ETHAN.
Físicamente estoy en Hawái de luna de miel, pero mi mente está volando a otras partes, Dayana está tomando el sol en la playa mientras yo estoy tomando algo en la terraza de nuestra habitación, Amo a mi ahora esposa, y no dejo de atormentarme por lo que paso el día de mi despedida de soltero, por más que trato de acordarme quien era esa mujer con la que me acosté y por ende le fui infiel a mi mujer
Debí estar muy borracho para olvidar ese día, le he preguntado a mis amigos, pero ellos estaban igual o peor que yo, así que por desgracia no sabre nunca quien era esa mujer, que de ella solo tengo su perfume grabado en mí, y una tanga que dejo, se la había destrozado, le destroce la prenda interior a una mujer que no recuerdo pero que a veces en mis sueños aparece como un sueño fugaz, me siento mal por haber sido infiel, Dayana es la mujer de mi vida, la que está conmigo desde hace tres años y la que me es fiel, cosa que yo ya no puedo decir, intente decirle la verdad pero fui un cobarde tuve miedo que me dejara.
Mi celular suena, aunque estoy de luna de miel el trabajo no me detiene, sigo trabajando a distancia, amo trabajar, aunque Dayana no esté de acuerdo.
—Hola Nicolas —le contesto a mi nuevo socio.
—Hola Ethan, disculpa que te esté molestando en tu luna de miel, pero es algo importante y quiero tu opinión.
—No te preocupes, mi esposa está tomando el sol.
—Hablando de eso, no sabía que tu esposa era Dayana la amiga de Ryan.
Escuchar el nombre de mi hermano me molesta, él y yo nunca hemos sido cercanos y él siempre ha sido un dolor de cabeza sobre todo a la hora de convivir con papa, para el soy un bastardo pero a decir verdad su madre fue la que se metió en la relación de mis padres, claro ella venia de cuna de oro y mi madre una pobre mujer que creyó en las promesas de mi padre, al menos sus padres lo obligaron a hacerse responsable de mi económicamente claro, nunca fue un padre presente, convivíamos gracias a mis abuelos, ellos iban a buscarme y me llevaban de vacaciones y tanto yo como Ryan éramos obligados a convivir para mi desgracia siempre fui víctima de sus travesuras y sus malas intenciones, es por eso que después de cumplir la mayoría de edad me aleje de él, para mi mala suerte resulto que era el mejor amigo de mi novia, Dayana y yo nos conocimos en un viaje de trabajo, empezamos a platicar y meses después le pedí que fuera mi novia, para ese entonces ella ya me había hablado de su mejor amigo, pero joder que iba yo a pensar que ese mismo Ryan era i medio hermano, pero ya para ese entonces yo estaba perdidamente enamorado de Dayana.
—Así es, es ellos son amigos —digo poniendo los ojos en blancos
—Ryan es un buen chico, fue mi yerno por un tiempo, pero las cosas terminaron para él y mi hija.
No estoy interesado en saber la vida amorosa de mi medio hermano, así que cambio de tema
—Para que me hablabas — tajo la conversación.
—He pensado en retirarme un tiempo, quiero tomarme un tiempo para mí y estoy pensando en que mi hija tome mi lugar.
—¿Tu hija? —le pregunto, tenía la idea que era una chiquilla la que apenas tiene un año que termino la carrera.
—Si tiene veintitrés años, sé que pensaras que no tiene experiencia, pero no es así, es muy inteligente se graduó con honores, lástima que no la hayas podido conocer, pero tuvo que retirarse de la fiesta temprano
Recuerdo que Nicolás me dijo que me presentaría a su hija, pero nunca la vi y estaba tan feliz como para percatarme.
—No lo sé Nicolás, me gustaría conocerla primero, me gusta trabajar con un equipo con experiencia —digo porque es la verdad, sé que le debemos dar la oportunidad a los nuevos egresados, pero yo prefiero no batallar soy muy exigente conmigo y con el trabajo.
—Conócela, te propongo que trabajes con ella por un mes y ya después me dices, esperare tu respuesta para tomarme un tiempo sin trabajo.
Después de hablar de algunas cosas más cuelgo la llamada, Dayana está hablando por teléfono, está sonriendo, es tan hermosa un nudo se me forma en la garganta, me siento culpable por embargar en mi mente a esa chica con la que estuve hace algunos días, soy un estúpido por dejarme convencer de ir a ese bar y emborracharme hasta perder la razón, no sé cómo llegue a casa y mucho menos como fue que lleve compañía, no sé por qué recuerdo el aroma de su perfume ese que dejo antes de irse, no sé por qué está en mis sueños.
Dayana viene hacia a mí, intento borrar esos pensamientos de aquella misteriosa mujer.
—Tengo hambre cariño —Daya lleva sus manos a mi cintura, y yo la atraigo más a mí, para darle un íntimo beso.
—Te llevare a comer — digo cuando me separo de sus labios.
—Llévame a comer mariscos.
—Lo que mi princesa quiera — la tomo de la cintura para atraerla más cerca de mí.
—Tengo mucha hambre, me iré a cambiar— me da un beso en la mejilla y se va al baño.
La miro irse su bikini entalladito hace que mi amiguito se despierte
La semana de luna de miel terminaron, la pasamos bien y Dayana trae tres maletas más de todas las cosas que me hizo comprarle, no me pesa el dinero gastado porque para eso trabajo para darle todo lo que ella me pida, pero son demasiadas cosas.
El café me sabe a gloria por que llegamos de madrugada a nuestra nueva casa, aunque yo conservare mi departamento de soltero, no quiero venderlo, lo compre con tanto esfuerzo y trabajo.
—¡Buenos días! hermanito querido — volteo sorprendido de que Ryan está en mi casa y a esta hora, son las ocho de la mañana.
—¿Qué haces aquí? — le pregunto.
—Tranquilo a ti no vine a verte, vine a ver a Day — me contesta cínicamente.
No lo soporto, pero no soy nadie para prohibirle a mi esposa quien está en su vida y quien no, además ellos ya se conocían antes que yo llegara a su vida, pero no tolero verlo en ocasiones, y odie tener que verlo en mi boda, pero tuve opción tano Daya como mi padre me lo pidieron.