Artemisa.
Odio ir a todos esos eventos donde mi padre me obliga a ir, acompañarlo siempre es aburrido al igual que todos sus viejos amigos, pero no tengo de otra, tiene que relacionarse con socios y como él me dice todo el tiempo soy la heredera de todo a sí que aquí estoy poniéndome un vestido de fiesta para a asistir a la boda de quien sabe quién sé que es el nuevo socio de mi padre, pero nunca lo he visto.
El vestido me queda bien, sé que papa se enojara porque es muy atrevido. Es un vestido color vino, es pegado a mi cuerpo y el escote es tanto que en cualquier momento una de mis amiguitas sale a saludar.
Solo me falta ponerme perfume, me pongo el de siempre, me encanta el aroma a sí que ya que estaré abrazando a medio mundo en la fiesta o al menos a todos los que me presente mi padre.
—Arte, hazme el favor de cambiarte ese vestido por dios hija mía no vas a un bar de mala muerte vas a una boda de uno de mis mejores socios.
—No me voy a cambiar papa, estoy muy a gusto con mi vestido y con lo que me costó, no me lo quitare ni lo sueñes, camino hacia la puerta le doy un beso y empiezo a caminar por el pasillo para llegar a las escaleras.
—No tienes lucha Artemisa Darinka
—No me llames Darinka por el amor de dios —odio ese nombre, el nombre de mi madre, esa mujer que nos abandonó hace seis años por irse con uno más joven y rico que papa.
Aunque papa tiene suficiente dinero para vivir bien, esa mujer no tenía llenadera, siempre quería más, más y más al final nos hizo un favor con marcharse ¡no la necesitamos!
Llegamos al salón, a la misa no hemos ido papa y yo no somos muy católicos así que nos saltamos eso. Llegamos directamente a la boda, papa me dijo que su socio es muy importante y esta por casarse con una socialite muy reconocida, que la verdad a mí no me suena ni el nombre del socio de papa. cuando llegamos el lugar está repleto de camarógrafos, se nota que si es importante la novia hay más de treinta personas amontonados en la entrada.
Papa baja primero para ayudarme a bajar, lo bueno que rápido pudimos entrar al salón, el nombre de papa figuraba en la lista de invitados, una persona encargada de acomodar a los invitados nos lleva a nuestra mesa, hay algunas personas más, mientras camino siento las miradas tanto de hombres como mujeres, sé que mi vestido iba a provocar reacciones y eso me gusta, me gusta ser el centro de atención, culpo a mi padre por ello.
Papa abre la silla para mí, siempre tan caballeroso, siempre que salgo con él, todas las mujeres nos miran, es un hombre muy guapo que a sus cincuenta roba miradas, pero papa no quiere saber nada de ninguna mujer, tiene sus amiguitas como yo las llamo no son más que mujeres que cobran por un servicio.
El salón esta enorme, hay muchas personas que al igual que nosotros están llegando, conozco algunos ya que son amigos de mi padre.
Tomo de mi bebida, papa habla con un señor que está a su lado, siento la mirada puesta en mí, volteo a mi derecha y es Ryan mi estúpido exnovio, no tengo idea que hace aquí.
—Hola Arte, no esperaba verte por aquí— Ryan toca mi espalda, sus dedos hacen una sutil caricia en mi piel.
—Hola Ryan, lo mismo digo, ¿y tu amante? ¿no la traes a estos eventos? — le pregunto en voz baja para que no escuche papa
Papa voltea a ver a Ryan, ellos se llevan muy bien, una de las razones es porque no le he contado la verdadera razón por la que termine con él.
—Hola Ryan, hace mucho que no te miraba —papa se levanta para abrazarlo.
No puedo evitar poner los ojos en blanco, papa adora a Ryan, cuando se enteró que había roto con él se molestó mucho conmigo, para él es un santo, si lo hubiera visto como yo lo encontré en su oficina con su mejor amiga, la tenía arriba del escritorio completamente desnuda, Ryan es un hombre muy atractivo, su altura y esos ojos cautivadores hacen que cualquier mujer caiga rendidas a sus pies, cuando lo conocí hace tres años recién estaba graduándome, él estaba en una reunión con mi padre, quede impresionada con su presencia, y el consciente de lo que provoca me conquisto, no necesito mucho, solo me llevo a la cama y me enseño todo sobre el sexo, una chica virgen cayendo en las garras de un hombre seductor y experto en la cama.
—Hola Nicolas me da gusto verlos
Ryan tiene un traje hecho a la medida, no sé por qué estoy viendo su vestimenta, sus músculos son notables en la camisa blanca que tiene debajo del saco negro, trago en seco cuando veo que Ryan se ha dado cuenta que lo estoy viendo, su risa casi sarcástica.
—¿Podemos hablar?
—Anda hija —papa me alienta para ir con Ryan.
—Estoy bien aquí gracias —veo que los que están sentados están viéndome.
No quiero hablar con él, hace quince días que no lo veía, justo él es el culpable que yo me emborrachara y terminara en la cama de otro hombre, que para variar no tengo idea de quien se trata.
—Hija por favor no hagas un numerito, además Ryan es un buen hombre, tal vez puedas arreglar las cosas y volver, y no se tal vez la siguiente boda sea la tuya. —papa me susurra al oído.
—Ni siquiera sabes por qué lo deje papa— contesto un poco molesta.
—Todo tiene solución mi amor — me contesta
—Claro papa porque no vas y perdonas las infidelidades de mama — Me levanto de mi silla sin importarme que los presentes escucharan lo que había dicho, amo a papa, pero muchas veces no se entera de las cosas, nunca supo de las infidelidades de mama hasta que lo dejo, aunque muy dentro de mí sé que lo sabía, pero no sé por qué no la dejaba, porque le permitía tantas cosas
—Oye — Ryan toca mi brazo.
—Déjame Ryan no quiero hablar contigo por favor
—Fuiste muy grosera con tu padre ¿no crees?
—Fue más grosero el, en defenderte cuando me hiciste lo mismo que mi madre le hacía a él.
Ryan que hasta en este momento estaba muy sereno, se tensó, sus ojos azules como el océano se oscurecieron.