que regresamos a nuestra mesa, mi asiento está junto a Dylan y mi padre, pero en la mesa también se encuentra el manager de Dylan y el director de nuestro video musical. 

    La plática es amena mientras comemos, en la mesa soy la única con el menú vegano, Francia es un país donde la gente comienza a ser influenciada por este movimiento positivo que tiene mayor impacto en Europa que en el continente Americano, por eso en eventos o en cualquier cena casual o formal siempre debe haber variedad en el menú.

    —Brindemos. —Mi padre levanta su copa—. Por este par de chicos talentosos y la causa que nos lleva a estar unidos.

    —Brindemos también por el éxito que tendrá el álbum —agrego antes de unir las copas produciendo un pequeño tintineo.

    Recorro las mesas con la vista, la de Davide no está lejos, siente el peso de mi mirada porque levanta su vista para conectar con la mía, le sonrío a la distancia, pero casi enseguida regreso mi vista, siento el reproche de mi padre, aunque no me mire, aunque no me hable, así que continúo hablando con Dylan que aligera el peso de mis hombros con sus comentarios que innegablemente me hacen sonreír.

 

    A las siete y media cuando el sol casi se ha despedido por completo las luces decorativas se encienden, esa es mi señal. Dylan palmea mi pierna en señal de ánimo, tenemos planeada la tarde, así que me apoya, asiento con la cabeza y me pongo de pie, camino hacia la tarima, subo en ella con la escalera de metal a su lado, me pongo frente al micrófono, sin siquiera hablar ya tengo la atención de todos puesta en mí, saludo para comprobar el audio y como todo está bien comienzo a hablar.

    —Antes de todo, les quiero agradecer por estar aquí, significa mucho para mí y para Dylan. —Lo señalo, él levanta la mano como si estuviera en clase, nuestros amigos sonrientes lo regresan a ver pero después vuelven su atención a mí—. Sabemos que han venido desde lejos para compartir este momento con nosotros, los apreciamos mucho. Sé que todos aquí presentes han donado a la fundación «Derecho a ser felíz» en varias ocasiones, fundada por mi abuelo hace setenta años, ahora dirigida por mi padre con toda mi ayuda y esfuerzo. —En este momento todos aplauden, cuando disminuyen hablo de nuevo—: Juntos hemos logrado que niños no mueran de hambre, que mujeres no sigan siendo abusadas ni físicamente ni sexualmente, que cientos de personas sean salvadas de enfermedades graves, incluido el temible ébola. Hemos logrado que la ONU y la UNICEF nos den protección en lugares peligrosos para mantener a salvo nuestros hospitales, escuelas, asilos y centros comunitarios donde se brinda comida y hogar en lo mayor posible y necesario. —Ahora todos se encuentran en silencio observando las imágenes transmitidas en la gran pantalla detrás de mí—. Es cierto que contamos con innumerables voluntarios, que cada día se postulan de varias partes del mundo personas que quieren ayudar, sea enseñando en las aulas, salvando vidas o como orientadores, psicólogos, terapeutas y protección militar. 

    »Por mi parte, tengo un compromiso que pienso mantener hasta el día en que muera, ayudar tanto como me sea posible, trato de que todo lo que trabajo monetariamente vaya directamente a la fundación, porque siendo sincera no creo necesitar el dinero tanto como ellos, 

no puedo tener una bonita casa a sabiendas que hay personas que sufren del abundante sol y se cubren solo con unas cuantas ramas 

secas, y a eso llaman hogar. Es un deber que me llena el alma, y me da mucha alegría que todos ustedes ayuden con eso. —Mis ojos se llenan de lágrimas, las personas frente a mí me miran con ternura y cierto respeto—. Este es el cometido de mi vida, siento que nací para esto. Este comentario se lo dije a Dylan, hace ya varios meses, entonces se le ocurrió la idea de comercializar una canción y todo lo recaudado fuera donado a la fundación, la idea me pareció magnífica, y no solo porque sepamos que el material de Dylan se vende como pan caliente. —La audiencia ríe haciéndome sonreír aún con pequeñas lágrimas en los ojos—. Sino porque me pareció una buena acción, el que quisiera ayudar más, ayudar de esta manera. No pensé que me invitaría a formar parte de la canción, y no quería, esa es la verdad, sentía que podría arruinar la canción de alguna manera, pero todos sabemos que posee una gran cantidad de poder de convencimiento que al final terminé aceptando. —Regreso a ver la hora en mi reloj, vamos bien de tiempo antes de que la gran pantalla empiece a transmitir el estreno del video musical a través de Youtube, establecimos que se ponga justo en la cuenta regresiva a partir del segundo treinta—. Dylan Steele, ¿quisieras subir para comentar algo? —Se pone de pie, sube a la tarima, me hago a un lado para cederle el lugar, pasa su brazo por mis hombros para mantenerme cerca. 




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