Prohibido Enamorarte.

43.- Sábado 21 de septiembre del 2019.

Adri:

    No he podido dormir, llegamos agotados del vuelo y aún así nos follamos como si no hubiera un mañana. 

    Estoy sufriendo mucho y trato de que no se note, estar lejos por unos días de él se ha llevado mi estabilidad mental, y sé que me tengo que alejar de él, no solo por el desarrollo del proyecto lo dictamine sino porque estoy propensa a volverme dependiente, él no debería controlar mis sentimientos, si estoy feliz o estoy triste, este es mi trabajo y mi orden, no puedo, no lo debo permitir. 

    A las cinco de la mañana me pongo de pie, me visto con ropa deportiva y voy al gimnasio a correr con mucha intensidad en la banda, reduzco la velocidad de forma progresiva para no terminar en el suelo. Me seco las lágrimas y me quito los iPods cuando deja de sonar «You Found Me» de The Fray.

    —¿Te encuentras bien? —Doy media vuelta para encontrarme a Liam, parece preocupado.

    —Te elijo Liam Coppola, no sé si es la decisión correcta o si algún día me harás arrepentirme, pero te elijo aún con todas las consecuencias que eso pueda traer. —Camino hasta estar frente a él, le echo los brazos al cuello y lloro mientras me sostiene. Me abraza con fuerza.

    —¿Elejirme te lástima Adri?

    —No, alejarme de él lo es, pero lo acepto. —Me alejo de él para verlo a los ojos y dejarle claro una cosa—. Tú y yo no somos nada, pero te daré la oportunidad de conocernos y ver qué se puede dar, si nos enamoramos tendremos que afrontar juntos a Davide. Esta tarde cuando ambos tomen su vuelo habremos terminado, no le diré que porque le fui infiel, solo le pediré inicialmente un tiempo, esa es mi 

 decisión. 

    —Si nos enamoramos no solo enfrentaremos a Davide, enfrentaremos al mundo entero, lo que sea necesario con tal de no perderte. —Toma mis manos temblorosas y las sostiene entre las suyas.

    —Solo es un intento —aclaro.

    —Y no serán necesarios más, no lo joderé Adri, lo prometo, gracias por darme esta oportunidad. —Me abraza. 

    Cierro los ojos y la acción hace que nuevas gotas saladas rueden por mis mejillas.

    Estar con Liam no es lo peor del mundo, el proyecto ni siquiera me pide que me acueste con él, cuando lo hice fue porque me apetecía y no pienso negar que lo disfruté, que incluso lo siento como alguien especial al que le daría el poder de romperme el corazón, pero ahora ese sitio está ocupado, amo más a Davide de lo que siento que puedo llegar amar a Liam, y no debería querer a ninguno de los dos ni pensar de esta forma.

    La sociedad siempre nos ha impuesto que busques una sola persona, alguien que te complemente, que saque la mejor versión de ti mismo, tu alma gemela y el amor de tu vida. Nunca te dicen que a veces el amor es un trabajo de equipo y no de parejas. Si pudiera estaría con ambos, porque ni siquiera he tenido el poder de elegir, estoy siguiendo un proyecto que raras veces me ha hecho sentir tan involucrada emocionalmente, no fui instruida para dejar que los hombres rompan mi corazón, fui instruida para destruirlos.

    —Si esto va a ser real para los dos entonces deberíamos dejar las cosas claras desde el inicio, no quiero y no seré tu amante —le digo.

    —Arreglaré eso, no serás mi amante. Por mi parte pido que seamos exclusivos.

    —Estoy de acuerdo, aunque no sé cómo lo vamos a lograr, el lunes viajo a Rusia para entrenar para las mundiales. Y por tu cercanía a Davide no podré viajar a Italia.

    —Trabajaré más entre semana para poder ir a verte todos los fines de semana.

    —De acuerdo, sino supongo que lo solucionaremos de otra 

manera. 

Sé que ahora parezco un desastre, iré a ducharme para ayudar a 

preparar el desayuno, ¿harás ejercicio?

    —Solo media hora, después iré a ducharme.

    —Está bien, te veo en el desayuno. —Me alejo de nuevo de sus brazos y salgo del gimnasio. 

    Subo a mi habitación, Davide ya no está entre las sábanas pero sabe de mi hábito por el orden por eso ha dejado la cama hecha.

    Me dirijo al baño, mi dolor en el pecho es tanto que no me desvisto, entro a la ducha con ropa y dejo que la lluvia artificial me empape, las lágrimas no se detienen, se mezclan con el agua de la regadera.

    La puerta se abre, levanto la vista para ver a mi padre.

    —¿Sigues al pie de la letra el proyecto? —pregunta.

    —Lo hago —confirmo sin ánimo de ocultar que estoy deshecha. —Se adentra más en el baño, en la ducha, me abraza y se empapa también su ropa.

    —Estás haciendo lo correcto —afirma.

    En sus brazos me pierdo, lloro un rato más hasta que mi mente puede quedarse en blanco y en paz.

 

    Después de la comida y de haber jugado unas partidas de ajedrez acompaño a Davide a hacer sus maletas. Liam nos da espacio puesto que sabe que es el momento de terminar la corta relación que he mantenido con su amigo. 

    —¿Qué más se me podría estar olvidando? —me pregunta saliendo del baño con sus artículos de higiene personal.

    —¿Podemos hablar? —respondo con otra pregunta. 

    Frunce el ceño mientras guarda la ropa que tenía en la cama.

    —Dime —susurra como si en realidad no quisiera hacerlo. 

    —Quiero tomar un tiempo de nuestra relación, hasta después de 

las mundiales, esto puede ser beneficioso para los dos.

    —¿Cómo puede ser beneficioso que la chica que amo me quiera lejos? —me pregunta sentándose frente a mí—. Dijiste que las mundiales no nos iban a separar, lo prometiste Adri.

    —Es solo temporal, mis intenciones son buenas, necesitamos enfocarnos.

    —¿Esto no tiene nada que ver con que ahora seamos contrincantes?

    —Nada que ver, te lo juro.

    —¿Esto es iniciativa tuya?

    —¿De quién más sería?

    —De tu equipo, quizá de tu representante.




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