ETHAN
Llego al antro donde sé que estarán Jorge y Artemisa, por supuesto sé que no debería ir, y que no está bien, y el hecho de haberlo pensado me hace sentir muy mal, pero aun a si estoy aquí haciendo fila para entrar, este antro lo conozco no es la primera vez que vengo espero aun trabajen aquí los chicos que conozco y poder pasar más fácilmente.
Cuando llego con el guardia me doy cuenta que no le reconozco.
—Hola buenas noches — saludo con la mejor actitud
—¿Leonel Carroso aun trabaja aquí? — pregunto
—¿Quién lo busca? — el guardia me da una mirada significativa
—Lo conocí hace algunos años, somos amigos me llamo Ethan William — le contesto
—Espera un momento — el guardia le hace señas a un chico que esta más adentro
Estoy esperando, ya ha pasado unos minutos
—Leonel no se encuentra, pero ha ordenado que lo deje de pasar —el guardia me dice mientras levanta la cadena para dejarme pasar.
El lugar está lleno, camino despacio porque es difícil pasar con tanto chicos y chicas disfrutando de la noche.
Mi celular marca las nueve de la noche, llego a la zona vip, no sé lo que hago aquí, esto no está bien, estoy haciendo todo mal, no debí haber venido, debo alejarme de Artemisa me cofunde y hace que haga tonterías tanto sobrio como borracho.
Estoy por darme la vuelta para salir de este lugar, pero entonces la veo, está en la pista vip bailando con Jorge, debo irme antes que me mire, y estaba a punto de hacerlo, pero cara de Artemisa no me gusta para nada, esta incomoda, y Jorge la está abrazando.
—Buenas noches — digo, algo fuerte para que me escuchen
Tanto Jorge como Artemisa voltean a verme.
—Qué casualidad, no pensé encontrarlos aquí— musito
Artemisa se separa de Jorge y eso a él le molesto lo noto.
—Hola Ethan, artemisa me saluda — esta sorprendida de verme, pero también veo un destello de agradecimiento.
—Hola Ethan, sí que casualidad de que te encuentres aquí, un lugar muy exclusivo ¿Cómo entraste? —me interroga, su mirada me hace saber que no está feliz con mi presencia
—Ya he venido aquí en otras ocasiones y conozco a alguien —digo
—¿A quién? —me pregunta
—Tengo sed —Artemisa habla antes que yo pueda contestar.
—Te pediré algo — Jorge le dice rápidamente
Le hace señas aun camarero para que traiga más bebidas
—Sigamos bailando — Jorge mira a Artemisa, pero ella me está mirando a mí.
—Iré al baño con permiso —veo a Artemisa irse, no tengo dudas que le gusta enseñar sus piernas y sus caderas, ese vestido es provocador, los chicos a su alrededor la miran sin disimulo.
—Ethan — Jorge llama mi atención
—Artemisa me ha contado que hace poco te casaste
—Así es — contesto
—¿Y ella sabe que sientes algo por tu socia?
—¿Perdona?
—Es claro que estas casado y te gusta Artemisa — musita mirándome a la cara.
—Solo somos socios— le contesto fuerte y claro, pero no sé si fue para entenderlo yo o Jorge
—Vi como la mirabas Ethan, yo también la miro igual, Artemisa es hermosa a cualquier hombre vuelve loco, y por lo que veo tu eres un hombre comprometido a sí que te pediré que te marches y me dejes hacer lo que tú no puedes — me da una sonrisa cínica.
No le contesto nada, simplemente me alejo de él, tiene razón yo no tengo nada para Artemisa, solo estoy confundido por lo que paso ente nosotros, todo esto es a raíz de que no recuerdo que paso ese día y eso es lo que me atrae de ella.
Camino con la intención de ir a la salida del antro, dios está mucho más lleno de cuando entre y eso que no ha pasado ni diez minutos, intento abrirme paso para salir, Artemisa aparece en mi visión al parecer ella también intenta abrirse paso.
—¿Te vas? — me pregunta cuando llega junto a mí.
—Si me voy —le contesto
Su aroma me envuelve, ese perfume que me deja sin raciocinio
—Lo siento mucho, chica me he tropezado.
En mis brazos tengo a Artemisa, por eso su aroma era tan fuerte, una chica la ha empujado sin querer
—¿Estas bien?
—Lo estoy — ella me mira, con tacón esta de mi estatura
—Ethan…
Las personas hacen que no peguemos más o soy yo la que la he atraído a mi o tal vez fue ella, no lo sé, pero no hago nada para alejarla de mí, mis manos están en su cintura
—Esto no está bien — le susurro al oído
Pero Artemisa une nuestros labios, es un suave beso, pero a buena hora mi cuerpo decide no hacerme caso, no debería estar ahí no debería estar besando a Artemisa y mucho menos debería estar recorriendo su cintura con mis manos.
Quisiera decir que me aleje de ella, pero, al contrario, le permití tocarme que invadiera mi cuerpo con sus delicadas manos.
Sus besos saben a alcohol y a limón
—No —digo separándome de ella
—No, Artemisa esto no está bien, no debí dejarme llevar por lo que provocas en mí, no voy a volver a caer en tu provocación — musito sobresaltado por lo que acaba de pasar.
—¿Provocación? ¿perdona?
—Estoy casado y ya le fui infiel a mi esposa y no lo voy a repetir.
—Tu esposa por el amor de dios, no deberías preocuparte por tu esposa — se ríe
Porque se está riendo, esta situación es seria y grave
—¿Por qué te ríes? Artemisa—le pregunto confundido
—Porque me da risa que siempre digas que no quieres ser infiel a tu flamante esposa, cuando tú tienes más cuernos que un toro y eso es mucho decir — me grita.